Color Esperanza nació en un bus de transporte público de Argentina. Ahí estaba Roberto Fidel Ernesto Sorokin Espasa, también llamado Coti, cuando se le ocurrió la primera frase: “Saber que se puede, querer que se pueda...”. Se la cantó por teléfono a un productor y este decidió que era la que faltaba para cerrar un disco de Diego Torres. Desde los 11 años, Coti escribe lo que el público canta. Lo hizo con Lento, de Julieta Venegas; Te quise tanto, de Paulina Rubio; o Me muero de amor, de Natalia Oreiro. Pero también le da voz a sus creaciones como Antes que ver el sol o Nada fue un error. Su música, primero, pasó por los oídos de Litto Nebbia. Trabajó -como productor o instrumentista- con Javier y Andrés Calamaro, Enanitos Verdes, David Lebón, Fito Páez, Alejandro Lerner. Pero aún tiene más. Es el padre de dos pares de mellizos, el creador de vinos, el lector de Jorge Luis Borges. El rosarino, de 48 años, se presenta hoy en el Gran Teatro Nacional (entradas a la venta en Joinnus). Vuelve al Perú en pandemia.
“Si es que salté con la guitarra de la cuna, qué voy a hacer, no tengo cura”, dices en una de las canciones de tu primer disco. Y no exageras porque compones desde los 11 años. Fuiste escritor de canciones, antes de ser cantante ¿Crees que visibilizas a esos artistas ocultos? ¿Estás reivindicándolos?
No lo sé, no es la intención, aunque sí me parece interesante que se visibilice. No es la intención premeditada. Yo hago mi camino desde chico -como dice la canción- escribiendo, cantando, aunque quizá se me conoció cantando más adelante. Pero sí es cierto que hago proyectos desde mis primeras incursiones en la música con diferentes bandas, actuaciones. Pero sí me parece interesante que se conozcan a los compositores de las canciones, que se los reconozca, no por una cuestión pública, ni de ego, simplemente porque me parece que aportan muchísimo a la música. Siguen aportando, han aportado y van a seguir aportando.
Una de tus primeras canciones se dio a partir del fallecimiento de un amigo cuando eras muy chico. Han pasado 37 años. En ese periodo, ¿en base a qué has creado? ¿De dónde salen las canciones?
En base a todo lo que fui viviendo, a experiencias, cosas que uno siente, que uno ve. En base a ilusiones, sueños, fantasías, realidades. Creo que un artista vuelca su sentir. Yo, desde aquel momento, sentí que era mi forma de involucrarme y de comunicarme con el mundo y, a partir de ahí, mi comunicación fue a través de eso: composiciones, actuaciones, grabaciones, colaboraciones, en mis propios discos, en mis shows en directo. Pero vienen de una manera de pensar y de sentir la vida a través de la música.
¿Y cómo te sientes cuando todo tu sentimiento, tus historias y vivencias, al final, las cantan o interpretan personas? ¿Cómo se siente ceder tu creación? ¿Hay ahí una suerte de aprender a soltar y desprenderse?
Sí, puede ser, pero todo tiene que ver. Es un poco más complejo, porque tiene que ver con diferentes situaciones en el trabajo, en el devenir de la carrera de un artista, mezclado con las cosas personales. Desde muy joven fui papá, entonces empecé a trabajar de eso. La única manera de subsistir era trabajar de lo único que sabía hacer y era hacer música. Entonces le puse mucha energía y por un momento dejé en stand by la parte más personal de mi carrera, que, en cuanto pude, reencaminé, grabé mis primeros discos y empecé una nueva etapa. Me parece que los artistas siempre tenemos que estar abiertos a lo que ocurre, a ver cómo transformarlo, cómo traerlo hacia nuestro arte.
Claro, eras un chico de 22 años, con mellizos, que tenía que dar clases de guitarra, repartir volantes para conseguirlas. Y eso se convirtió en un trabajo. Seguramente escribías por el gusto de hacerlo, pero también porque tenías la obligación.
En un punto sí, porque era lo que sabía hacer...
Podrías decir que escribir te ayudó a vivir o a sobrevivir.
