Economía

Desempleo en jóvenes pobres sigue una tendencia al alza

Laboral. Además, una gran parte de los jóvenes que se encuentran laborando solo trabaja a tiempo parcial, advierte Hugo Ñopo, economista regional de la OIT.

Hulk smash
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El 2020 inicia con varios retos en el ámbito laboral, sobre todo tras lo sucedido en McDonald’s, donde dos jóvenes trabajadores de 18 años de edad fallecieron electrocutados por una máquina expendedora de gaseosas mientras realizaban sus labores en la madrugada.

Esto motivó a que el Ejecutivo aplique medidas para que se mejore la fiscalización en las empresas. Sin embargo, este hecho lamentable evidenció las condiciones en las que trabajan los jóvenes en el país y de las cuales debe ser prioridad para el Gobierno en este año.

“La precariedad de las condiciones laborales, especialmente de los jóvenes, ha sido objeto de discusión. Algo debe cambiar y hay que tomar acción. Pero para poder hacerlo apropiadamente es necesario tomar en cuenta lo que viene pasando: la empleabilidad de los jóvenes está entrando a un nuevo ciclo que aún no comprendemos del todo bien”, señaló Hugo Ñopo, economista regional para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

No obstante, la tasa de desempleo juvenil (entre 15 y 24 años de edad) es preocupante, ya que desde el 2015 la tendencia de este indicador está en alza, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

La tasa del desempleo en los jóvenes pobres es la que más llama la atención, ya que desde el 2013 se evidencia un aumento. Mientras que la tasa de desempleo de los jóvenes no pobres se ha mantenido estable desde el 2016 (ver infografía).

Migración y empleo

Se cree que el aumento de desempleo para este sector se originó a raíz de la inmigración venezolana, pero según el experto, este problema ya se había posicionado con anterioridad y es una constante que este sector padece desde hace años.

De igual modo, un factor que destaca es la disminución de salarios, una consecuencia de la baja calidad laboral que no solo envuelve a la población migrante venezolana sino también afecta a los jóvenes peruanos que proyectan ingresar al mercado laboral.

"La mayoría de los migrantes son jóvenes, potenciales desplazadores de los jóvenes locales en el empleo. Se estima que el flujo de nuevos trabajadores alcanza cerca de 7% de la PEA peruana. Si la economía no hubiera generado empleo y todos los migrantes se hubieran insertado al mercado de trabajo, el desempleo hubiera podido subir hasta siete puntos porcentuales", comentó Ñopo.

En ese sentido, el especialista destacó que se ha generado empleo, pero se cuestiona la calidad de la misma ya que los trabajadores migrantes están dispuestos a trabajar por menores salarios. “Una de las críticas más comunes al flujo migratorio es que este ha desplazado laboralmente a los trabajadores locales. Dentro de esta argumentación se afirma que los trabajadores migrantes están dispuestos a trabajar por menores salarios. Esto ha debido llevar a una reducción de los salarios en la parta más baja de la distribución”, acotó.

Salarios

Según el economista, 6 de cada 10 jóvenes reciben salarios menores a la Remuneración Mínima Vital (S/ 930), debido a que los jóvenes trabajan a tiempo parcial en mayor medida que los adultos. En esa línea, según el INEI, un 77,1% de la PEA ocupada juvenil independiente ganaba menos del salario mínimo en el 2015 y luego de tres años esta cifra escaló a 80,5%.

“Su repunte es preocupante, tanto por su elevado nivel como por su tendencia al alza. Esto se verá reflejado en la serie de la tasa de pobreza”, concluyó Ñopo.

Informalidad, ausencia y vulnerabilidad

Según un estudio del INEI, entre el 2007 y 2018, el 78,8% de los jóvenes ocupados de 14 a 29 años laboran en empleos informales, solo el 21,2% cuenta con empleos formales.

Según dicha investigación, la participación de la fuerza laboral juvenil ha disminuido considerablemente en los últimos 11 años, pasando de 65,0% en el 2007 a 59,1% en el 2018, una disminución de 5,9 puntos porcentuales.

Por sexo, la tasa de actividad masculina y femenina registrada en el 2018 fue de 65,4% y 52,4%, respectivamente, menor en 6,8% en hombres y 5,2% en mujeres a lo obtenido en el 2007 (72,2% en hombres y 57,6% en mujeres).

Desempleo juvenil

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