Aitana Sánchez-Gijón: “Ciertas películas españolas de los ochentas y noventas hoy serían juzgadas muy duramente”
Entrevista. Aitana Sánchez-Gijón, una de las grandes actrices del cine español, se encuentra en Lima por primera vez para filmar “La costurera” junto a Mayella Lloclla, bajo la dirección de Daniel Rodríguez Risco.
Por: Sandro Mairata
Aitana Sánchez-Gijón ha tenido su primer acercamiento a la escena cultural limeña viendo la obra teatral El monstruo de Armendáriz. Es también su primera vez en el Perú, una deuda personal que recién salda por la filmación de La costurera, una película con toques fantásticos que su coprotagonista Mayella Lloclla define como “similar a algo de Tim Burton, algo que no se ha hecho antes en el Perú”. La cinta la dirige Daniel Rodríguez Risco.
Una de las grandes actrices españolas, Sánchez-Gijón, es parte de una generación dorada de actores integrada por Penélope Cruz, Antonio Banderas y Javier Bardem. De entre su extensa carrera de cine, teatro y televisión podemos elegir películas como Un paseo en las nubes (1995) con Keanu Reeves; La camarera del Titanic (1997) de Bigas Luna; Bajarse al moro (1988) junto a Banderas y la desaparecida Verónica Forqué, o más recientemente, Madres paralelas (2021) de Almodóvar.
—¿Qué te demoró venir al Perú?
—Es que no he parado de trabajar todos estos años; he tenido hijos, familia. En fin, era un sueño; nunca he tenido el tiempo para hacerme un viaje de placer, para conocer el país en condiciones. Y es la primera vez que me ofrecen venir a trabajar a Perú.
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—Y, sin embargo, montaste varias obras de teatro con Mario Vargas Llosa allá en España.
—Fueron cuatro, y contando La Chunga, cinco.
Madres Paralelas, película donde actuó la actriz española. Foto: Sony Pictures
—¿Hay más planes de teatro con Vargas Llosa?
—No, no. Yo creo que Mario ese capítulo ya lo cerró. Lo recuerdo como una de las experiencias más ricas y más apasionantes de mi vida, tanto a nivel teatral, literario, como de amistad, porque fueron casi diez años. Fue él quien me dijo: “Tienes que venir a Perú, eres bienvenida siempre que quieras”.
—¿De qué se trata tu personaje en La costurera?
—Pues “Irene Dancourt” es la esposa del general Dancourt, es una mujer que cuando la conocemos en la historia lleva unas semanas haciendo campaña para convertirse en presidenta de la Asociación de Esposas de Militares. Es como su gran ambición en la vida. Es una mujer muy ambiciosa, ha sido siempre la mujer de militar, hija de militar, nieta de militar. En realidad, la protagonista es Mayella Lloclla y yo soy un poco la villana de esta historia, la antagonista.
—¿Qué te motivó a aceptar este rol?
—Bueno, me gustó mucho que es una historia que está contada como una fábula, que todo el universo estético de esta historia me viene a la mente Amélie, o me viene Alicia en el país de las maravillas. Incluso la película no ocurre ni siquiera en Perú; o sea, podría ser Perú, como podría ser cualquier otro país de Latinoamérica. Trata de una situación que ha ocurrido toda la vida aquí en Latinoamérica, desde luego, en mi país también: de la diferencia de las clases sociales, eso, del mundo de las prebendas, de la escalada del estamento militar, cómo mandan los poderosos siempre, que son los que menos se juegan la piel y mandan a la gente más humilde.
—¿Ya conocías el trabajo de Mayella Lloclla? Entiendo que al momento de esta entrevista, aún no se conocen en persona.
—Es cierto, aún no nos vemos, la voy a conocer hoy (lunes). He visto que es una mujer muy prolífica, pero ella además canta y se dedica mucho a la música y esa parte yo no, no he sido dotada para eso.
La película Madres paralelas es protagonizada por Penélope Cruz y Milena Smith. Foto: Sony Pictures
—En los ochentas y noventas, el cine español nos irradiaba anarquía, mucho erotismo, mucha transgresión y desparpajo. ¿Esas películas se podrían hacer ahora?
—Pues probablemente ahora ciertas películas serían juzgadas muy duramente. Creo que sí, que fue un momento como de libertad; veníamos de una dictadura férrea y atroz, que desembocó en un cine muy de evasión, muy de destape, con un erotismo muy burdo. En los años setentas, ya a finales del franquismo, hubo un cine un poco de aluvión, como de una necesidad de liberarse, y luego, a partir de los ochentas con Pedro Almodóvar y tantos otros directores, esa libertad se transformó en un cine mucho más interesante.
