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Ciencia

Científicos logran controlar movimiento de moscas tras ‘hackear’ sus cerebros

Ahora, el equipo de investigadores espera que su método pueda aplicarse en los humanos, con fines terapéuticos. Mira cómo funciona.

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Los científicos trabajaron con un grupo de moscas editadas genéticamente y que movían sus alas ante un estímulo en específico. Foto: PixaHive

La ciencia puede estar un paso más cerca de controlar otros seres vivos a distancia. Así lo han demostrado científicos de la Universidad de Rice, en Estados Unidos, quienes lograron manejar el movimiento de un grupo moscas tras ‘hackear’ su cerebro.

Los detalles del experimento fueron descritos en un artículo de la revista científica Nature Materials.

A cargo de expertos en ingeniería genética, nanotecnología e ingeniería eléctrica, el equipo trabajó con moscas de fruta editadas genéticamente para expresar una proteína sensible al calor. Cuando dicha proteína se activaba hacía que los insectos desplegasen sus alas.

Mosca de la fruta en pleno vuelo. Foto: referencial / Andy Reynolds

En el siguiente paso, los investigadores inyectaron en los cerebros de los insectos un desencadenante de calor (nanopartículas de óxido de hierro) que se excitara ante una carga magnética.

Con ambos procedimientos el circuito estaba creado. Así, cuando encendían un campo magnético, los científicos estimulaban dichas nanopartículas en el cerebro del animal y también la proteína que dictaba el movimiento de sus alas.

El tiempo que transcurría entre que el ser humano apretara un botón y los insectos movieran sus extremidades fue de un minuto. Esto, aseguran, lo hacen 50 veces más rápido que la mejor tecnología hasta ahora.

El trabajo resulta importante porque “aumenta la velocidad del control magnético remoto, acercándolo a la velocidad natural del cerebro”, señaló Jacob Robinson, principal autor del experimento y profesor de la Universidad de Rice, en un comunicado de la universidad.

En el futuro, el objetivo de Robinson y su equipo es que sus hallazgos en animales puedan aplicarse en los humanos, principalmente para dar una sensación de visión cuando los ojos ya no funcionen. Esto lo conseguirían estimulando partes del cerebro asociadas a este sentido.

Asimismo, esta técnica podría dar paso a futuros tratamientos para una serie de enfermedades neurológicas o desarrollar tecnología de comunicación entre cerebro y máquina.

“Para estudiar el cerebro o tratar los trastornos neurológicos, la comunidad científica busca herramientas que sean increíblemente precisas, pero también mínimamente invasivas”, señaló Robinson.