Sí, sí, por supuesto, todo. También dar clases, di clases en un colegio primario. Después te vas dando cuenta de que toda esa preparación que uno hace de manera seria o se involucra con el laburo, sirve para otras cosas. Por ejemplo, sobre el haber trabajador en un jardín de infantes enseñando a cantar y demás, me doy cuenta hoy al trabajar la performance en el escenario, que fue un background y me sirvió mucho para proyectar, atraer la atención de la gente que uno tiene adelante, de perder los miedos. Lo mismo al escribir, cuando uno tiene que escribir para una película, una obra de teatro o un colega, te esforzás en la técnica de la composición, de la expresión y vas ampliando tu mundo, tu conocimiento y tu manera de hacerlo.
Tienes canciones como Andar conmigo (interpretado por Julieta Venegas), Me muero de amor, o Luz del día del disco Néctar de Enanitos Verdes, que tú mismo produjiste. ¿Cuál es el proceso cuando se trabaja con otros artistas? Ellos plantean su idea o tú le dices: “Tengo esto”, como ocurrió con Color Esperanza, que se te ocurrió en el colectivo 93 (bus de transporte público).
Bueno, los procesos son diferentes en cada caso. No hay una fórmula. Por ejemplo, en el caso de Luz de día, yo estaba produciendo el disco -era muy jovencito- con unos monstruos que se llamaban Enanitos Verdes y que conocía desde chiquito. Trabajaba en el estudio con ellos y un día, el guitarrista, Felipe Staiti, llegó antes al estudio, faltaba una canción para el disco y nos pusimos a guitarrear, a compartir ideas y salió. No es que “Uy bueno, falta una canción”. Se dio espontáneamente. En la música es así, si no, es muy difícil premeditar las cosas. O como vos contabas, en el colectivo que surgió la idea y al otro día me llamaron porque faltaba una canción para un disco de Diego (Torres) y terminó siendo esa... Bueno, hay mucho de fortuito y hay mucho que, si uno está trabajando y está conectado, las cosas suceden al final.
Y Felipe Staiti, de Enanitos Verdes, colaboró contigo en la canción Esta mañana...
Sí, exacto, pero eso fue mucho tiempo después. Él viajó a Madrid, estuvo en mi casa. Escribimos no solo Esta mañana, escribimos otras 3 a 4 canciones y yo justo estaba haciendo Esta mañana que fue mi tercer disco, la incluí, y no solo eso: Le dio el título al disco. Lo mismo con Marciano (Cantero), escribimos un montón de canciones. Algunas se fueron a mis discos, y otras al de ellos, como Olvidarte o Sola.
Le has compuesto canciones incluso al mismo Lionel Messi. ¿A quiénes más les has escrito, que no ha sido publicado o es algo inédito?
No, bueno, hay muchas que han quedado por ahí. No sé si con un destinatario especial, pero como en el caso de Lionel que… lo conocí y bueno, eso me llamó la atención y me inspiró a escribir esa canción. Pero sí, hay muchas canciones que se van quedando, aparecen en lados B. Hay un disco que se llama Malditas canciones, que tiene todo un lado B, el cual recién reeditamos con todas esas canciones que no estaban en el disco. Incluso, en la primera época hay out text del primer disco que en algún momento las toqué en vivo. Hay una que se llamaba Visiones televisiones. Varias marcas que yo, incluso, tocaba en vivo y que nunca salieron en ningún disco.
Pero lo que dejas en claro es que tus canciones no tienen fines políticos, como ocurrió con Color Esperanza y Diego Torres (en un concierto de supuesta recolección de ayuda humanitaria a venezolanos). ¿En alguna otra oportunidad tuviste que decir “no” al uso de canciones en determinado contexto?
Mil veces, pero no sé si tiene que ver con uso político o no. Tiene más que ver con uso partidario…
Además de Color Esperanza, ¿hay otra canción?
Sí, por ejemplo, Nada fue un error también fue usada sin autorización en algunas campañas partidarias y siempre me negué, denuncié o impedí que se usara en campañas partidarias puntuales o en elecciones.
¿Y has detectado algún caso en el Perú con Color Esperanza, por ejemplo?
Con Color Esperanza hubo casos en todos lados. Absolutamente en todos lados. En Ecuador, Venezuela, Perú, Argentina, España, Estados Unidos, México. Siempre me negué. Siempre me han ofrecido millonadas y siempre dije que no.
Tu papá dice que toda tu vida te preparaste para ser músico. ¿Si no fueras músico, qué harías?
Uff, qué difícil, difícil de responder. Pero, me gusta mucho la arquitectura, el diseño, la pintura, pero creo que me gusta para disfrutarlo justamente porque no me dedico a eso, pero sí, las disciplinas artísticas. Me gusta el fútbol, pero nunca hubiera sido deportista. No lo sé. Es difícil responder. Pero algo relacionado con el diseño, la arquitectura, con las artes visuales puede ser.
