Política

El testimonio de mujeres que denunciaron esterilizaciones forzadas en el régimen de Fujimori

El Poder Judicial decidió finalmente abrir el proceso penal contra el exdictador Alberto Fujimori por el caso de esterilizaciones forzadas. La República presenta los testimonios de tres mujeres, quienes fueron víctimas de esta práctica ilegal en contra de su voluntad.

El Poder Judicial abrió proceso penal contra Fujimori por esterilizaciones forzadas. Foto: composición Fabrizio Oviedo / La República
El Poder Judicial abrió proceso penal contra Fujimori por esterilizaciones forzadas. Foto: composición Fabrizio Oviedo / La República

Más de 270.000 mujeres peruanas fueron esterilizadas a la fuerza durante el segundo gobierno del exdictador Alberto Fujimori, entre 1995 y 2000. Muchas de ellas eran ciudadanas de comunidades rurales, de bajos recursos y que no hablaban fluidamente el español. Las víctimas ingresaban a los quirófanos de los hospitales como parte del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar, una política de Estado que busca contrarrestar la pobreza, pero que terminó dejando profundas cicatrices.

Luego de más de 20 años, el Poder Judicial decidió abrir proceso penal contra el expresidente y sus exministros de Salud Alejandro Aguinaga (actual congresista de Fuerza Popular), Eduardo Yong Motta y Mariano Costa Bauer por los delitos de lesiones graves seguidas de muerte, inscrita como un crimen de violación de los derechos humanos. La causa fue lograda luego de reunir 1.300 testimonios de mujeres, quienes decidieron denunciar esta práctica sistemática.

¿Cómo sucedieron estos crímenes que hasta el momento se mantienen impune? Conoce los testimonios de tres mujeres que fueron víctimas de esta política de Estado del régimen de Fujimori.

Virginia Vásquez Mejías: “Después de ducharnos nos pusieron en fila...pensé que iba a morir ahí”

Virginia Vásquez Mejías es una madre shipiba de la comunidad Caimito (distrito Masisea, provincia Coronel Portillo, Ucayali). Ella tenía 36 años cuando fue intervenida por los médicos del Centro de Salud Masisea en 1996. Cuenta que estaba conversando con su esposo cuando tocaron a su puerta trabajadores del establecimiento. Les dijeron, con una sonrisa, que Virginia debía acompañarlos para hacerse una consulta médica y recibir medicinas. Con engaños decidió ir.

En el centro de salud, le explicaron a ella y a otras cinco señoras que debían bañarse antes de pasar a consulta. “De mi lista de cinco señoras se escapó una...Después de ducharnos nos pusieron en fila a las cuatro y nos dijeron para ponernos batas. ¿Y para qué nos van a poner batas?, les dije”, manifestó.

Cuando esperaba su turno para ingresar a una sala, que resultaba ser de operaciones, se enteró que sería intervenida quirúrgicamente para no tener más hijos. Sudó frío, no sabía por dónde escapar, el lugar estaba rodeado de doctores y enfermeras.

“Llamaron a una, a ella primero le han hecho, y de allí a otra. Otra también. Y yo he sido la última. Vi que todas estaban como muertas, pálidas. Quería escapar pero no sabía cómo. (…). Me pusieron una inyección (anestesia) parada, me echaron en la camilla, yo decía que no quería, me resistí como tres veces. Me jalaron los brazos para que me echara, no quería eso para mí”, dijo.

Cuando Virginia Vásquez retornó a su comunidad, buscó a Rodrigo Tananta, enfermero de la posta de Caimito, quien también fue testigo de su ligadura en el Centro de Salud Masisea. Ella le reclamó y él le respondió: “Eso les hicieron a ustedes en reemplazo de las que se habían escapado”.

Martina Camala Quispe: “Me dijeron que si no me ligaban, me meterían a la cárcel”

Otra víctima fue Martina Camala Quispe, campesina cusqueña que vivía en la comunidad de Chocopia (distrito Colquepata, provincia Paucartambo) cuando fue operada sin su consentimiento. Relata que ella se dirigió a la posta de Colquepata, lugar donde también fueron intervenidas más de 40 mujeres, para el control de su bebé de apenas meses de nacido.

En el establecimiento, invitaron a Martina Camala a pasar a una sala y empezaron las amenazas. Le dijeron que si no acataba las órdenes, ni ella ni sus hijos podrían volver a atenderse en la posta. Que ella y su esposo irían a la cárcel por oponerse al mandato del Gobierno.

“Entre dos me han llevado adentro. Estírate, quítate tus ropas, así me decían. Me han puesto un vestido blanco. Estírate, me decían de nuevo, te vamos a poner un inyectable (anestesia) para que no llores, así me han dicho...Un mes tenía mi bebé que estaba conmigo ese día, ellos lo estaban agarrando a mi bebé y yo me he quedado dormida”, sostuvo.

Hasta el día de hoy, la tragedia no la deja dormir. “Yo me siento mal por haberme hecho esto, maldecía mucho. Mucha preocupación tengo, para pensando en esto y de eso me paro enfermando”, contó Martina.

Nilda Rojas Martínez: “Yo iba por cesárea, pero me ligaron”

Nilda Rojas Martínez nunca imaginó que por dar a luz la iban a ligar. La shipiba de la comunidad Teodoro Vinder 1 cuenta que tenía ocho meses de embarazo, su presión subió y le apareció un dolor de cabeza. Fue al Hospital Amazónico, ubicado en la ciudad de Pucallpa, porque sentía que era el momento del parto.

Antes de entrar a la sala de operación, le hicieron firmar un papel. Ella, en ese entonces de 37 años, pensó que estaba firmando para que le hagan la cesárea. Se sentía tan mal que lo hizo rápido y sin preguntar. Nunca supo qué fue lo que colocó.

Yo no pensé que me iban a hacer la ligadura, solamente cesárea, yo no dije que me hagan ligadura (...) Al día siguiente de la operación falleció mi niño, se lo entregaron a mi mamá. Mi papá preparó un pequeño ataúd...Nunca pude ver su rostro porque tenía que permanecer en el hospital. La enfermera me dijo que me habían hecho también la ligadura y me sentí mal. Yo no estaba de acuerdo”, relató Nilda Rojas.