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Domingo

El sueño postergado

¿Por qué el Perú es uno de los pocos países latinoamericanos que no permiten el matrimonio igualitario? Incluso Cuba, donde rige una dictadura, lo acaba de aprobar. ¿Lo hará este Congreso? ¿Cuánto tiempo más habrá que esperar?

El sueño postergado. Foto: La República.
El sueño postergado. Foto: La República.

En el año 1993, cuando en el Perú se redactaba la nueva Constitución fujimorista, un congresista de izquierda llamado Julio Castro Gómez planteó que las parejas del mismo sexo pudieran ser reconocidas legalmente. Su idea les pareció una locura a muchos de sus colegas y fue descartada de inmediato.

Casi 30 años después, mientras que en el resto del mundo se han dado leyes que permiten a gays y lesbianas unirse en matrimonio, en el Perú las cosas siguen exactamente igual, como si hubiéramos vivido aislados todo este tiempo, ajenos al avance en el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI, entre ellos el derecho de casarse y tener una familia.

Las recientes noticias llegadas desde Cuba, donde se acaba de aprobar, vía referéndum, el matrimonio igualitario, nos lo han recordado.

Somos uno de los pocos países de Latinoamérica que no ha autorizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ni siquiera la unión civil, como Bolivia. En Sudamérica, estamos a la par que Venezuela y Paraguay.

¿Cuál es la explicación? ¿Somos una sociedad más conservadora que la colombiana o la chilena? ¿O es que el tema no nos importa?

La comunidad LGBTI solo quiere tener los mismos derechos que las personas heterosexuales. Foto: AFP.

La comunidad LGBTI solo quiere tener los mismos derechos que las personas heterosexuales. Foto: AFP.

Los dos caminos

Puede resultar una sorpresa, pero en nuestro país se ha intentado legislar sobre el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo al menos 17 veces, de acuerdo a los datos recogidos por el excongresista Alberto de Belaunde.

Para quienes no lo sepan –o lo hayan olvidado– también puede ser sorpresivo saber que el primer proyecto de ley de unión civil lo presentó una fujimorista, Martha Moyano, en el 2003. Y que el segundo proyecto de unión civil lo presentó un aprista, José Vargas, en el 2010.

El congresista que más empujó este tema a lo largo de los años fue Carlos Bruce. Primero, con proyectos que pretendían regular el patrimonio compartido de las parejas homosexuales y, luego, con iniciativas de unión civil, la última de ellas en coautoría con De Belaunde.

El primer proyecto de ley de matrimonio igualitario lo presentaron Indira Huilca y Marisa Glave, del Frente Amplio, en febrero de 2017.

Todos estos proyectos fueron irremediablemente archivados, la mayoría de ellos sin siquiera ser debatidos. Como recuerda Alberto De Belaunde, en cada ocasión las fuerzas conservadoras presentes en el Congreso pugnaron por cerrarles el paso. Y tuvieron éxito.

En el Parlamento actual, hay dos iniciativas en comisión. Una, que pretende matrimonio igualitario, presentada por Susel Paredes. Y otra que propone unión civil, promovida por Alejandro Cavero, del derechista Avanza País.

¿Cuáles son las diferencias entre una y otra?

–Mi proyecto busca que las personas LGBTI tengamos acceso a la institución del matrimonio– dice Susel Paredes. –La unión civil no considera a los hijos, no considera a la familia. Si mi proyecto fuese aprobado y dos chicas se casan, el hijo que nace dentro de ese matrimonio es de las dos. Y si una de ellas tiene un hijo de una relación anterior, la otra lo puede adoptar.

Actualmente hay dos proyectos sobre la materia en el Congreso: uno de unión civil y otro de matrimonio igualitario. Foto: La República.

Actualmente hay dos proyectos sobre la materia en el Congreso: uno de unión civil y otro de matrimonio igualitario. Foto: La República.

La legisladora es consciente de que es muy difícil que su iniciativa sea aprobada en este Parlamento, de mayoría conservadora, pero dice que igual es importante haberla presentado porque permite debatir el tema.

–Hay batallas que no se libran solo para ganar. Hay batallas que se libran para avanzar. Esta batalla es para avanzar– dice.

Alberto de Belaunde, que en el pasado empujó con Bruce una iniciativa sobre unión civil, dice que si él fuera congresista hoy presentaría un proyecto de matrimonio igualitario.

Sin embargo, señala que, reconociendo que hay un escenario difícil para las dos iniciativas, la del congresista Cavero tiene más chances de ser apoyada por el resto de legisladores.

–Yo podría cerrarme y decir “matrimonio igualitario y punto” porque estoy en una posición de privilegio en la que la falta de regulación no me está afectando, porque yo me casé en el extranjero, en mi trabajo todos reconocen a mi esposo y si caigo enfermo me atenderé en un servicio de salud en el que le darán el trato de familiar. Pero soy consciente de que en el Perú muchas parejas no tienen ese privilegio. Y hay casos dramáticos en los que uno de ellos fallece y el otro queda en la indefensión. Lo justo y hacia donde se debe apuntar es el matrimonio igualitario, pero si en el camino se puede lograr una figura intermedia, que proteja hoy, no mañana, a las parejas, tomémosla.

Un país conservador

¿Por qué el Perú se ha quedado tan atrás en el reconocimiento del matrimonio igualitario, en comparación con el resto de Latinoamérica?

Susel Paredes cree que la razón principal es que las instituciones que tienen el poder de legislar sobre este tema son en su mayoría conservadoras, y eso se explica en gran medida por qué somos una sociedad conservadora.

De Belaunde lo atribuye a dos causas. Por un lado, a que somos un país donde existe mucha discriminación hacia el que es distinto (lo cual explica no solo la homofobia sino también el racismo, el clasismo y la xenofobia).

Por el otro, dice, tenemos un serio problema de institucionalidad que hace que los partidos sean en realidad movimientos electorales a los que, por su existencia coyuntural y su obsesión por conseguir votos de donde sea, no les interesa conectar con la agenda de los movimientos ciudadanos. Y que hace que los organismos jurisdiccionales, como el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, que también podrían legislar sobre este tema, no lo hagan porque están influenciados por los intereses políticos.

A pesar de todo, es optimista.

–No sé bien cuál va a ser el camino, no sé si habrá retrocesos o avances, pero sí creo que esto va a pasar en los próximos cinco años.

Susel Paredes no señala un plazo, pero también dice que es inevitable. Sea por legislación o por la vía jurisdiccional: ella va a llevar su caso –su pedido de que el Perú reconozca legalmente su matrimonio en los EE.UU.– a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y confía en que, dada la jurisprudencia existente, el fallo será a su favor, con lo cual se ordenará al Estado peruano a que modifique la ley.

–El Estado tendrá que pedirnos perdón por habernos discriminado durante décadas.