Espectáculos

Angelita Velásquez y la salud mental entre artistas: "Sigue siendo tabú en el medio"

A través del drama y la comedia, Angelita Velásquez habla sobre su personaje, quien es parte de un grupo familiar desestructurado en la obra teatral "La omisión de la familia Coleman".

Angelita Velásquez y su opinión sobre las emociones en "La omisión de la familia Coleman". Foto: Timbre 4
Angelita Velásquez y su opinión sobre las emociones en "La omisión de la familia Coleman". Foto: Timbre 4

Con información de Cecilia Castillo

El público la ha definido como “conmovedora, cómica y perturbadora”. Y la crítica, en nuestro país, se ha rendido ante el talentoso elenco, en el que Angelita Velásquez destaca y provoca halagos. En "La omisión de la familia Coleman" (Teatro La Plaza, Larcomar), se pone en la piel de Memé, madre de cuatro hijos. Un personaje complejo, tierno y que uno termina reconociendo en alguien cercano o en uno mismo.

“La obra de Claudio Tolcachir tiene casi 20 años de temporada en Argentina con el elenco original y han recorrido el mundo con esta puesta. No la vi cuando llegaron a Lima, tampoco la he querido ver en video. No he tenido esa referencia para la construcción porque así lo quise”, nos dice la actriz, quien es esperada todas las noches afuera de la sala, donde es abrazada y felicitada por su rol.

"La omisión de la familia Coleman" nos presenta a “una familia como todas y a la vez como ninguna. Una familia desestructurada, viviendo al borde de sus relaciones y de sí mismos. Lazos que expiran en silencio en una casa que abraza y asfixia”, señalan.

 Angelita Velásquez detalla facetas de Memé, su personaje en "La omisión de la familia Coleman". Foto: Timbre 4

Angelita Velásquez detalla facetas de Memé, su personaje en "La omisión de la familia Coleman". Foto: Timbre 4

—Leí una crítica que definía la puesta con la frase: "El hogar como refugio tóxico".
Esa discusión la hemos tenido en los ensayos porque felizmente hemos tenido ensayos largos, desde septiembre de lunes a sábado, ha sido un lujo. La directora planteó esa necesidad al elenco y fue acertada porque se necesitaba un trabajo largo y surgió esto de si la familia estaba sobrevalorada porque las preguntas no solo van a venir para el público. 

Nosotros nos hemos hecho muchas preguntas y yo he llegado particularmente a la conclusión de que si tienes una relación que te es nociva, venga de quien venga, no estás obligada a mantenerla. Y no lo había pensado antes de esta obra, pero esta obra me hizo pensar en esto y me he librado de varias relaciones que solo la sostenía porque eran familia.

—¿Cuál fue el reto para dar vida a Memé?

Uno de los retos era saber qué es lo que tiene Memé. Ella tiene alguna discapacidad emocional, intelectual. El público se da cuenta, sabe que tiene algo diferente y como a La Plaza le interesa, además, tocar temas inclusivos, la diversidad y todo esto; era una responsabilidad también. Y, claro, todo con mucho respeto para poder abordar ese tipo de características. Entonces para ello nos han brindado asesoría psicológica, de familia, asesoría muy interesante y yo me quedé con características.

No voy a decir un diagnóstico específico, pero sí con características de los borderline y sobre ese tipo de conductas. He venido trabajando en la cuestión de la ruta del pensamiento del personaje. Hay una ruta, qué seguir, de cómo piensa este personaje, qué lo lleva a actuar de determinada manera.

 Angelita Velásquez cuenta lo más difícil de ser Memé en la obra. Foto: Timbre 4<br><br>

Angelita Velásquez cuenta lo más difícil de ser Memé en la obra. Foto: Timbre 4

Lo otro ha sido un trabajo muy estrecho con la directora, a quien veo como una investigadora, y ella durante toda la temporada va a todas las funciones y todos seguimos conversando de los personajes, buscando, encontrando y probando por otros pequeños caminos, búsquedas. Y eso a mí me resulta satisfactorio porque es el tipo de trabajo que me gusta y disfruto mucho con la directora, que es muy acuciosa y tiene un ojo muy agudo.

Ella me ha ido proponiendo un camino, hemos probado muchas formas de aportar a Memé y nos hemos quedado con esta que has visto, por esa ruta, pero se siguen descubriendo cosas.

"No creo en el arte del panfleto, el arte debe provocar"

—¿Cuál es tu percepción sobre el arte presente en esta obra?

La obra trata sobre las relaciones familiares. Sí, y el trabajo ha sido basado en ello porque de eso se trata la obra, de relaciones familiares y, en mi caso, qué relaciones sostiene la madre con los hijos y esta incapacidad para verse ella como madre, para verse como una persona adulta responsable de sus actos, de sus decisiones.

Es complejo porque yo tenía particular interés en no buscar la comedia, porque la comedia ya está en el texto, eso no hay que forzarlo, son hilarantes, desfachatadas. Ella vive en un mundo paralelo, como tanta gente, y me interesaba darle la humanidad de que ella viera que si era relegada, postergada, menospreciada, a la que no se le ha dado la confianza para crecer.

Entonces, ese otro lado es la humanidad que me interesaba explorar, como ella tiene esa búsqueda franca y sincera de que quiere salir de esa casa y hacer una vida bajo sus características y expectativas. La obra te permite explorar una cantidad de matices que sigo descubriendo en cada función.

 Angelita Velásquez habla sobre el poder del teatro. Foto: Timbre 4<br><br>

Angelita Velásquez habla sobre el poder del teatro. Foto: Timbre 4

El reto era darle esa humanidad, no buscar el personaje cómico, sino buscar qué la conmueve, la entristece, cuáles son sus anhelos, sus búsquedas, qué espera de los demás y de ella misma. Es una obra que más que dar mensajes, busca generar preguntas. Así es. Y yo pienso que el arte debe generar preguntas. Yo no creo en el arte de panfleto, de mensaje, porque eso es subestimar al público.

