Sociedad

Quinta ola de COVID-19 debe estar enfocada en población vulnerable, según experto

El investigador en Salud Pública, Omar Neyra, indicó que no son necesarias mayores restricciones. En ese sentido, hizo énfasis en el uso adecuado de la mascarilla en personas vulnerables.

Estrategia concentrada en población vulnerable. Foto: La República/Archivo
Estrategia concentrada en población vulnerable. Foto: La República/Archivo

La República entrevistó al experto en Salud Pública, Omar Neyra, quien brindó su evaluación sobre el panorama actual después de que el Ministerio de Salud confirmara el inicio de la quinta ola de COVID-19 en el Perú.

¿Cómo cree que se está afrontando esta quinta ola? La sensación es que no hay ninguna estrategia o es que en verdad no se necesita ninguna estrategia porque se trata de una ola que es relativamente débil. ¿Qué piensa usted?

—Definitivamente, se necesita una política sanitaria marcada en las necesidades actuales, eso no veo que se dé. En la política de Pedro castillo y la actual ministra no veo un rumbo clarísimo. A pesar de que la ola en términos de enfermedad y muerte no es tan importante, claro que necesitamos plantear una política que seria proteger al vulnerable.

Sobre eso no hay una comunicación en estos tres años. Creo que a partir de ahí está la sensación de la ciudadanía de que no se hace nada. Claro, ayer, en el mensaje la ministra en términos generales recomendó lo que se llama un cambio de conducta, pero como no tienes una política seria eso no se traduce en una implementación de estrategias, esa es mi sensación.

Ahora, si quisiéramos hablar de política sanitaria seria, ¿qué cosas se deberían priorizar? ¿Qué pilares deberían sostener esta quinta ola?

—Cada ola ha tenido su particularidad y un manejo distinto de cómo debió ser y como no lo hicimos bien, pues nos castigó tremendamente. En la primera era importante hacer vigilancia epidemiológica para evitar que la gente se contagie y eso eran las pruebas moleculares. Hicimos pruebas rápidas, todo al revés y, por eso, se contagió mucha gente. La segunda ola también había que hacer algo de vigilancia, pero necesitábamos oxígeno, y no había oxígeno y nos destrozó.

Entonces, por ejemplo, ayer escuché a la ministra decir que quiere hacer seguimiento, una vigilancia que no tiene sentido en tiempo de ómicron, hacer seguimiento al virus es poco viable porque es inmanejable y lo que hay que hacer en este momento es la protección a vulnerables, que significa educar a la población y decirle quiénes pertenecen a este grupo, que cada persona se identifique o no y a partir de ahí recomendarle a las personas qué cosas deben hacer.

Cuándo hablamos de vulnerables, ¿a quiénes nos referimos? ¿Ancianos, niños, personas que tienen comorbilidades, de quiénes hablamos?

—Los vulnerables son aquellas personas que enferman, que tienen alto riesgo de fallecer en cada enfermedad. Son diferentes tipos, de acuerdo a la COVID-19, la vulnerabilidad es para mayores de 80 (muy vulnerables), mayores de 70 (vulnerables) y mayores 60 (más o menos vulnerables). Si a eso le agregas comorbilidades como sobrepeso, hipertensión y diabetes, hace que una persona tenga mayor grado de vulnerabilidad. Las cifras nos dicen que son las personas que han enfermado, han fallecido en esta crisis y lo siguen haciendo y ese es el concepto que hay que manejar. Los niños no son para nada vulnerables.

¿Ha podido ver cómo están las cifras ahora?

—Bueno, actualmente sí tenemos un número de contagio alto, muy alto. Yo creo que estamos en una tasa de positividad bastante alta, pero las cifras de hospitalizados y muertes no se traducen en ese número de contagio.

En Arequipa, la tasa de positividad está en 27%...

