Doble rasero. Acuerdo de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos con las guerrillas de las FARC es fustigado por Fuerza Popular, olvidándose de que el régimen de Fujimori negoció con el cabecilla senderista “presidente Gonzalo” y se le atribuyó haberles suministrado 10 mil fusiles AK-47 a los guerrilleros.,Las negociaciones con el capo de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reinoso, eran secretas hasta que el mandatario Alberto Fujimori aprovechó su presentación del primero de octubre de 1993, en la asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York, para anunciar que el líder terrorista planteaba un acuerdo de paz. PUEDES VER: César Hildebrandt: "¿Por qué negarle el derecho a hacer política a Sendero?" Pocos sabían que se trataba del resultado de los encuentros clandestinos entre el asesor presidencial Vladimiro Montesinos y Guzmán en la prisión que le habilitó el régimen en la isla El Frontón. En Nueva York, Fujimori hizo referencia a una carta de Guzmán del 15 de septiembre de 1993, pero hubo una primera del dos de junio del mismo año. Y, después del anuncio en Naciones Unidas, el cabecilla terrorista remitió una tercera misiva, el seis de octubre de 1993. En todos los manuscritos, Montesinos consiguió que Guzmán elogiara a Fujimori, en especial el golpe de Estado: “Los hechos muestran que su gestión ha logrado objetivos avances, especialmente después de los sucesos del 5 de abril de 1992, situación que claramente se veía venir como una necesidad del Estado peruano (...); y en lo que a nosotros más directamente se refiere, a partir de esa fecha y bajo su dirección política, ha desenvuelto una estrategia sistemática, coherente y desarrollada en diferentes planos, en especial en el campo de la inteligencia, alcanzó reales éxitos, principalmente con la captura de cuadros y dirigentes entre ellos a nosotros los firmantes, lo que evidentemente constituye el más importante éxito del Estado peruano bajo su jefatura”. Las tres cartas son consecuencia de los acuerdos entre Montesinos y Guzmán, de los que estaba plenamente enterado Fujimori, quien lo demostró al revelar el caso ante las Naciones Unidas. En esa época, mientras Fujimori negaba cualquier forma de negociación con los cabecillas senderistas –como consta en videos–, le llevaba a Guzmán videos de su cantante favorito, Frank Sinatra, y su pareja, Elena Iparraguirre Revoredo, recibió una torta de cumpleaños de manos de Montesinos. Ahora los fujimoristas pretenden afirmar que jamás negociaron con los terroristas de Sendero Luminoso. Las conversaciones continuaron hasta el final del régimen. Usted es el mejor, presidente Por iniciativa del gobierno de Fujimori y Montesinos, el 11 de noviembre del 2000, en la Base Naval del Callao, Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre sostuvieron un encuentro autorizado con dos miembros de la cúpula terrorista, Osmán Morote Barrionuevo y María Pantoja Sánchez, quienes habían sido trasladados desde otros penales. Lo que buscaba Fujimori era que se concretara el “acuerdo de paz” con los terroristas, en tanto que las facciones de Sendero Luminoso en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), y en el valle del Huallaga continuaban en guerra. Las cartas, los videos, los testimonios confirman rotundamente que el régimen de Fujimori y Montesinos negoció con los terroristas de Sendero Luminoso, y que las conversaciones no consiguieron sofocar a los grupos senderistas levantados en armas en el Vraem y en el Huallaga. Los fujimoristas fustigan al gobierno de Juan Manuel Santos por haber arribado a un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), bajo el argumento de que “nunca se debe negociar con los terroristas”. Pero lo cierto es que el gobierno de Fujimori no solo mantuvo diálogos con el líder máximo Abimael Guzmán en El Frontón y en la Base Naval del Callao, con evidentes fines políticos y electorales; también les vendió armamento a las FARC para que continuara la guerra contra el gobierno colombiano. Poco después del inicio de su tercer mandato, Fujimori convocó a una sorpresiva conferencia en Palacio de Gobierno, el 21 de agosto de 2000. Acompañado de Montesinos y de la cúpula militar, el entonces jefe de Estado anunció una “exitosa operación” del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), denominada “Plan Siberia”, contra una red internacional de traficantes de armas. Era mentira. La farsa de siempre Como revelaría La República, el gobierno del presidente colombiano Andrés Pastrana (1998-2002) pidió explicaciones al régimen de Fujimori porque había descubierto que las FARC contaban con fusiles Kalashnikov que habían sido vendidos originalmente al Ejército peruano por Jordania. Fujimori se hizo el distraído. Luego, oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), asignados a la Embajada de Estados Unidos en Lima, informaron al jefe nominal del SIN, vicealmirante Humberto Rozas Bonucelli, que las FARC se habían dotado de miles e fusiles Kalashnikov. Rozas entregó la información a Montesinos y este le contestó que lo discutiría con Fujimori. Poco después, el 21 de agosto de 2000, para sorpresa del vicealmirante Rozas, Fujimori y Montesinos dieron una conferencia de prensa en Palacio de Gobierno para decir que habían desbaratado una mafia de traficantes de armas. Y presentaron un organigrama en el que aparecía un personaje llamado Sarkis Soghanalian. Fujimori y Montesinos lo señalaron como el vendedor de los fusiles que habían llegado a manos de las FARC y le endilgaron toda la responsabilidad. Creían que nadie lo buscaría para que ofreciera su versión. La República entrevistó a Soghanalian y este confirmó lo que otros implicados, como los hermanos José y Luis Aybar Cancho, habían dicho: Montesinos había organizado el contrabando de armamento a las FARC. Soghanalian reveló que vino a Lima y se entrevistó con Montesinos y con el jefe del Ejército de entonces, el general José Villanueva Ruesta, y que Fujimori no estuvo disponible a pesar de haber confirmado el encuentro. Lo que dijo Soghanalian a las autoridades judiciales estadounidenses –a petición de sus pares de nuestro país– es que negoció directamente con Montesinos, el asesor del presidente Fujimori, y que con conocimiento de este aceptó vender 10 mil fusiles Kalashnikov al Ejército peruano. “Yo nunca vendería armas a un ejército comunista como las FARC”, le dijo Soghanalian a La República. Por eso le sorprendió mucho a Sarkis Soghanalian que en la conferencia de prensa de Fujimori y Montesinos se le atribuyera la operación de contrabando de 10 mil fusiles Kalashnikov a las FARC. “Ni que estuviera loco. Yo soy colaborador de la CIA (Agencia Central de Inteligencia, por sus siglas en inglés)”, dijo Soghanalian: “Además, yo soy anticomunista”. Después de varios choques con las FARC, el ejército colombiano investigó el origen de las armas incautadas y concluyó que eran fusiles Kalashnikov fabricados por la ex República Democrática Alemana (RDA), que luego vendió a Jordania. Soghanalian era el “dealer” del gobierno jordano, así que confirmó que vendió las armas largas al régimen de Fujimori. Si las FARC siguieron combatiendo al gobierno colombiano, fue por los fusiles que les vendieron Fujimori y Montesinos. Datos Inolvidable. Ex efectivos del Ejército que viajaron a Jordania para traer los 10 mil fusiles Kalashnikov y se reunieron con Soghanalian confirmaron que fueron a nombre del Ejército peruano. Evidencias. En un principio, Colombia preguntó a Perú sobre los fusiles y Fujimori y Montesinos respondieron que no sabían nada.