Patricia Donayre: “La comunicación tiene que mejorar y estamos haciendo una estrategia mejor”
La ministra de Desarrollo e Inclusión Social recibió a La República para conversar sobre los retos principales de la cartera que dirige desde hace casi un mes. En setiembre empezará la entrega del nuevo bono familiar de 760 soles y desde el Ejecutivo se espera mejorar el proceso.
En su conferencia del jueves, el presidente, Martín Vizcarra, mostró una molestia evidente cuando le preguntaron si la estrategia del gobierno había fracasado. Después usted tomó la palabra y afirmó que, en el tema de los bonos, no se podía hablar de ningún fracaso porque el 95% de los peruanos empadronados lo habían cobrado. Sin embargo, hay un hecho puntual: no llegamos al 100% y ya vamos por el quinto mes desde que los bonos empezaron a repartirse. Entiendo la magnitud del problema, las carencias estatales, sin embargo, ¿el gobierno no debería ser más autocrítico?
Hemos reconocido que ha habido deficiencias en la forma de operativizar la entrega de los bonos.
¿A qué se refiere con operativizar?
Cuando uno va a pagar un bono se basa en un padrón. El padrón original que se tenía a inicios de la emergencia…
Estaba incompleto.
Lamentablemente había que recurrir a lo que había en mano para solucionar el problema urgente de mantener la economía de estas personas vulnerables. Y la única forma de hacerlo era con el registro que se tenía en ese momento. Y es un padrón que no es responsabilidad absoluta del Ejecutivo, sino que es compartida con las autoridades locales. El padrón se alimenta de la información que proporcionan los gobiernos locales. Las personas de pobreza y pobreza extrema, para ser calificadas como tales, deben acudir a sus municipalidades y son ellas las que hacen la evaluación socioeconómica. Nosotros debemos trabajar sobre la base de que lo que nos dan desde los gobiernos locales es fidedigno. Lamentablemente, no lo es.
¿Le están echando la responsabilidad a los gobiernos locales?
Estamos asumiendo una responsabilidad compartida, porque hay que fiscalizar que los gobiernos locales cumplan su labor de tener ese padrón actualizado. Y creo que también hay que cambiar la operatividad, porque las personas pueden no saber que son ellas las que deben acudir a la municipalidad para ser clasificadas. Esta debería ser la que se acerque a las comunidades.
Entiendo la responsabilidad que se le puede atribuir a los gobiernos locales. No me queda claro qué asumen ustedes.
La efectividad de la comunicación para la entrega, porque se han generado malos entendidos por parte de la población que acude masivamente sin respetar el cronograma de pagos. Si se hace una mejor difusión de las fechas, se ordenaría mejor.
¿Es solo un tema de comunicación lo que ustedes pueden aceptar como responsabilidad?
Por supuesto que sí, la comunicación tiene que mejorar y estamos haciendo una estrategia mejor para este bono mayor, que incluirá a más de ocho millones de familias.
Le preguntaba si solo es una falla en la comunicación lo que es responsabilidad de ustedes, ¿o hay algo más?
Yo creo que hemos llegado a las personas que han estado empadronadas en una gran magnitud y el dinero no se ha perdido, está ahí. Lo que sucede es que hay quienes no han acudido a cobrar por temor, o no se han enterado. No creo que se pueda calificar de error. En el primer bono hubo un avance del 97%. Y en el caso del bono independiente que le corresponde al Ministerio de Trabajo, también se maneja una cifra parecida. Y en el caso del bono rural, creo que ahí sí hay un porcentaje menor que no llega al ochenta y tantos por ciento. Si usted hace una media, sale el porcentaje (95%) mencionado.
Claro, pero 95% en cinco meses. Por ejemplo, ¿cuánta gente pudo cobrar en el primer mes, o en el segundo mes? Dicho de otro modo, es un bono que llegó tarde, ¿no?
No llegó tarde, se empezó a pagar en su momento. El primer bono se empezó a pagar casi inmediatamente de declarada la emergencia. La premura quizás haya hecho que no se llegue a la cantidad de población que se necesite y que haya personas que digan “me han dejado fuera del padrón”. Poco a poco se ha ido corrigiendo ese error. Ahora hay un Registro Nacional de Hogares, que es mucho más completo, no perfecto, obviamente.
