Congreso aprueba retiro de la CTS
Política

Movilización de la ciudadanía es clave para salir de la crisis

Se aferran al poder. Politólogos señalan que la propuesta del expresidente Sagasti es un llamado a la participación de la sociedad civil y que si los congresistas no quieren ir a un adelanto de elecciones quedará en evidencia que solo les importa enquistarse en el poder.

El dato. Para la ciudadanía, según las encuestas, el Ejecutivo y el Congreso carecen de aprobación. Esto debido a que no han sabido sacar adelante reformas cruciales para el país. Foto: Clinton Medina/La República
El dato. Para la ciudadanía, según las encuestas, el Ejecutivo y el Congreso carecen de aprobación. Esto debido a que no han sabido sacar adelante reformas cruciales para el país. Foto: Clinton Medina/La República

La propuesta del expresidente Francisco Sagasti de que sea la ciudadanía la que recolecte 75.000 firmas para presentar un proyecto de ley de adelanto de elecciones generales —que luego se ratifique en referéndum— generó que lo ataquen desde la extrema derecha y la izquierda cerronista, que se aferra a quedarse en el Congreso.

Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre, el partido de gobierno, fue uno de los primeros en cuestionar esta sugerencia. “Propone adelanto de elecciones para garantizar continuidad neoliberal, misma receta de la Marcha de los Cuatro Suyos, promovida por las ONG, donde se cambió de presidente, pero no se tocó el sistema”, publicó en Twitter.

En similar coro está Jorge Montoya, congresista de Renovación Popular. “(El expresidente Sagasti) pretende promover una reforma constitucional para acelerar el mandato presidencial y congresal. Da mucha pena, pero la ambición es sumamente enfermiza y adictiva”, acusó.

De hecho, ambas expresiones —las de Cerrón y Montoya— reflejan que el camino en el Congreso para que la propuesta de Sagasti pueda recibir luz verde es complicado. Para empezar, en caso de que se reunieran las firmas y se presente la iniciativa de ley, esta deberá pasar por la Comisión de Constitución, presidida por la fujimorista Patricia Juarez. Y luego, de ser aprobada ahí, recién será discutida en el Pleno del Congreso.

Como se trata de un proyecto que apunta a modificar el artículo 206 de la Constitución, requiere de 87 votos a favor en dos legislaturas distintas o un mínimo de 66 votos y luego convocar a un referéndum para ratificar la decisión.

Las bancadas pueden negarse a debatir la ley y mandarla al archivo. Omar Cairo, abogado constitucionalista, explica que en ese escenario el primer ministro tampoco podría plantear una cuestión de confianza por dicha iniciativa. “Esto porque la ley ordinaria que modifica la Constitución y que prohíbe las cuestiones de confianza ha sido declarada válida por el Tribunal Constitucional (TC)”, dijo.

¿Entonces qué camino queda? Básicamente, como lo sostienen los expertos consultados para este informe, que la ciudadanía se movilice y presione.

Fernando Tuesta, politólogo y expresidente de la Comisión de Reforma Política, recuerda que entre los años 2000 y 2001, luego de que Alberto Fujimori renunciara a la presidencia, gracias a la presión ciudadana, el Congreso aceptó la transición democrática.

Los vicepresidentes de Fujimori, Francisco Tudela y Ricardo Márquez, habían dado un paso al costado. En el Congreso, la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Hildebrandt, fue censurada. Y al final las fuerzas políticas tuvieron que elegir al acciopopulista Valentín Paniagua como titular del Parlamento, y fue este quien convocó a un nuevo proceso electoral para retornar a la democracia.

En 2018, el entonces presidente Martín Vizcarra planteó, ante un Congreso de mayoría fujimorista, proyectos de reforma política y de justicia. Pese a que la mayoría de bancadas no estaban de acuerdo, producto de la presión social, tuvieron que darles luz verde a los dictámenes para que la ciudadanía las apruebe en referéndum.

En 2020, el Congreso vacó a Vizcarra y Manuel Merino asumió la presidencia. Hubo una semana de protestas y las bancadas retrocedieron. Merino no tuvo otra opción que renunciar y el Pleno eligió a un nuevo titular de la Mesa Directiva: Francisco Sagasti, presidente de transición.

Escenario complicado. El Pleno del Congreso. Foto: difusión

Escenario complicado. El Pleno del Congreso. Foto: difusión

Por eso, analizando la propuesta, en teoría, es inminente que el Congreso la rechace. Sin embargo, como dice Tuesta, dependerá de cuál sea la sintonía de la calle y a qué nivel llegue la indignación.

“Si esto es algo movilizador para que alguien se organice y que esto prenda como una luz al final del túnel, ya no es tan fácil que lo descarte el Congreso. No tiene que haber una persona, sino un grupo”, reiteró Tuesta.

Para el politólogo Eduardo Dargent, si el Parlamento rechaza la propuesta, se evidenciará qué grupos políticos se aferran al poder. “Negarse a salir del poder los deja mal parados.(...) Es una propuesta que apela a los límites de la reforestación del Congreso y al hacerlo los obliga a reaccionar. Los saca de su comodidad”, dijo a este diario.

Agregó en RPP que, a pesar de este eventual fracaso, “se está poniendo una valla muy saludable” al abrir puertas que pueden “remecer” el pacto entre los ultra de derecha e izquierda y que haya costos políticos. “Nadie cree que esto va a lograr que se caiga todo, pero sí permite cambiar un poco el juego y tirarle la pelota al Congreso diciéndole tú no estás siendo representativo, lo mismo al Ejecutivo”, resaltó.

Iván Lanegra, secretario de la Asociación Civil Transparencia, recalca que no solo se trata de adelantar los comicios, sino que vaya acompañado de reformas. “Me parece que más importante que juntar firmas es sumar ideas. ¿Por qué la coyuntura es difícil de resolver? Por esa carencia de organizaciones para generar legitimidad y liderazgo. No es un tema de personas, sino de organización”, reflexionó.

Para esto, dice Lanegra, debe haber un primer espacio de discusión: el Acuerdo Nacional. Precisamente el presidente Pedro Castillo convocó para el sábado 26 a esta asamblea.

Asamblea. El Acuerdo Nacional sesionará el sábado 26. Foto: URPI-GLR

Asamblea. El Acuerdo Nacional sesionará el sábado 26. Foto: URPI-GLR

Reacciones

Fernando Tuesta, politólogo

“Una salida de esta naturaleza, a primera impresión, no recibiría apoyo del Congreso, pero he visto que se está proponiendo la reelección de congresistas. Eso podría llevar a algunos a considerarlo”.

Iván Lanegra, Transparencia

“Hay que entender la propuesta en su conjunto. Creo que lo que hay en discusión es la manera de darle una salida en el marco de la Constitución Política a esta coyuntura que vivimos”.

Samuel Rotta, Proética

“Sobre Sagasti, me parece una propuesta interesante, que tiene el potencial de remecer un poco el acuerdo por “nos quedamos todos” que pareciera estarse buscando entre el Gobierno y sectores de la oposición”.

Eduardo Dargent, politólogo

“Sirve para presionar al Congreso, los interpela en su comodidad actual. Ayuda a construir una demanda ciudadana y distinguir qué grupos y partidos se alinean con el pedido y cuáles no. No es poca cosa”.

La clave

Otras reformas. El presidente Francisco Sagasti recomendó que un eventual adelanto de elecciones vaya de la mano con la aplicación de otras reformas: elecciones internas con militantes, eliminar el voto preferencial y reelección congresal.