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Zein Zorrilla: “El cholo de hoy es el mestizo de ayer”

Zein Zorrilla. Acaba de publicar “El mestizo de los Andes” y su destino, breve ensayo que analiza piel adentro el origen y situación del mestizo en la historia de la sociedad peruana.

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Creador. Zein Zorrilla, en sus cuentos y novelas sus personajes tienen una marca: mestizos.

Por: Pedro Escribano

El escritor Zein Zorrilla, además de transitar por las zonas de las ficciones -ha publicado Carretera al purgatorio, entre otros libros-, también ha puesto pie en terrenos de las fricciones. Tiene ensayos sobre Ribeyro y Vargas Llosa, ahora ha publicado El mestizo de los Andes y su destino (Lluvia Editores), un ensayo que rastrea el origen, drama y suerte del mestizo en la sociedad peruana.

¿Intenta responder quiénes y cómo somos los peruanos?

Intenta desglosar ese conglomerado denominado genéricamente “peruano”. Un conglomerado de varios rostros, varios valores, jerarquizado. Hace años planteamos que existía una seria división entre Lima y las provincias, división que había generado la existencia de sujetos andinos y criollos, fundamentalmente.

¿El mestizo siempre fue un desplazado?

Desde que se produjo la Conquista y se estableció la Colonia, comienzan a coexistir dos culturas esencialmente diferentes, las nativas y la española. Dos lenguas, dos modos de organización social, dos cosmovisiones. Allí se manifiesta esa fractura social, política, económica, que el virrey Toledo busca ordenar.

¿Cómo así?

Consolidando las reducciones de indios, también para tener un control religioso y tributario. Si a ello sumamos el establecimiento de las mitas que drenaron el capital humano de ciertas regiones y la asignación de ciertos territorios para morada de naturales, resulta una república de indios.

Eso con los indios ¿y los mestizos?

Fueron apareciendo de modo natural, producto no deseado del encuentro de españoles e indias. Los primeros mestizos, llamados mestizos reales, merecieron un reconocimiento, como es el caso de Almagro el Mozo, Francisca Pizarro o Garcilaso de la Vega.

Mestizos si se quiere de clase, ¿y el mestizo del común?

Exacto. El problema vino con los otros mestizos: con el hijo del herrero español en la india jaujina, con las hijas de los otros españoles en la muchachada de Huamanga y Andahuaylas.

Los mestizos Quispe, Huamaní, para citar algunos, ¿debían hacerse un destino?

Así es. Aumentaron en numero, aprendiendo el idioma de ambos padres, moviéndose entre el mundo indio y español. Un virrey reparó que eran magníficos jinetes y tiradores. Si a ello sumamos que en las disputas eran los primeros en involucrarse, resultaron siendo un peligro. No eran indios y estaban prohibidos de convivir con ellos. Mas tampoco eran españoles ni merecían privilegios de los criollos. Fray Luis de las Casas advirtió que había un riesgo con ellos. Siendo sus madres las dueñas originarias de estas tierras y habiéndolas sus padres conquistado, eran ellos los legítimos herederos del reino.

El poder político no los consideraba inocentes.

En nada, por eso la administración virreinal decidió recortarles los derechos a usar armas, a poseer caballos, a realizar actividades económicas, a estudiar y aspirar al sacerdocio. Solo ejecutaban las actividades señaladas por los españoles. Y vivían a salto de mata, engañando a un español por acá y a un indio por allá. Les permitieron labores de arrieraje, de administración de propiedades, pero siempre bajo el control de un español y más tarde de un criollo.

Los criollos incubaron la necesidad de emanciparse. ¿Ocurrió también con los mestizos?

Pues claro. La mayoría de levantamientos coloniales fueron dirigidas por los mestizos. Tupac Amaru II, Juan Santos Atahualpa y Atusparia. Pero la carencia de preparación, capacidad económica y contactos frustraron sus esfuerzos. Y así nos sorprendió la Independencia, ciertamente gestionada por los criollos que habían perdido privilegios.

Sostiene que, como nación libre, nacimos traducidos por los criollos. Usted dice, identidades prestadas.

Con criollos, que cortan el jamón, indios que vivieron en sus comunidades y reducciones sin asimilarse a la vida occidental y sus usos, y cientos de miles de mestizos invisibles.

Invisibles, como refiere que en el acta de la Independencia hay firmas suplantadas...

Eso es muy curioso, como pasa ahora en nuestros partidos políticos. El acta de la Independencia se firma en 1821 cuando medio país yacía bajo el yugo español, lo firman los criollos, y por las regiones ocupadas por los realistas, Ayacucho, Huancavelica, firmaron otros criollos que nunca habían salido de Lima.

O sea, con ciudadanías recortadas o negadas.

Cierto. Gozaban de ciudadanía solo aquellos que gozaban de cierta renta o propiedad, o tenían un oficio reconocido. Así dice la primera constitución. Estaban excluidos de la vida política los indios y mestizos. La república fue solo para los criollos.

¿Nuestra fragilidad de nación está en nuestro cimiento.

En la Colonia debimos haber formado una clase media con esos mestizos. Estaban destinados a ser la piedra fundamental. Y se le cortaron los brazos, e ingresamos a la república independiente sin clase media.

¿Y cómo es hoy?

El reconocimiento al indígena comenzó el siglo pasado, las izquierdas conformadas sobre todo por mestizos, tomaron sus banderas, los artistas y literatos tomaron prestado el rostro indígena para ser aceptados. ¿Ciro Alegría y Arguedas no son mestizos? ¿Vallejo no lo es?

Hablamos de mestizos, ¿dónde está el cholo?

El cholo de hoy es el mestizo de ayer. Y recién desde Leguía comienza a tomar identidad, engrosó filas con Velasco, y está copando hoy diversas áreas de la vida nacional. Pero es un mestizo sin conciencia, sin educación. La gran tarea es tomar esa materia humana para construir la peruanidad.