¿Usted puede asegurar que el Registro Nacional de Hogares que es sobre la base que se hará la entrega del nuevo bono a partir de setiembre permitirá una cobertura completa? ¿O eso no es posible saberlo?
Yo no puedo asegurar eso, nada es perfecto. Hay casos que se pueden escapar.
No dije “perfecto”, tampoco.
Es difícil asegurar eso, se pretende que se llegue, pero creo que va a ser bien complicado. Se ha buscado tratar de cruzar la mayor cantidad de información con los registros que tiene la Superintendencia de Bancos, en el INEI, incluso con las personas que se inscribieron en Reniec. Con toda esa información se formó este nuevo registro. Habrá personas que no han podido inscribirse a tiempo y por eso no puedo decir que vamos a cubrir el total.
No hablo del total. En todo caso, ¿tienen alguna proyección de cuánto podrán cubrir?
La proyección se verá reflejada en los hechos, veremos cómo avanza el pago de bonos. Lo que sí le digo es que se han mejorado los mecanismos: el abono en cuenta, las cuentas gemelas, que el Banco de la Nación pueda ayudar con sus cajeros, el transporte, los agentes. Se está mejorando el sistema.
Tendría que ser sustancialmente mejor de lo que ocurrió en marzo-abril.
Esperemos que sí, esperemos que sí, porque eso nos va a permitir saber también el impacto que tendrá el próximo bono y corregir deficiencias.
Cuando le escucho decir “esperemos que sí”, no la siento muy convencida.
Yo quiero convencerme de que esto se pueda lograr en el mejor de los escenarios, pero lo que no puedo asegurar es un cien por ciento de efectividad.
¿Cómo se evitarán los contagios durante los pagos de los bonos a las comunidades indígenas?
Con las comunidades indígenas se ha venido conversando de manera continuada. Incluso las intervenciones son coordinadas con ellas porque se hacen respetando sus costumbres y los propios protocolos que tienen. En muchos casos, ellas mismos han prohibido el ingreso de ciertos programas por el temor al contagio. Eso se ha respetado. Actualmente la directora del Programa País ha coordinado los mecanismos de intervención. Lamentablemente en un inicio no contábamos con las PIAS fluviales que tuvieron que permanecer detenidas. Ahora están zarpando el 28. Lo importante es que hablamos con los dirigentes para tratar de llegar a todos y ellos nos están proporcionando la información de los beneficiarios de las comunidades. Finalmente, el que nos alimenta con esa información es el Ministerio de Cultura.
Claro, pero el MIDIS es el brazo operativo.
Así es, pero hay una coordinación mucho más cercana con la idea de evitar que pase un escenario de caos.
¿No se sabe cuántos han muerto en las comunidades?
Cuando conversé con ellos porque quería que me ratifiquen la información que venía desde la Defensoría del Pueblo, en el sentido de que los que pagaban los bonos eran quienes llevaban el contagio, me decían que este venía de diferentes fuentes. Ellos los llaman “los retornantes”, es decir, los que vuelven de diferentes partes a sus comunidades, no necesariamente cobrando el bono, y llevan la enfermedad. No puedo negar que de pronto en una salida a cobrar un bono puedan haberse infectado.
¿Y los pagadores?
Los pagadores cumplen estrictos protocolos antes de irse. Les hacen las pruebas, están debidamente protegidos, así que por ahí no puede venir el contagio. Le puedo asegurar que por ahí no es.
¿Sabe cuántas personas pueden haber fallecido en las comunidades?
Nosotros no tenemos esa data.
Cuando le mencioné lo de la autocrítica, no solo me refería al tema de los bonos, sino a la política general del gobierno contra la pandemia. Por ejemplo, el Defensor del Pueblo ha pedido un cambio de estrategia. ¿Coincide con él?
