El artista de Bellas Artes actualmente exhibe la muestra “Involución” en la galería del Parque de la Amistad, Surco. Ofrece una visión sobre Lima en deterioro.,Sherman Meléndez y la Lima que se va,Sherman Meléndez y la Lima que se va,Para Sherman Meléndez, Lima no se va. En todo caso, no de be irse, como así ya lo anunciaba a mediados del siglo pasado el escritor tarmeño José Gálvez con su libro 'Una Lima que se va,' en el que trataba de evidenciar cómo la modernidad le empezó a cambiar el rostro a la capital de nuestro país. Para el artista, egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, la Lima antigua -que es nuestro patrimonio por muchas razones- no debe irse por culpa de los incendios, la incuria y la obra de malos alcaldes. Sherman Meléndez ha dedicado su arte a impedir que eso ocurra, pues en cada muestra suya no solo expone la belleza de la arquitectura antigua que persiste, como balcones, frontis, zaguanes, plazuelas y patios interiores, sino también cómo la vamos destruyendo, desde la mala planificación como espacio vivible hasta los desórdenes y caos urbanos que bien vale recordar otro libro que pintó a nuestra ciudad de cuerpo entero: Lima la horrible, de Sebastián Salazar Bondy. PUEDES VER ¨Wako World 3 Psychedelia¨, una muestra artística que nos transporta a un mundo paralelo Sherman Meléndez esta vez exhibe la muestra “Involución” en la galería Augusto B. Leguía, en el Parque de la Amistad, Santiago de Surco, en la que insiste en su visión de Lima, sobre todo de la Lima que aún queda. Lima desde adentro Cuando estudiaba, para Sherman Meléndez lo más cómodo era tener un taller cerca de la escuela. Sin más, buscó un lugar a pocas a cuadras. Era una casona, con portón y paredes altas, con zaguanes y balcones interiores. Quedaba el vestigio de que alguna vez había sido bella, pero ahora, por los años, estaba en ruinas y con el peligro de venirse abajo, como que se vino pocos días después de que el artista se trasladó a otra casa antigua, cerca a la plaza San Martín, en donde ahora también ha instalado su taller. “Digo involución porque nosotros estamos sujetos a la naturaleza, no tanto a imponernos a ella sin tomarla en cuenta”, sostiene Meléndez, quien considera que la ciudad es un ser vivo, con todos sus ciclos. “Tenemos una vocación de autodestruirnos. Cuando destruimos, paradójicamente, estamos ante un final y ante un principio. Por eso, cuando pinto estas casonas, balcones y escaleras, pinto aquello que seguro ya no va a existir, pero que dará lugar a la creación de algo nuevo”, afirma el pintor. PUEDES VER Peggy Pareja Portilla: “el artista está apto para transformar estéticamente el mundo” Escaleras que no conducen a ningún lugar, porque están ruinosas y no sirven para subir o bajar. Azoteas que parecen ser grandes almacenes de desechos y olvido, interiores que son evidencias de que el mundo se vino abajo y que solo quedan astillas de madera y tierra muerta. Por supuesto que la mirada de Meléndez no es de un paisajista y menos de un turista inocente. Conoce el corazón de Lima, el deterioro por dentro, las úlceras de la ciudad. Por eso, a la imagen de ciudad antigua, su pintura también opone una visión crítica desde el presente: un espacio urbano caótico, sobre todo por un tránsito que confirma la destrucción de la ciudad. Sherman Meléndez ejecuta sus pinturas a fuerza de espátula y lo hace en mediano y gran formato. “Cuando uno pinta con espátula, el color es más fresco, más sincero. No se repasa mucho. Te da muchas cosas que con el pincel no se logra”, explica. PUEDES VER Vórtice - Paisajes Desordenados: exposición de arte se presentará en Miraflores Alguna vez dijimos que Sherman Meléndez pinta como quien taja el lienzo, da cortes enérgicos, fuertes. Hiere la tela hacia arriba, hacia abajo, en forma horizontal. Su impresionismo prefiere imponer los colores cálidos. Su espátula ha recogido la precariedad de nuestra ciudad.