En Perú es muy normal que perdamos las cosas. En reuniones, fiestas, e incluso en una simple salida al parque, dejamos abandonada alguna gorra, la billetera o el reloj. Lamentablemente, muchos de estos artículos nunca son devueltos y siempre queda la incertidumbre: ¿dónde lo perdí?, ¿dónde quedó?
Esta es una realidad que se viven en todo el mundo, excepto en algunos países como Japón, que no solo da un buen ejemplo en cuanto a la higiene con las imágenes de los hinchas limpiando los estadios tras un partido de su selección en la Copa del Mundo Qatar 2022, sino que es bien conocido (y acertado) el dicho que en Japón siempre encuentran todo lo que se pierde.
Los hinchas japoneses dieron el ejemplo al limpiar el estadio tras los partidos de Japón en Qatar 2022. Foto: AFP
Celulares olvidados, mochilas, relojes, paraguas: las 126 millones de personas que viven en Japón suelen perder gran cantidad de artículos cada año, pero casi todo retorna a sus legítimos dueños.
En Japón existe un sistema muy eficiente para reunir los objetos perdidos, que combina infraestructura, estímulos legales y normas culturales, y no deja de sorprender al mundo. De acuerdo a la BBC, el 83% de los teléfonos móviles perdidos en Tokio son regresados.
El proceso inicia generalmente en las comisarías locales, denominadas koban. Posteriormente, todos los objetos son almacenados en el Centro de Objetos Perdidos en Lidashi, Tokio, que en sus seis pisos alberga casi un millón de objetos perdidos, y donde tienen una sala dedicada exclusivamente para los paraguas (en un día de lluvia, la Policía puede encontrar hasta 3.000).
Los objetos más comunes entregados son carteras, bolsos y paraguas; y el récord en la suma total de dinero entregado fue de 3,800 millones de yenes en 2018 (alrededor de 120.000 soles). En 2019 el país llegó a la cifra récord de 4,15 millones de objetos perdidos entregados en los Centros.
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Hace algunos años se viralizó una historia en Twitter que ejemplifica la cultura japonesa. Una mujer llamada Keiko compartió en la red social la reacción de su hija cuando encontró una moneda de 50 yenes.
Ante la sorpresa de su madre, la niña insistió en devolver la moneda a un koban cercano. Los oficiales reaccionaron de la mejor manera: “Varios oficiales salieron del koban, preguntaron dónde y cuándo se recogió la moneda, y cumplimentaron el documento de objetos perdidos”.
Esta no es una historia inusual en Japón, los niños suelen entregar monedas, baratijas o lo que encuentren a la Policía sin dudarlo.
En Japón entró en vigor una ley en 2007 que exige que aquellos que encuentren artículos los devuelvan a su dueño, a la Policía o a alguna autoridad. Dicha ley deriva de la legislación de propiedad perdida de 1882.
Bajo el artículo 28 de la legislación, se establece una recompensa de 5 al 20% del valor del artículo devuelto. Y en el caso de que el artículo no sea reclamado, quien lo encontró tiene derecho a quedárselo luego de que hayan transcurridos tres meses (hay excepciones en teléfonos o algún otro objeto con información personal).
No obstante, si nadie quiere el artículo, es transferido a la ciudad y es subastado.
En Japón existe un sistema para reunir los objetos perdidos que funciona eficientemente. Foto: AFP
Los japoneses llevan un estilo de vida basado en el ‘hitono-me’ (ojo de la sociedad). La existencia de ese ojo los lleva a realizar buenas acciones, inclusive sin una autoridad de por medio que los vigile.
Respecto a ello, el profesor Masahiro Tamura, de la Universidad de Kyoto Sangyo, le dijo a la BBC: “Nuestra moral interna a menudo nos ayuda a modificar nuestra conducta, pero también lo hace ´el ojo de la sociedad´”.
“A los japoneses les importa mucho cómo otra gente ve su conducta, así que la actitud hacia la propiedad perdida está vinculada a su imagen en la sociedad”, concluye Tamura.