—Altísimo, muy alto sí, pero porque es parte del proceso. Es la historia natural de este virus. Esto se va a repetir en los próximos años, cuando hay un brote de gripe influenza estacional y media población se contagie, pero esto no se traduce en que la población llegue a los hospitales por atención importante. Básicamente, son síntomas que solemos manejar como lo hemos hecho en los últimos 300 a 500 años.

¿Cuándo podría empezar a bajar esta ola?

—Viendo los casos de otros países y las experiencias cercanas a esta, estimo que en las próximas dos o tres semanas llegamos al pico y, para fin de año, debemos iniciar un descenso.

¿Y no cree que se va a agravar con las fiestas?

—No, porque no se agravó con el Día de la Madre, no se agravó con Fiestas Patrias, con el Día del Padre, con los partidos de Perú e innumerables actividades que hemos tenido. Eso no impacta en este momento porque el problema no es el contagio, es enfermedad. Esa diferencia es fundamental en este momento.

¿Y cuál es la diferencia?

—De que hoy te contagias muchísimo, pero no vas a un hospital, antes se contagiaban 10 personas, hoy se van a contagiar 100. De las 10, cinco llegaban al hospital. En tanto, de las 100, llegan dos o tres al hospital.

Entonces, hay que pensar en los vulnerables…

—Por eso, la estrategia y la recomendación es pensar en los vulnerables. Ellos tienen que recibir las dosis de refuerzo y ellos tienen que evitar lugares aglomerados, y listo con eso estamos bien.

¿Y se deberían suspender algunas actividades?

—Pienso que no hay necesidad porque eso no va a tener impacto en el control.

¿Tampoco la suspensión de reuniones familiares?

—No, nada más allá de recomendaciones para que se protejan a los vulnerables. No le vas a pedir a un señor de 70 u 80 años diabético e hipertenso que se vaya a un concierto o a una actividad súper masiva, pero puede asistir a una reunión en un parque porque lo necesita.

El Ministerio hace 3 semanas dijo que el uso de las mascarillas era condicional…

—Me parece muy bien, los cambios de conducta tienen que ir por ahí, recomendar a las personas que necesitan usar sus mascarillas, no tengo que obligar a toda la población que no lo necesita, como los niños, los jóvenes, porque no les está siendo útil.

Perú tuvo casi 1.000 días de mascarilla obligatoria y se contagiaron casi todos. Las mascarillas estuvieron ahí, si hubiera funcionado eso, no nos hubiéramos contagiado.

Con respecto al tema de la vacunación, por ejemplo, hubo una suerte de descuido, de desidia de parte del Ministerio de no promover las campañas para que la gente pueda vacunarse...

—Si hubo una desidia, es no promover las 17 vacunas infantiles que no se han puesto. En un principio para la COVID-19, las dosis se trabajaron bien, hay un 93% de la población que lo recibió y, con eso, se avanzó. Las dosis de refuerzo, como en Europa, en los países donde esto se maneja seriamente, están enfocadas básicamente en personas vulnerables.

¿Entonces usted no considera necesario preparar hospitales como antes?

—No creo porque el número de esta enfermedad en este momento no es importante. Tenemos prioridades de otras enfermedades más importantes. Más del 99% de los hospitalizados en este momento son por otros males.

¿Falta una mayor productividad del Gobierno?

—No hay liderazgo en este momento, no solo en salud... No hay un liderazgo positivo de política sanitaria definitivamente.

Además de proteger a los vulnerables, ¿qué otras cosas cree o considera que deberían implementarse?

—Darle prioridad a la salud mental de toda la población, acelerar el diagnóstico del paciente por cáncer. Otras actividades de otras enfermedades que están matando más personas que la COVID-19.

¿Y cuáles son el tipo de enfermedades que están matando a las personas?

—El incremento de fallecidos por cáncer es muy dramático porque no hemos hecho un diagnóstico, es algo que deberíamos priorizar. Enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades infecciosas, como dengue que hay un brote enorme y sobre eso no hablamos.