En las últimas semanas diferentes grupos evangélicos y de la Iglesia Católica han lanzado una serie de oraciones con el propósito de frenar la pandemia del coronavirus. En Brasil, miembros de una congregación se concentraron en las calles pese a las recomendaciones de los especialistas para evitar aglomeraciones.
En un video publicado en las redes sociales se visualiza a decenas de creyentes arrodillados en las calles de Sao Paulo haciendo peticiones a Dios para que acabe con la COVID-19 en el mundo.
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Según informó el medio La Verdad, las imágenes corresponden al 5 de abril, fecha en que el presidente Jair Bolsonaro accedió a una invitación de la congregación para realizar un ayuno religioso para “liberar a Brasil del mal” de la epidemia que viene atacando a más de un millón de personas.
A través de un video que circula en redes sociales se ve a decenas de personas en las calles de Sao Paulo orando para el fin del COVID-19.
“Convocamos a los brasileños junto con los pastores y líderes religiosos a un día de ayuno para que Brasil pueda liberarse de este mal lo antes posible”, dijo Bolsonaro más tarde en la emisora de radio Jovem Pan.
El jefe de Estado brasileño decidió no suspender sus actividades religiosas pese a la cuarentena por la pandemia.
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Bolsonaro recibió duras críticas de la población al minimizar el coronavirus a pesar de registrarse una alta tasa de infectados.
“El brasileño es casi inmune al COVID-19, ya que los ciudadanos se sumergen en la alcantarilla, no pasa nada con el coronavirus”.
Además, estuvo en desacuerdo con el aislamiento social, recomendando por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como forma de evitar la propagación de la enfermedad.
Brasil: evangélicos piden arrodillados a Dios que “acabe con el coronavirus” [VIDEO]
Autoridades del Ministerio de Salud del país sudamericano informaron que hasta el domingo 5 de abril, Brasil había sumado 852 nuevos casos de personas contagiadas con la COVID-19 en las últimas 24 horas y ya cuenta con más de 11 000 infectados que en poco más de un mes ha cobrado la vida de 486 personas en ese país.