El Defensor del Pueblo es un gran aliado en este escenario porque nos permite identificar deficiencias. Mantenemos comunicación permanente con él y le hemos pedido que nos ilustre con los hallazgos que él hace para poder mejorar. Y la autocrítica no solo se manifiesta en decir “sí, reconozco errores” sino en las acciones, y creo que estas demuestran que se superan esos errores. Por ejemplo, en salud, se están sincerando las cifras, mejorando el nivel de atención a nivel de UCI, se está viendo el tema de las vacunas para tenerlas lo antes posible. Si no fuéramos autocríticos no estaríamos mejorando en cuanto la acción.
Entiendo eso. Le insisto porque la gente se pregunta qué se puede hacer para revertir la situación actual.
La pandemia no solo ha afectado al Perú, sino a medio mundo…
Pero a nosotros nos está yendo peor.
Nos puede ir peor porque, definitivamente, nos coge en un escenario en el que el país no ha estado fortalecido a lo largo de los años, a nivel salud, educación, a nivel económico. Es repetitivo decirlo, pero es totalmente cierto que (el Perú) era un país en proceso de construcción en el que hemos encontrado todas las falencias que a lo largo de los años veníamos acumulando. Y prácticamente esta pandemia nos hace retroceder en el tiempo, es así. Lo que puede haberse avanzado, se va a retroceder y tenemos que empezar desde lo que teníamos diez años atrás. Es un escenario lamentable.
¿Hemos retrocedido diez años?
Es lo que se proyecta, lo que se señala, y estoy absolutamente de acuerdo, pero no es una responsabilidad del gobierno ese retroceso. Es del escenario crítico de pandemia, que nos ha dejado en una situación también crítica.
La pandemia no es culpa del gobierno. El cuestionamiento de la gente es hacia la política de contención. Si bien la cuarentena era inevitable y salvó muchas vidas, la pregunta ahora es, ¿qué se va a hacer?
Yo preguntaría qué vamos a hacer todos, porque hay una corresponsabilidad. El gobierno tiene su parte, y una gran parte, obviamente. También, ¿qué va a hacer el Legislativo, con el que estamos en una excelente relación y en un trabajo de colaboración permanente? Desde el MIDIS, nuestra estrategia de contención la tienen nuestros programas sociales. El tema del bono es una parte, que no solucionará el escenario de pobreza, sino que va a mitigar, mantener el motor en marcha y, en paralelo, entran los programas sociales. Para eso se ha hecho una inyección económica importante en Juntos, Pensión 65.
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Cuando escuché al presidente Vizcarra el jueves, me dio la sensación de que todo se reduce un poco a esperar la vacuna y aguantar hasta que esta llegue. ¿Está de acuerdo con esa percepción?
La vacuna es importantísima, y mientras llegue los ciudadanos tenemos que actuar de manera responsable, y se está haciendo una gran labor en la atención primera en salud. Eso lo he visto reflejado en San Martín, en donde se ha fortalecido, como en otras regiones, esa atención primaria, sin esperar llegar a la hospitalización, sin que las personas tengan que llegar a necesitar oxígeno. Esa estrategia está funcionando, pero, también, debe haber un compromiso -y no es una lavada de manos- de las autoridades regionales y locales porque la salud en este marco de descentralización es absolutamente responsabilidad de los gobiernos regionales. El gobierno nacional tiene el papel de rector, de vigilante, de apoyo. Hay que comprometerlos más. Si todos se comportaran de la misma forma y responsabilidad (que en San Martín) ayudaríamos a mitigar los efectos de la pandemia y esperar la vacuna con tranquilidad.
Se lo pregunto así, ¿cuál es la estrategia del gobierno hasta que llegue la vacuna?
Se lo repito: el trabajo fuerte en la atención primaria, dotar de mayor capacidad a los hospitales. Y creo que esa estrategia está funcionando. Y la mayor estrategia y la más grande es la responsabilidad de los ciudadanos, eso es fundamental. Hay muchos que piensan que ya la pandemia es una cosa de broma, que pasó, no usan mascarillas y siguen con las reuniones.
¿Se puede decir que una estrategia está funcionando con tantas muertes? Lo digo en comparación con otros países.
La estrategia ha sido planteada con la finalidad de evitar más contagios y más muertes. Quizás sin ella hubiese sido mucho peor. Si vamos a comparar con otros países, hay que hacer un análisis también del grado de responsabilidad ciudadana. Y además, la estructura del sistema de salud ha sido descuidada desde hace mucho tiempo. Yo lo venía denunciando desde hace mucho tiempo como congresista.