El público tiene sus propias lecturas y, en una obra como esta, en la que están descritas una serie de relaciones familiares y una serie de personajes familiares, es inevitable que tú te veas en alguno o que veas alguien cercano a ti o a tu propia familia. El arte, pienso, debe provocar. Es la duda, la pregunta, el dilema, el cuestionamiento a ti mismo, a tu entorno.

Creo que esta obra plantea estas cosas sin el menosprecio del público porque esa es una cosa que a mí me interesó muchísimo. Cuando la leí, era su crudeza, su desfachatez, que es muy argentino, no andan con vueltas, dicen las cosas directamente y eso me gusta. Aunque nosotros somos una sociedad diferente, de los diminutivos, del enmascarar cosas, pero esta obra te permite mostrar de frente esas relaciones que ante los demás queremos mostrar de otra forma, sobre todo ahora que la tecnología te permite mostrar una cara diferente a la que tienes.

—¿Cómo ha reaccionado el público ante Memé?

¡Uy, muy lindo! El otro día, una señora se me acercó tras la función y me dijo que estaba muy conmovida: "Tú no sabes lo que has hecho... es que yo soy Memé", dijo, estaba muy tocada. Y es que también he construido a Memé con base en las Memés que conozco y, cuando han ido a ver la obra, no se sienten Memés. Pero esta señora sí se sentía Memé.

"Tú has tocado algo que son las máscaras, uno vive con tantas máscaras y oculta tantas cosas", agregó ella.  Y yo vi ese dolor que quiero mostrar en la obra, que Memé se da cuenta de que es postergada, rechazada, la subestiman, pero sigue adelante. Lo vi en ella, en esa dama que estaba conmovida y yo me conmoví por ella, y esas son las cosas, no es por una cuestión de vanagloriarse, sino que es para ver que el arte tiene una repercusión importante en la vida de la gente en los que lo hacemos y lo apreciamos.

—¿Qué le respondiste?

Que todos usamos máscara. Me sonrió y nos tomamos una foto. También hubo un señor que me esperó hasta el final para decirme que él se había sentido emocionado de ver a alguien con vitiligo en el escenario. Para él era trascendental. Y eso es un punto para La Plaza porque ellos tienen esa búsqueda.

Por ejemplo, el actor que hace de Marito (Miguel Murray) es un actor del espectro autista y lo han escogido deliberadamente por eso. Y no es que tenga un autismo severo, está en la Facultad de Artes Escénicas del último año y es muy bueno, y es también una buena manera de no solo ser inclusivo, sino de crear esta representatividad en el escenario de lo que hay en la vida, en la sociedad, en el mundo.

 Angelita Velásquez contanta por su personaje en "La omisión de la familia Coleman". Foto: Timbre 4<br><br>

Angelita Velásquez contanta por su personaje en "La omisión de la familia Coleman". Foto: Timbre 4

Yo tengo vitiligo hace muchos años y me lo maquillaban, y yo también, pero de unos años a esta parte prefiero también que sea un acto de representatividad el no ocultarlo. Y, bueno, me encontré con varios, sobre todo en televisión porque es otro medio. Pero de pronto llegan estas oportunidades y yo a La Plaza les dije desde un comienzo: "Yo no lo voy a maquillar, yo quiero usarlo". Y ellos no tuvieron ningún reparo con eso y luego les comenté del comentario de ese señor para que ellos vean que sí hay un efecto, un efecto positivo. La obra, sin duda, toca la salud mental.

—¿Crees que desde el arte se está abordando cada vez más o solo son excepciones?

Creo que sigue siendo un tabú aún en el medio artístico. Y en este medio el problema de la depresión, de la ansiedad, abundan. Yo tengo un diagnóstico desde el año pasado de depresión que recién lo he atendido, pero debo haberlo tenido muchísimos años, conviviendo con eso y es que uno se acostumbra a convivir con ello pensando que es normal, pero no lo es.

Entonces, gracias a este diagnóstico, terapias, a esta búsqueda, puedo enfrentarme a mí misma de otra forma. Esta obra me cae en un momento muy interesante de mi vida, de poder verla de otra forma y creo que el tema de la salud mental no es todavía, no tiene la relevancia que debería tener.

 "La omisión de la familia Coleman" puede ser vista en el Teatro La Plaza, Larcomar. Foto: Teatrix<br><br>

"La omisión de la familia Coleman" puede ser vista en el Teatro La Plaza, Larcomar. Foto: Teatrix

Mira tu el caso de compañeros que han tenido crisis, que las han llevado a momentos trágicos, pero aun en el circuito de los compañeros sigue siendo un tabú, no se habla abiertamente. Y creo que era el momento importante para tocar el tema y decirlo. Es más, cuántos actores tienen el diagnóstico y no lo van a decir porque hay prejuicios de uno mismo, hay temor al rechazo, a la estigmatización, pero yo pienso que hay que hablarlo, hay que decirlo.

Si tú hablaras, si todos habláramos con más naturalidad, con menos juicio de lo que nos pasa a todos, podríamos avanzar. Y políticas de Gobierno, menos, no hay. Se podría ver desde los colegios, desde las universidades, pero no, siguen siendo temas que acá todavía no se hablan abiertamente y que se tocan con mucho pudor y temor.

Elenco: Miguel Alvarez, Geral Espinoza, Miguel Murray, Pilar Núñez, Stephany Orúe, Yolanda Rojas, Angelita Velásquez y Martín Velásquez. Teatro La Plaza. De jueves a martes.