Domingo

El fentanilo toca las puertas de la frontera

La llamada “droga zombie” ya es una realidad en Ecuador y, sobre todo, Colombia, donde se han incautado más de 1.200 ampollas en el mercado negro en lo que va del año. ¿Qué tan cerca estamos de que se comience a consumir ilegalmente en Perú?

Los EEUU vive una epidemia de fentanilo, con barrios tomados por los adictos. Foto: Archivo/La República
Los EEUU vive una epidemia de fentanilo, con barrios tomados por los adictos. Foto: Archivo/La República

El fentanilo, la droga que convierte a sus consumidores en criaturas adormecidas y rígidas, como zombies, ya está presente en las calles de Ecuador y Colombia.

El pasado 26 de agosto, las autoridades de una clínica de la ciudad de Medellín, en Colombia, confirmaron los dos primeros casos de intoxicación con esta sustancia en ese país.

Al parecer, la primera víctima la había consumido sin saberlo, mezclada con la droga llamada Tusi (una mezcla de ketamina con MDMA). La segunda sí se la inoculó de manera consciente.

Según el director de Antinarcóticos de la policía colombiana, hasta la semana pasada había 146 casos documentados de intoxicaciones asociadas al consumo de fentanilo.

El tráfico de esta sustancia está a la orden del día. El jueves 14, la Policía incautó 280 ampollas que estaban siendo transportadas en un vehículo que las había llevado a Medellín desde Barranquilla. Ese mismo día, otro operativo, en Cali, allanó dos inmuebles donde una organización criminal pretendía mezclar fentanilo con ketamina y Tusi.

El miedo a que, a la larga, los barrios de Colombia repliquen los paisajes apocalípticos de Filadelfia, donde ejércitos de hombres y mujeres deambulan con el cuerpo entumecido en busca de la próxima dosis, obligó al presidente Gustavo Petro a tomar medidas.

El viernes 15, Petro anunció que todos los lugares de celebración de fiestas y reuniones sociales en ese país contarán con puestos médicos encargados de detectar la presencia de fentanilo entre los asistentes.

El lunes, la Policía ecuatoriana decomisó ampollas de fentanilo en Guayaquil. Foto: Archivo/La República

El lunes, la Policía ecuatoriana decomisó ampollas de fentanilo en Guayaquil. Foto: Archivo/La República

Hace unos días, la Policía colombiana ofreció un balance de su batalla contra la llamada “droga zombie”: el 2022 incautó 1.439 ampollas en todo el país. En lo que va del 2023 ya ha incautado 1.281 ampollas.

En Ecuador, las noticias sobre el fentanilo también han comenzado a preocupar a la sociedad. Sobre todo después de que el lunes 18 de setiembre las autoridades allanaran una bodega en la Bahía de Guayaquil, un popular centro de comercio de esa ciudad, y encontraran siete ampollas de fentanilo junto a otros fármacos que se vendían sin receta en el mercado negro, como el diazepam y el alprazolam

Por si fuera poco, la alcaldía de Guayaquil alertó hace unos días que se han detectado casos de pacientes adictos con síntomas asociados al uso del fentanilo. El director de Salud anunció que van a comprar kits para detectar la presencia de esta droga entre los consumidores de esa ciudad.

En ambos países fronterizos con Perú, la preocupación es seria. Y lo es más desde que, el último martes, el Jefe Antinarcóticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos confirmó oficialmente que Ecuador y Colombia participan de la cadena de suministro del fentanilo a territorio norteamericano.

Pero ¿qué hay de nuestro país?

Eventualmente llegará

El fentanilo es un opioide sintético de muy alto poder adictivo, entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Su presentación farmacéutica es usada para reducir el dolor crónico, en casos de dolor agudo severo en pacientes con cáncer y en dolor posoperatorio.

Milton Rojas, psicólogo y encargado del Servicio de Escucha de Cedro, dice que su abuso es altamente riesgoso debido a su gran potencia y capacidad para deprimir el sistema respiratorio, lo que puede inducir a una sobredosis fatal.