¿Los peruanos son irresponsables?
Los peruanos necesitan tomar más conciencia de la gravedad de la enfermedad en algunos casos. La mayoría es consciente, pero todavía falta un alto porcentaje que lo haga.
¿Se sabe ya en cuánto se elevará la pobreza?
No hay una proyección, pero se espera que la pobreza en la zona urbana crezca y esa es la preocupación que tenemos, para que desde nuestros programas sociales tengamos algún grado de intervención a nivel urbano.
Se habla de un 10% más de pobres, ¿es real?
Se habla de un 10% (más de pobres), así es. Para eso están las intervenciones que tratan de contenerla (la pobreza). Ojalá se pueda mitigar en algo el impacto.
La pobreza subirá. ¿Qué piensan hacer desde el MIDIS para enfrentar esta situación?
Ya estamos trabajando con los programas sociales que no han dejado de funcionar durante la pandemia. La intervención de Qali Warma ha sido sumamente importante porque a pesar de no estar las escuelas funcionando se ha seguido dando los alimentos. Con Juntos se ha monitoreado a las madres gestantes, a los niños para que no haya deserción escolar. El Programa Pensión 65 no solo ha pagado los bonos y los seguirá pagando, sino que ha monitoreado a los ancianos para ver su estado de salud emocional, si han sufrido maltratos, si se han contagiado. Y también está Cuna Más que ha estado haciendo un control remoto y llevando kits de atención con alimentos y artículos de limpieza. Además, se ha dado una ampliación de cobertura de estos programas y que puedan llegar a una mayor cantidad de usuarios. Se está manejando la posibilidad también de tener tambos urbanos para atender a más población.
¿Cómo se podrá revertir este retroceso?
Revertir de un momento a otro es bien difícil, esto va a ser progresivo, pero por lo menos hay que tener estas estrategias de contención.
Ministra, ¿qué enseñanzas sobre el Estado peruano le deja esta pandemia?
La pandemia, en su fase más crítica, la he vivido en mi región Loreto, Iquitos, en donde escuchabas muchísimas veces al día pasar a las ambulancias, llevando a personas en estado de gravedad. En frente de mi casa había una gruta en donde las personas iban a llorar y gritar por sus muertos y enfermos. Esto nos ha enseñado que el sistema de salud es lo más importante que se tiene que priorizar. A nadie le ha importado reforzar la salud en mucho tiempo. Y eso es un llamado de atención a las autoridades locales y regionales, que teniendo los medios económicos para resolver el problema o para tener una mejor infraestructura de salud, nunca se hizo. En Loreto había dinero y nunca se empleó para eso. Se ha dejado morir a miles de personas y eso es algo que no puede volver a pasar.
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¿Este es el reto más importante de su carrera política?
Hasta ahora sí. Es un ministerio con demasiada importancia, sobre todo en esta circunstancia en la que hay que tratar de llegar a la mayor cantidad de población en estado de vulnerabilidad, y se va a enfrentar con la responsabilidad del caso y con rapidez.
Su carrera política siempre ha sido parlamentaria.
Así es.
Una curiosidad sobre usted: ha pasado por varias tiendas políticas: Acción Popular, Frente Independiente Moralizador, Perú Posible, Fuerza Popular. ¿A qué se debe?
La legislación electoral peruana permite que las personas seamos invitadas a los partidos políticos, que es muy diferente a ser militante.
¿Nunca ha militado?
En Acción Popular cuando estuvo Valentín Paniagua, que ha sido uno de mis grandes referentes, mi gran maestro y mi gran amigo. Y quizás por él opté por el derecho constitucional como especialización. De ahí no. Las invitaciones de los partidos se hacen en función del plan de gobierno que ellos te presentan, y uno acepta el reto, o no. Es eso. Pero mientras exista la posibilidad de invitación en el Perú, las personas son libres de poder aceptar el reto que cualquier partido presente. Y creo que no es solamente mi caso, sino que hay muchísimos otros casos de personas que han participado en campañas electorales con distintos partidos.
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