Política

César Landa: “Se puede plantear la cuestión de confianza para cualquier tema de interés del Gobierno”

César Landa Arroyo. Expresidente del Tribunal Constitucional. Doctor en Derecho y profesor de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Por: Enrique Patriau

En la siguiente entrevista, el expresidente del Tribunal Constitucional César Landa responde por qué, desde su punto de vista, es legítimo que el Ejecutivo plantee una (eventual) cuestión de confianza por el proyecto de reforma para adelantar las elecciones el año que viene, en caso de que el debate en el Congreso se entrampe.

¿Sería una medida constitucional que el Gobierno presente una cuestión de confianza por el proyecto de adelanto de elecciones para el 2020?

Hay dos tipos de cuestiones de confianza, una obligatoria cuando entra un nuevo gabinete y debe presentar sus medidas, y la facultativa, que es cuando el Ejecutivo pide la confianza en circunstancias políticas determinadas…

Como la que se presentó para los proyectos de la reforma política.

Por supuesto, una reforma que implica reformas constitucionales. La cuestión de confianza, como ha dicho el Tribunal Constitucional (TC) en su sentencia de noviembre del año pasado, es abierta. Como motivo de la censura del gabinete de Fernando Zavala, las fuerzas de oposición consideraron que el derribo de ese gabinete no era tal y modificaron su reglamento.

Lo que quería el Congreso era evitar otra cuestión de confianza para no tener que enfrentarse a una posible disolución constitucional.

En efecto. Por eso incorporaron (en el reglamento) que la cuestión de confianza no puede presentarse por proyectos de ley en curso y sobre temas de control político en trámite, pero el TC declaró que eso era inconstitucional porque alteraba el principio de balance de poderes. Dijo que el Ejecutivo tiene la potestad de usar, de manera abierta, la confianza en los temas que considere pertinentes. Eso es propio de la tradición del derecho parlamentario, del modelo europeo.

Que es parlamentarista.

Así es. En ese sentido, el Ejecutivo tiene el derecho de plantear la confianza como respuesta a una serie de decisiones parlamentarias que obstruyen su desarrollo. Se puede usar bien o mal, desde luego. Lo cierto es que, ¿se puede plantear la cuestión de confianza? Se puede hacer, de manera abierta para cualquier tema que sea de interés del Gobierno, porque así lo ha dicho el TC peruano.

¿Incluso en el caso del adelanto de elecciones?

Puede en un caso que suponga adelanto de elecciones, es constitucional. La pertinencia la deben definir el Gobierno y el Congreso, pero sin descuidar la opinión popular, que en el referéndum del año pasado se manifestó a favor de reformas para luchar contra la corrupción, que han sido paralizadas o demoradas. El sistema peruano es presidencial…

Aunque algunos lo llaman presidencialismo ‘parlamentarizado’, porque incluye figuras como la confianza, que son propias de los parlamentarismos.

Es un presidencialismo atenuado, digamos. Eso significa que quien dirige la política general del Estado es el Ejecutivo, no el Parlamento. Si, de por medio, hay políticas contra la corrupción desoídas por el Congreso y yendo en contra de la voluntad popular, parece razonable que se le pida al Congreso que deje trabajar o que cese en sus actividades, al igual que el Gobierno, para poner las cosas en igualdad de condiciones.

Lo que ocurre es que una figura como el adelanto de elecciones parece extraña en el Perú. Sin embargo, es muy usada en otras democracias, por ejemplo, en Europa, cuando hay un entrampamiento político.

Es que un en régimen democrático, el fiel de la balanza entre el Gobierno y la oposición lo tiene el pueblo, siempre.

¿Para que el pueblo mismo dé solución al problema?

Sí, totalmente. Sobre todo porque el sistema constitucional no puede ser rígido, provocando que los plazos presidenciales sean tan inamovibles que los gobiernos acaben con las justas, con muy poca credibilidad, con un presidente que ya no quiere ser presidente y ciudadanos hartos. Faltan reformas para hacer algo más flexible, porque si a una olla de presión no le ofreces alguna fuga, hasta podemos volver a las épocas de los golpes de Estado. ¿Qué hizo Fujimori cuando no tuvo mayoría parlamentaria?

Mejor hubiese convocado a elecciones adelantadas en vez de cerrar el Congreso.

Por supuesto, para que el pueblo decida. Y (Fujimori) las hubiera ganado, seguramente.

Ahora, un argumento en contra de la posible confianza es que solo puede presentarse por políticas de Estado. Es decir, se señala que un proyecto de adelanto de elecciones no califica como tal.