Para poder avanzar en tu carrera tuviste que dejar tu natal Rosario, la de Messi, la del Ché. Llegaste a Buenos Aires, luego a Madrid, etc. ¿Sientes que eso también es algo que has tenido que soltar? Que debemos irnos a las grandes ciudades a buscar las oportunidades porque en otros sitios no podemos avanzar.
Sí, a veces el apego te frena. En ese sentido, inconscientemente eso me lo enseñaron mis padres, porque dejé Rosario dos veces. Primero, por mis padres, hacia Entre Ríos. Después volví a estudiar Música. Era mi primera etapa como estudiante de músico serio, mis primeros trabajos. La volví a dejar para irme a Buenos Aires. Luego me fui a Madrid. Y también salí de ahí. Pero al final uno lo va dejando, pero no lo va dejando. Quiero decir, mi relación con Madrid sigue intacta, con Rosario, Buenos Aires, con Concordia donde está mi familia, son lugares que uno va sumando, no restando. Lo veo desde ese lado. Pero es verdad que no tengo un apego. Quizá por esta gimnasia de estar viajando y sentirme un poco de todos lados y de ninguno, pero bueno es parte de mi trabajo también.
Sentirse de todos lados y de ninguno también es como te sientes cuando tus canciones llegan a distintas personas, a través de otros artistas.
Sí, sí también puede ser, puede ser porque lo importante... hay un mensaje que sigue siendo algo que lo siento mío, y que eso está intacto (…). Si uno se pone a ver o estudiar la música popular, los diferentes géneros: el tango, el bolero, el rock and roll, a medida que se van instaurando, hay canciones muy versionadas en diferentes estilos. Cuando se impregnan como canción popular hay que, un poco, soltarlas. Cada una tiene su versión y cada oyente tiene su versión. Cuando vos cantas en la ducha una canción mía estás haciendo vos tu propia versión y pones tu sentimiento. Estás cargándolo como banda sonora de tu vida.
Así es. Ahora bien, te comentaba el tema de abandonar su lugar, porque algo que contabas en tu documental era que cuando estabas en España, tenías miles de discos vendidos, pero eras un artista sin papeles. Un inmigrante ilegal. Una figura muy presente hoy en la región. ¿Qué tan fácil es ser exitoso en una tierra que no es la tuya?
Dificilísimo, muy difícil. Fui tal cual lo decís: cuatro años viví ilegal con mis hijos, siendo muy conocido y haciendo giras enormes, habiendo vendido muchos discos, con discos de oro, de platino, me habían entregado el Premio Ondas en España y bueno, un montón de cuestiones, y seguía siendo ilegal. Hay muchas cosas en la vida personal, que nos pasan a los artistas que no va en relación a lo que se ve. No todo lo que brilla es oro. Pero bueno es parte del trayecto, parte también del sacrificio y del lado B, que justamente no se ve tanto, pero bueno, eso me hizo empatizar con mucha gente no solo de mi país, sino de Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, que vivía una situación similar a la mía en Europa.
Y a propósito de esa experiencia, ¿qué podrías decir sobre el actual fenómeno migratorio, que está fuerte en la región y que ha aflorado la xenofobia en muchos?
La xenofobia me parece una idiotez humana tremenda. Yo creo que las fronteras prácticamente no deberían existir, me parece inhumano separar el mundo, los muros, los alambrados... cuando todos nuestros países han sido forjados por inmigrantes, todos. Desde un principio siempre han sido las migraciones las que han forjado nuestra historia y cultura. Nuestros padres son siempre todos mezclas, en todos nuestros países. Sea las migraciones chinas o japonesas, españolas, o incluso las fronteras de aquí con Bolivia que, al final, una frontera es una línea que divide gente igual, que siente igual y lo mismo pasa mi país con Uruguay, Paraguay. Son fronteras políticas que no tiene nada que ver con lo humano, con lo cultural. Argentina está hecha a base de migraciones e inmigraciones, nuestros abuelos, y siempre lamentablemente fueron las guerras, la miseria las que las han marcado y somos todos hijos de esas migraciones. Entonces cerrarse a eso me parece una idiotez y algo muy violento y muy inhumano.
