Emprendimiento. Con apoyo del FIDA y AgroRural, una asociación de mujeres logró poner en marcha un mariposario para incentivar el turismo en el caserío de Palestina, en Cajamarca.,Enviado especial a San Martín Los peruanos desconocemos tanto el Perú que ignoramos lo cerca que estamos de Palestina. Sí, Palestina: un caserío andino amazónico de 500 familias en Nueva Cajamarca, provincia de Rioja, en San Martín, que se convirtió en la Tierra Prometida de cajamarquinos que migraron hace años y cuyos descendientes se asentaron muy cerca del río Jordán, en medio de la espesura de la selva. Palestina es un pueblito de trochas sinuosas, árboles pomposos, en el que hasta hace algunos años sus habitantes se divertían matando orugas, capullos y mariposas en el campo. Hasta que una idea abrió las alas y e echó a volar. "Éramos full chamba. Agarrábamos el machete y la lampa para trabajar en la chacra. Para sostener a los hijos, nos íbamos a trabajar a Lima o a Trujillo, y cuando comenzaban las cosechas, volvíamos aquí de peones a seguir trabajando. Ahora todo está cambiando", recuerda Aurora Ilatoma, madre de Jhon (10) y María (15), y una de los 35 habitantes que integran "Unidos por Palestina", asociación creada a mediados del 2014 por 13 mujeres para impulsar el potencial turístico de la comunidad. El mayor atractivo era, hasta ese entonces, una invitación privilegiada a conocer las entrañas de la Tierra: una cueva de caliza que alberga guacharos, conocidas como aves de las cavernas y los paseos en el Jordán. PUEDES VER Satipo: proponen nuevas zonas para el turismo Pero en el 2015 el plan fue más ambicioso y la Asociación decidió ir en busca del financiamiento que ofrece el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y AgroRural a través del proyecto Sierra y Selva Alta. Las madres de Palestina elaboraron un plan de negocio para la construcción de un mariposario que les permita convertirse en un importante destino turístico de la región. La iniciativa ganó un financiamiento por S/ 46.750 para hacerlo realidad. "Hemos construido todo esto en un mes. Parecíamos hormiguitas trabajando de noche hasta con linternas", cuenta María Morales, otra de las mujeres emprendedoras. "Los varones eran un poco machistas y cuando nos veían trabajar aquí de día y de noche, nos decían: 'Mujeres ociosas, cómo van a hacer eso, están locas' y logramos construirlo todo en un mes. Estamos contentas con lo que hemos logrado", dice Aurora Ilatoma. Así empezó el mariposario Morpho Azul, con ocho especies de mariposas, con el apoyo técnico de un biólogo y el de los niños, que tomaron conciencia y empezaron a recoger las larvas y orugas para llevarlas al laboratorio en donde las crían. Morpho Azul no solo es un espacio turístico que recibe al menos a 30 personas diarias sino también un modesto restaurante y busca convertirse en un hospedaje para mejorar los ingresos de 60 familias pobres. Durante el 2016, generaron ingresos cercanos a los S/ 6 mil y en el 2017 se incrementó hasta los S/ 9 mil, que se reparten por igual entre todas. Las mariposas, como las madres de Palestina, no imaginan cuán feliz vuelven a uno con solo observarlas volar.