Obtener la ciudadanía estadounidense es un proceso que abre muchas puertas a los inmigrantes, permitiéndoles acceder a derechos fundamentales como votar y patrocinar la residencia de familiares. Sin embargo, la naturalización requiere cumplir con varios pasos, incluidos los exámenes de inglés y cívica. A pesar de esto, la ley estadounidense contempla exenciones para quienes, debido a una discapacidad, no puedan rendir estos exámenes. Esta normativa, vigente desde 1994, otorga un alivio a ciertas personas que no deben presentar dichas pruebas al solicitar la ciudadanía.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) es el encargado de determinar qué solicitantes son elegibles para esta exoneración. Aquellos con discapacidades físicas, de desarrollo o mentales pueden solicitar quedar exentos mediante el formulario N-648, que debe ser completado y avalado por un médico. Este documento certifica que la condición del solicitante impide realizar los exámenes de naturalización.
La ciudadanía estadounidense permite a los inmigrantes votar, trabajar para el gobierno federal y viajar sin restricciones. Foto: Miami Diario
Las personas con alguna discapacidad física o mental tienen derecho a quedar exoneradas de rendir los exámenes de inglés y cívica. Esta medida fue establecida por el Congreso en 1994 para garantizar que quienes tienen dificultades para aprender o realizar estos exámenes por razones médicas no enfrenten barreras adicionales en su proceso de naturalización. El formulario N-648 es el recurso que los solicitantes deben presentar para demostrar que, debido a su condición, no pueden cumplir con estos requisitos.
Es fundamental que el formulario sea completado por un profesional de la salud autorizado, quien debe explicar en detalle cómo la discapacidad afecta la capacidad del solicitante para realizar las pruebas. La exoneración solo se otorga si la información proporcionada cumple con los criterios establecidos por el USCIS.
Para quienes no cuentan con una discapacidad, pero tienen dificultades con el inglés, también existen alternativas. Según el tiempo de residencia y la edad del solicitante, algunos pueden rendir el examen en español. Las personas que tienen 65 años o más y han residido legalmente en Estados Unidos como residentes permanentes durante al menos 20 años pueden optar por realizar el examen en su idioma nativo.
Este beneficio está diseñado para quienes, por su edad y tiempo de residencia, encuentran complicado aprender un nuevo idioma. Además, si el solicitante cuenta con una discapacidad de aprendizaje, también puede utilizar el formulario N-648 para quedar completamente exento de los exámenes, facilitando el proceso para aquellos que enfrentan limitaciones adicionales.