Según el especialista, el consumo de fentanilo y, en general, de opioides sintéticos es muy reducido en Perú, sobre todo en comparación con otras drogas ilegales como la marihuana y la cocaína. Encuestas y estudios realizados por instituciones como Devida (2017) y CICAD (2021) señalan lo mismo.

Hace una semana incautaron un lote de 280 ampollas en Medellín, Colombia. Foto: Archivo/La República

Hace una semana incautaron un lote de 280 ampollas en Medellín, Colombia. Foto: Archivo/La República

¿Por qué? Rojas tiene dos hipótesis. La primera es que la oferta de drogas cocaínicas en nuestro país (principalmente, clorhidrato de cocaína y PBC) es tan grande que ha desalentado la búsqueda de opioides entre los consumidores. La segunda, que los peruanos somos reticentes al uso de agujas.

Sin embargo, agrega, en los últimos años, con la rutina de las vacunas contra el Covid-19, eso podría estar cambiando.

–Sería un error pensar que [el fentanilo ilegal] no va a llegar al Perú –dice–. No hay reportes formales de pacientes que estén acudiendo a centros de tratamiento por fentanilo, pero no sería una sorpresa que en algún momento aparezcan.

Lo preocupante, agrega, es que, si bien nuestros profesionales sanitarios tienen experiencia tratando el consumo de drogas como la cocaína, la marihuana y la pasta, tienen muy poca atendiendo a consumidores de sustancias opioides. Por eso, dice, es importante comenzar a capacitarlos para que, de llegar el momento, estén preparados.

Robo en hospitales

Los expertos señalan que el fentanilo que se consume en las calles de Estados Unidos, Canadá y México es el fentanilo ilegal o artesanal, producido en laboratorios clandestinos, principalmente por órdenes de carteles mexicanos.

Sin embargo, lo que está sucediendo en estos días en Colombia indica que, incluso, el fentanilo farmacéutico, que se utiliza en hospitales y clínicas para tratar el dolor, está yendo a parar al mercado negro de drogas.

Hace poco, las autoridades colombianas informaron que hay 86 denuncias de robo de fentanilo en hospitales y clínicas de ese país.

En el Perú, el fentanilo es parte de la lista de estupefacientes y psicotrópicos sujetos a fiscalización sanitaria. Su producción, importación y comercialización es autorizada y fiscalizada por Digemid y por Devida. Los médicos que prescriben fentanilo, y otras drogas como la morfina y el opio, están registrados en una base de datos y usan recetas especiales que tienen una vigencia máxima tres días. En teoría, nadie puede recetar fentanilo ni venderlo sin el visto bueno de las autoridades.

Médicos peruanos usaron fentanilo para tratar pacientes con coronavirus en UCI. Foto: Archivo/La República

Médicos peruanos usaron fentanilo para tratar pacientes con coronavirus en UCI. Foto: Archivo/La República

Sin embargo, esta sustancia se puede conseguir de forma ilegal en algunas farmacias de Lima, como ha quedado en evidencia tras varios operativos dirigidos por la Policía y por la propia Digemid.

Según un informe de la Junta Internacional de Estupefacientes ( JIFE), de marzo de este año, la venta y consumo de derivados opioides, como el fentanilo, se ha incrementado masivamente en los países de América del Sur a raíz de la pandemia.

Ante los problemas de fabricación y abastecimiento de medicamentos contra el dolor, los médicos echaron mano de los opioides. Incluso, los usaron para tratar los síntomas del Covid-19. Por ejemplo, en enero de 2021, un grupo de familiares de pacientes con coronavirus hizo noticia en Piura porque en la UCI del Estadio Campeones del 36 había desabastecimiento de fentanilo y ellos tenían que comprarlo en las farmacias a un precio de entre 20 y 50 soles cada ampolla.

–En el Perú, el consumo de opioides en el ámbito médico siempre ha estado bien controlado –dice Miton Rojas–. Sin embargo, no se puede descartar que pueda haber filtraciones al mercado negro. Las autoridades deben tener más cuidado para evitar que esto suceda.

¿Qué están haciendo las autoridades para controlar el aumento de la venta y consumo de fentanilo en el país? Quisimos preguntárselo a la Digemid, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.