Economía

Presencia laboral femenina retrocedió 15 años en Latinoamérica

Por COVID-19. Según la OIT, la contracción del empleo afectó más a las mujeres de la región. En nuestro país, solo la fuerza laboral masculina logró recuperar indicadores previos a la pandemia.

Se observa que han sido las mujeres jóvenes las que mayor contracción en la ocupación han experimentado en esta crisis, según la OIT. Foto: LR
Se observa que han sido las mujeres jóvenes las que mayor contracción en la ocupación han experimentado en esta crisis, según la OIT. Foto: LR

“En la pandemia, las mujeres trabajadoras sentían un mayor temor a los contagios. Muchas de ellas, además, eran responsables del hogar y tenían que ver también por los adultos mayores en la familia. Y si quedaban embarazadas, la empresa las veía como un trabajador menos”.

Así opina la empresaria Juana Galjuf Valles sobre las brechas laborales entre el hombre y la mujer en el país, al considerar también que la pandemia fue solo un factor adicional que encrudeció el panorama.

Para Helen Quiroz, una ingeniera metalúrgica independiente, otros de los lastres que afrontan las mujeres durante su reinsertación laboral obedece a factores previos a la pandemia, como la segregación, la falta de lactarios y el acoso entre compañeros del trabajo.

Amargo retroceso

Durante los primeros seis meses del 2020 se perdieron en Latinoamérica un total 43 millones de puestos de trabajo, logrando recuperarse 29 millones (70%) en el primer trimestre del 2021, y, de este grupo, el 77% de empleos reincorporados está ocupado por hombres y el 58% por mujeres, indicó Roxana Maurizio, economista laboral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que esta semana publicó el informe “Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe: una recuperación insuficiente y desigual”.

Dicho reporte revela que “hace más de 15 años que no se registraba una tasa tan baja de participación económica de las mujeres”.

Y es que esta situación está asociada a la mayor presencia femenina en sectores económicos fuertemente afectados por la crisis, en los que tenían una participación muy importante y una mayor tasa de informalidad”, resume.

¿Y cómo va Perú?

A junio de este año, la población peruana con empleo ascendió a 16.304.200 personas, superando a lo observado en el mismo mes del 2020, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Pero respecto a la población ocupada femenina, sigue contraída en -3,2% (-243.200 personas) respecto al 2019 (prepandemia), mientras que la masculina repuntó en 1,1% (99.400 personas).

Al respecto, la directora de Observatorio de Plataformas Perú, Alejandra Dinegro, detalló que en nuestro país el trabajo feminizado se concentra principalmente en la hotelería, restaurantes o servicios, los cuales no han podido reactivarse plenamente.

Además, advierte que la desigualdad es alentada sistemáticamente por algunas empresas privadas que segmentan la atención de su personal para actividades “de menor cualificación” solamente a mujeres.

“La persistencia de la brecha laboral por cuestión de género se está acentuando”, alerta.

“Y si analizamos las peculiaridades de nuestro mercado laboral, como la baja tasa de afiliación sindical, el dominio del subempleo y políticas no articuladas y dispersas, vemos que falta afrontar el problema de manera más integral, dándole facilidades a las mujeres para que concilien el trabajo con tareas del hogar”, subraya Dinegro.

Y si hablamos solo de empleo formal, este asciende a 7.315.100 personas a nivel nacional y sigue sin recuperar los índices previos al coronavirus (2.198.700 empleos perdidos); mientras que, en Lima metropolitana, durante el último trimestre móvil mayo-junio-julio, la población con empleo adecuado es de 2.421.700 personas: 1.649.100 hombres y 772.600 mujeres.

Llamado de atención

Con el avance de la vacunación, diversas empresas han iniciado el retorno laboral a la presencialidad. Al respecto, la empresaria Helen Quiróz hace hincapié en un retorno en el que las empresas deben estar listas para hacer un seguimiento a los casos de acoso previamente reportados a la pandemia, señala. Así como a poner en práctica políticas de igualdad de oportunidad y cierre de brechas laborales por género. Así como la implementación de lactarios y la consideración por el trabajo en el hogar.

La tara cultural tras la brecha de género

La falta de corresponsabilidad en los hogares para el cuidado de niños -y enfermos, ahora en pandemia- responde a una percepción cultural en la que se delegan labores domésticas a las mujeres, y si a ello se le suma que en los sectores donde más se desempeñan (servicios y comercio) no se permite el trabajo remoto porque exigen presencialidad, la recuperación tardará, alega Alejandra Osorio, líder de consultoría en capital humano de EY.

También reconoce que en algunas empresas “se piensa dos veces” antes de contratar a una fémina en edad reproductiva, creyendo que ello puede afectar la labor que se realiza.

Se observa que han sido las mujeres jóvenes las que mayor contracción en la ocupación han experimentado en esta crisis, según la OIT.

Reacciones

Helen Quiroz Zavaleta, ingeniera metalúrgica

“Es aún bastante la diferencia de proporción entre trabajadores hombres y mujeres. Las compañías deben darle seguimiento a su cultura empresarial previa durante el retorno a la presencialidad”.

Juana Galjuf Valles, empresaria

“La carga familiar hizo laboralmente más vulnerables a las mujeres durante la pandemia. Dar facilidades hoy para que se desenvuelvan sin descuidar a sus hijos fortalece su vínculo con la empresa”.

Presencia laboral femenina

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