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Ciencia

La Gran Mancha Roja de Júpiter es más grande que la Tierra y más joven de lo que astrónomos pensaban

Descubrimientos recientes replantean la antigüedad de la característica más resaltante de Júpiter. Se cree que podría ser más joven que muchas tecnologías modernas.

La Gran Mancha Roja de Júpiter se encuentra en el hemisferio sur del planeta. Foto: composición LR/NASA
La Gran Mancha Roja de Júpiter se encuentra en el hemisferio sur del planeta. Foto: composición LR/NASA

Así como Saturno es famoso por sus anillos, Júpiter puede ser conocido por poseer una enorme mancha de tonalidades rojizas. Recientemente, un estudio publicado en la revista científica Geophysical Research Letters ha presentado nuevos hallazgos que replantean lo que se conocía de la 'Gran Mancha Roja'.

A lo largo de la historia, la capacidad de observar y entender las complejidades de Júpiter ha evolucionado. Desde los primeros telescopios de Galileo, que descubrieron sus lunas, hasta los avances tecnológicos que han permitido a astrónomos modernos estudiar sus características más sutiles. La Gran Mancha Roja, en particular, ha sido objeto de observación continua, aunque con una comprensión que ha cambiado radicalmente.

¿Qué es la Gran Mancha Roja de Júpiter?

La Gran Mancha Roja de Júpiter es una vasta tormenta anticiclónica situada en el hemisferio sur del planeta, según la NASA. Su diámetro mide aproximadamente 1,3 veces el tamaño de la Tierra.

Las tormentas en Júpiter pueden durar mucho más que las de la Tierra debido a la ausencia de una superficie sólida que disipe la energía de los vórtices. Sin embargo, la Gran Mancha Roja es excepcional incluso en este contexto. Los científicos han observado cambios en su tamaño y forma a lo largo de los años, pero la mancha sigue siendo una característica aparentemente constante en el planeta.

Se estima que la mancha roja de Júpiter es más grande que la Tierra. Foto: NASA

Se estima que la mancha roja de Júpiter es más grande que la Tierra. Foto: NASA

Los estudios sobre este impresionante fenómeno buscan, también, entender su impacto en la dinámica meteorológica de Júpiter. La Gran Mancha Roja, con vientos que superan los 400 km/h, juega un papel crucial en el movimiento de las bandas atmosféricas del quinto planeta del sistema solar.

Tradicionalmente, los astrónomos han creído que esta tormenta existe desde poco después de la invención del telescopio en el siglo XVII. Sin embargo, nuevas investigaciones ponen en duda esta historia.

El misterio de su antigüedad

Contrario a la creencia de que la Gran Mancha Roja es una tormenta milenaria, el equipo, liderado por el investigador Sánchez-Lavega de la Universidad de País Vasco, descubrió que probablemente se formó alrededor de 1831.

El análisis se basa en la revisión de observaciones históricas y registros astronómicos que no encontraron evidencia de la mancha entre 1713 y 1831, lo que sugiere que la tormenta observada en el siglo XVII no era la misma que la actual.

Durante los años sin manchas visibles en Júpiter, astrónomos como Charles Messier y William Herschel, utilizando telescopios más avanzados, no reportaron ninguna característica en las latitudes donde se ubica la Gran Mancha Roja. Este período de "impecabilidad" en Júpiter apoya la idea de que la tormenta actual se formó en una época posterior. Además, el estudio sugiere que la formación de la Gran Mancha Roja podría deberse a una perturbación en el flujo de chorros zonales, en lugar de la fusión de múltiples vórtices más pequeños.

¿Cuántos años tiene la Gran Mancha Roja?

La nueva investigación sugiere que la Gran Mancha Roja tiene solo 193 años. Esta conclusión se basa en la diferenciación clara entre la Mancha Permanente observada en el siglo XVII y la tormenta que apareció en 1831.

Los modelos desarrollados por el equipo de Sánchez-Lavega indican que para formar una tormenta tan grande como la Gran Mancha Roja, los vórtices anticiclónicos en Júpiter tendrían que fusionarse y girar mucho más rápido de lo que lo hacen actualmente.

Revisar la edad estimada de la Gran Mancha Roja plantea preguntas sobre la estabilidad y la longevidad de las características atmosféricas en los planetas gigantes gaseosos. Este descubrimiento podría indicar que fenómenos similares, en el sistema solar, podrían ser más efímeros de lo esperado.