—Tú misma perteneces a una generación –para mí– dorada del cine español, tus pares de generación son Antonio Banderas, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar…
— Bueno, con Almodóvar recién trabajé hace 2 años.
—Pero digamos, digamos surgieron los nombres en esa época.
—Sí, también Javier Bardem.
—¿Cómo recuerdas esos años ochentas, noventas?
—Pues apasionante, se hacían muchísimas películas. Yo hacía muchísimas películas al año y tuve la suerte de trabajar pues con Fernando Fernán Gómez, Bigas Luna, Vicente Aranda, Pilar Miró, Fernando Colomo, Manuel Gómez Pereira, luego con Alfonso Arau. Quiero decir que tuve también la posibilidad de trabajar duera de España con directores de otros países.
—Una de las películas de esa época es Bajarse al moro, de 1988, con un jovencísimo Antonio Banderas y también la desaparcida Verónica Forqué. Ella se quitó la vida a fines del año pasado. ¿Qué recuerdos de ella, qué palabras tienes sobre eso?
—Pues que Verónica era un ser de luz; o sea, yo cuando la conocí y trabajé con ella en Bajarse al moro conocí a esa Verónica que tenía sus ojos azules, que eran puro amor. Esa sonrisa… era una mujer que irradiaba bondad y alegría de vivir. Entonces jamás, jamás imaginé que podría acabar de esa forma, con esa tristeza y ese pesar de vivir tan tremendo. O sea, me lo dices de otra persona y te digo, “pues mira, podría ser”. Pero de Verónica era impensable. Nos quedamos todos. Muy impactados.
—También fuiste presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. ¿Cuál es tu valoración actual del cine español? ¿En qué etapa están ustedes?
—Bueno, adaptándonos a lo que significa el mundo del audiovisual hoy día. Que no es solamente el cine, que ahora son también las series. Que afortunadamente han irrumpido con mucha fuerza, están proporcionando muchísimo trabajo a mucha gente de mi gremio, no solo a actores, también a técnicos. O sea, hay una reactivación importante de de la actividad audiovisual cinematográficamente, aunque, claro, el descenso del público en las salas ya lleva hace muchos años cayendo en picado. La pandemia ha sido letal, porque la gente se ha acostumbrado a consumir en sus casas y la asistencia a las salas es muy minoritaria. Y, sin embargo, hoy se está viviendo una eclosión cinematográfica en España, de una calidad asombrosa, están están surgiendo muchas directoras talentosísimas, cuyas películas, incluso primeras películas, están teniendo una repercusión incluso con premios internacionales.
—Carla Simón con Alcarrás.
—Así es, o es Cinco lobitos, he cada año hay 3 o cuatro películas dirigidas por mujeres asombrosas. Realmente, o sea que por fin se está sumando este talento, para el que no había cabida antes. Y las mujeres o las jóvenes que empiezan a estudiar cine empiezan a tener referentes, empiezan a ver que es posible también para ellas, que ya tienen referentes.
—¿Qué cine consumes, qué estás viendo?
—Sigo yendo al cine, pero voy más al teatro. Ayer estuve en el teatro, por cierto, aquí. O sea yo voy a un sitio y necesito ir al teatro. Fui a ver El monstruo de ser Armendáriz. Muy impactante. No conocía la historia y la verdad es que es un texto muy potente, una puesta en escena muy sencilla pero muy eficaz. Y con intrpretaciones estupendas.
—¿Pero qué películas recientes has visto que te gusten?
—Pues por ejemplo, he visto The Quiet Girl. Close. Y películas españolas: As bestas es una locura. Cinco lobitos, Alcarrás muchísimas, vi una película chilena que me impactó muchísimo, Chile 1976.
—¿Has visto al cine peruano? ¿Conoces algo?
—He visto hace tiempo que no. Pero con Pancho Lombardi, por supuesto, fuimos jurados juntos en un Festival de Valladolid hace muchísimos años. Conozco de Claudia Llosa, pero poco más. Sí me siento como un poco en falta en eso. En realidad, es también la oportunidad de recomendarte películas buenísimas.
—Hay una película peruana que se llama Willaq Pirqa, hablada en quechua, otra llamada Mataindios, una más llamada Wiñaypacha, hablada en aymara. Son muy buenas y recientes.
- Pues si me las apuntas luego y me intento conseguirlas de alguna manera.