Familias de víctimas de feminicidios participan en vigilia para demandar acceso a justicia
A partir de las 6:00 p.m. frente a sede del Poder Judicial. Colectivo de “Familias Unidas por la Justicia: ni una asesinada más” realiza manifestación pacífica para sensibilizar a la población sobre la violencia de género que ya dejó 136 feminicidios en lo que va del año.
“Que no nos olviden, que nos tomen en cuenta, nosotras luchamos por justicia”, demanda Magali Aguilar, madre de una joven estudiante, víctima de feminicidio. Ella integra el colectivo “Familias Unidas por la Justicia: ni una asesinada más” que se ha congregado frente al Palacio de Justicia para realizar una vigilia para demandar acciones urgentes en la lucha contra la violencia de género.
Así, este viernes, madres y hermanas de las mujeres víctimas de violencia machista prendieron velas blancas frente al máximo poder del sistema de justicia para exigir el cese de la impunidad para los victimarios de sus seres queridas.
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También quieren sensibilizar a la población acerca del flagelo de la violencia contra la mujer, la misma que se presenta “en cualquier estrato social, puede tocarle a cualquier mujer”, según señala Sandy Evangelista, una de las líderes de la organización.
Por ejemplo, ellas exigen que los feminicidas no puedan solicitar las reducciones de sus condenas, tal como sucedió en el caso de la hermana de Sandy.
En lo que va del 2019, al menos 136 mujeres fueron asesinadas, según datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp). El último caso se reporta en Arequipa: una madre que fue degollada ante la mirada de su pequeño hijo de 7 años.
Estos crímenes de odio también han dejado en la orfandad a más de 150 niños, niñas y adolescentes en lo que va del año. Son las víctimas invisibles de los feminicidios.
En cuanto a las demandas de este colectivo, las mujeres que lo integran - y que cuentan con el soporte constante de la oenegé feminista Manuela Ramos- exigen condenas más severas para los feminicidas, asistencia psicológica y legal para los familiares de las mujeres asesinadas y la posibilidad de que el Estado les otorgue un subsidio que les permita proseguir con sus vidas.
Ellas elevan sus voces, a pesar del dolor, para que las cifras de feminicidios no incrementen y los operadores de justicia las escuchen y tomen cartas en el asunto.
