Los pájaros, pesadilla de los pilotos, están detrás de muchos incidentes aéreos
Los choques con pájaros, un fenómeno que posiblemente hizo que un Boeing de la aerolínea Jeju Air se estrellara en Corea del Sur el domingo, han provocado muchos accidentes aéreos, la mayoría de ellos, de poca gravedad.
Desde 1988, las colisiones con aves causaron 262 decesos humanos y destruyeron 250 aviones en todo el mundo, según el Australian Aviation Wildlife Hazard Group (AAWHG), un equipo creado por la aviación civil australiana. Estas cifras no incluyen el accidente ocurrido en Corea del Sur, que dejó 179 muertos.
Este tipo de incidente es cada vez más frecuente, pues el tráfico aéreo no deja de aumentar. Solo en Estados Unidos, entre 1990 y 2023 se reportaron 291.600 colisiones entre animales salvajes y aeronaves civiles, según datos de la Federal Aviation Administration (FAA).
Estos incidentes causan, cada año, más de 1.200 millones de dólares en daños a las aeronaves, según el AAWHG.
La mayoría de las veces se producen durante el despegue o el aterrizaje, a entre 0 y 15 metros de altura.
Durante el vuelo, las colisiones son más raras pero no imposibles.
Uno de los casos más famosos de incidente aéreo con pájaros se remonta a enero de 2009, cuando el piloto de un Airbus A320 de US Airways con 155 personas a bordo logró posarse en el río Hudson, en Nueva York, tras haber chocado con una bandada de ocas salvajes.
- Gritos de angustia -
"En la mayoría de los casos, chocar con un pájaro no conduce a accidentes importantes", señaló, no obstante, un antiguo experto de la Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil de Francia (BEA, por sus siglas en francés), que pidió el anonimato.
La mayor parte de las veces, los daños son solo materiales y se reducen a abolladuras o impactos en la carlinga del avión. Pero cuando una o varias aves "entran en un reactor, los daños pueden ser más serios", sobre todo si los animales dañan el compresor, "lo cual puede provocar un fallo o que el motor se pare", explicó el experto de la BEA.
El riesgo aumenta en función del tamaño de los pájaros o de su cantidad, sobre todo en periodo migratorio.
Los restos de pájaros o de piezas dañadas pueden provocar llamas o un incendio en el reactor.
"Pero en general no se llega a romper el conjunto del sistema hidráulico y eléctrico del avión", por lo que el aparato se puede maniobrar para sacar el tren de aterrizaje, apuntó el experto.
Subrayó además que el segundo reactor está pensado para tomar el relevo cuando el otro deja de funcionar.
Que se produzca una colisión en los dos reactores al mismo tiempo es algo "excesivamente inusual", según el especialista.
Para evitar riesgos, los fabricantes de aviones efectúan tests de resistencia en los reactores, contra los que lanzan pollitos muertos; y los aeropuertos difunden gritos de angustia de aves por altavoces o disparan al aire para espantar a los pájaros.
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