Cambiando de tema, cuando escuché por primera vez La chica de la esquina rosada lo primero que se me vino fue el cuento El hombre de la esquina rosada de Jorge Luis Borges. ¿Qué tanta influencia hay de la literatura en tus canciones?
Sí, mucha. No directa. En este caso sí lo es porque hay una cita muy puntual que es La chica de la esquina rosada y, como vos decís, El hombre de la esquina rosada que es el cuento de Borges. Esa canción fue escrita en Palermo, que es donde vivo y donde vivía Borges. Yo vivo a una cuadra de la calle Borges, que era donde nació. Y está muy impregnada de eso, porque las esquina rosadas siguen estando muy presentes en ese barrio. Eran muy tradicionales de arrabales porteños. De ahí viene El hombre de la esquina rosada. Influencia siempre hay de la literatura porque creo que los músicos tenemos que nutrirnos. Tampoco quiero dar ninguna cátedra de nada, pero sí me parece que nuestra música está muy vinculada a la literatura, a los grandes escritores, a los poetas del tango, a los del rock, a los compositores como Charly, como Spinetta que también fueron gente que se nutrió mucho de poetas de la literatura, de la filosofía. A ver, sin que se note, porque tampoco está bueno andar diciendo: “Bueno, esta influencia...”. Tú te has dado cuenta porque se ve que lees, pero yo no ando por ahí diciendo: “Bueno, acá, esto lo saque de... qué se yo”. Pero sí me parece muy interesante porque eso también enriquece nuestra cultura y creo que las expresiones más ricas siempre en la música popular son aquellas que tiene su asidero en la cultura, en la poesía, en la literatura.
La última vez que estuviste en Perú interpretaste distintos instrumentos; hiciste un dúo, grabaste y reprodujiste sonidos de forma simultánea. Era octubre 2019, antes de una pandemia. Ahora vuelves a un Perú con muchísimas bajas, muy golpeado por el Covid-19. ¿A qué país tú crees que has llegado?
Bueno, un poco el golpe que recibió este querido país, lo recibimos un poco todos, yo creo que acá quizá fue más violento que en algunos otros sitios lamentablemente. Estoy llegando a un lugar que tenía muchas ganas de volver, pero no solo por Perú. Más allá, olvidándonos de las fronteras, como hablábamos recién. Estoy volviendo a los escenarios, a contactarme con el público. Estoy volviendo a ese lugar hermoso, que extrañamos tanto, que no sabíamos en un momento si íbamos a volver algún día... Cuando todo empezaba, no se veía la luz al final del túnel.... Bueno, estamos volviendo. No volvemos por suerte, sino también por un trabajo que fuimos, desde un primer momento, demostrando que la cultura no contagia; que se puede volver a los escenarios, que hay mucha gente trabajando en la cultura. Entonces eso es importantísimo remarcarlo, pero muy feliz de estar de vuelta acá.
Ahora bien, cuando iniciaba la pandemia, decías que esta nos iba a dejar enseñanza, que debíamos a aprender a ser empáticos. Han pasado dos años, ¿tú sientes que en verdad hemos aprendido? ¿En verdad hemos cambiado? ¿somos mejores?
Ayayay, qué difícil. No lo sé. Tenía esperanza jajaja. Ojalá, ojalá, quizá no se vea de un modo muy explícito, pero yo creo que las generaciones más jóvenes, después de esta experiencia, algo inconscientemente, una enseñanza, nos va a quedar.
No te veo convencido
No me ves convencido. Bueno, a veces, siempre la duda es un buen consejero. No, yo no suelo tener certezas nunca. Pero yo supongo y creo que con el tiempo, sí los chicos jóvenes van a tener la experiencia de haber vivido algo difícil, duro, el cual tenemos que... Algunas cosas sí, algunas costumbres sí se modificaron y ojalá se mantengan. Y sobre todo, me parece, lo más importante, ojalá hayamos aprendido que: O todos o nadie, ¿no?
“El futuro es una caja de promesas” dice otra de tus canciones. ¿Qué es lo que se viene para ese futuro? Has adelantado canciones. ¿Para cuándo el nuevo disco?
Fuimos adelantando La chica de la esquina, Por ahí, A tu lado; un cover que hice con mi chica de Agua, pero lo que va a venir va a ser totalmente nuevo, estoy haciendo un disco –para este año segurísimo- en el cual estas canciones no van a estar incluidas, sino que va a hacer uno totalmente nuevo y tengo así esa caja de promesas.