La política de Estado es la lucha contra la corrupción, ¿no? Eso debe quedar muy claro. Y el obstáculo que impone el Congreso, muy evidente al blindar acusaciones o permitiendo la fuga de algunos condenados, entorpece una política que, además, está en el Acuerdo Nacional. Esto genera un daño mayor a la democracia, sobre todo mirando al futuro. ¿Vamos a llegar al bicentenario con parlamentarios fugados, con fiscales supremos enjuiciados? Es importante recuperar los valores cívicos y republicanos que el Perú tuvo en su fundación.

¿Leyó el comunicado publicado por un grupo de abogados advirtiendo que la confianza sería inconstitucional?

Son abogados que defienden intereses: ahí están los que defendieron el indulto a Fujimori, al cardenal Cipriani contra la PUCP, a los marinos del caso Frontón…

¿Y qué le parecen los criterios expuestos?

No son argumentos atendibles, coherentes diría, incluso.

¿Por qué razón?

Señalan, por ejemplo, que el presidente no puede hacer cuestión de confianza sobre una reforma constitucional bajo el argumento de que esta no puede ser observada. Pero no dicen que la Constitución establece -de manera explícitaque el presidente tiene iniciativa de reforma constitucional.

También dicen que es inconstitucional reducir de cinco a cuatro años. Ese es un argumento que me suena un poco raro. No soy abogado, pero no entiendo cómo una reforma podría ser declarada inconstitucional si se cumplen los procedimientos establecidos.

La Constitución peruana ha sufrido casi 20 reformas. México tiene 700 reformas, Alemania más de 300. Hay países que utilizan las reformas para dinamizar la vida social y política…

Y, además, ya se redujo el plazo presidencial en el 2000. ¿Por qué ahí se pudo y ahora no se podría?

Exacto, en el 2000 se redujo de cinco años a uno en un contexto diferente. Este escenario no es el de una dictadura, sino uno en el que se busca el fortalecimiento de la democracia, con la voluntad popular.

Otro argumento que se repite es que reducir el periodo presidencial y congresal vulnera la voluntad popular, porque los ciudadanos votaron por un periodo de cinco años, no de cuatro. ¿Es atendible?

Sin embargo, la voluntad popular no se expresa de manera fija y estática en elecciones cada cinco años, sino de manera cotidiana, mediante la opinión pública, la cual varía. Por ejemplo, hay una manifestación de la voluntad popular, expresada en el referéndum de diciembre, de que este Parlamento no puede seguir, y por eso se votó por la no reelección. Dicho esto, la medida que propone el Ejecutivo, de adelantar elecciones mediante una negociación política, no es tan extrema como la que pide la gente, que es cerrar el Congreso. Lo que propone el Ejecutivo es más racional.

Hay otro argumento: no se le puede hacer caso al pueblo, porque eso es populismo.

Se usa un doble estándar, ¿no? Eso no tiene sustento político, científico, constitucional. ¿Hacerle caso al pueblo es populismo en unos casos y en otros no? Hay problemas de inseguridad, de empleo, hay una economía ralentizada, todo lo que usted quiera, pero hay un engarce entre la gente y el Gobierno en el tema de la lucha contra la corrupción. Y eso no es populismo, es legítimo en una democracia dinámica que se sustenta en la voluntad de los ciudadanos.

¿No estamos en un escenario en el que instituciones de uso extremo, como la confianza o la vacancia, se esgrimen con una facilidad sorprendente?

Es un escenario de tablas, de suma cero, en el que si yo pierdo tú ganas y viceversa, que no es saludable para la democracia. No solo se resienten el Gobierno y la oposición sino el propio sistema, porque se resquebrajan instituciones. Se ponen de por medio vacancias presidenciales artificiales, o cuestiones de confianza para cerrar el Congreso. El sistema político tiene que volver a sus cauces relativamente normales de gobierno-oposición, sin extremar el uso de instituciones.

¿Qué piensa de nuestro diseño constitucional?

Es un Frankenstein.

¿Estaba preparado para soportar a un presidente sin bancada y una mayoría absoluta?

Todo diseño constitucional dependerá mucho de cómo lo manejen los operadores, el Gobierno y la oposición. La vacancia presidencial parece un elemento más de control parlamentario y eso es muy peligroso en manos de quienes no tienen una visión de Estado. No se pueden usar medidas así porque simplemente discrepo de un Gobierno. Es necesario un rediseño del sistema, del balance de poderes para morigerar extremos, donde los liderazgos fugaces terminan siendo, a veces…

¿Explosivos?

Y erráticos. La política no puede quedar en manos de tres o cuatro personas.

¿Ve posible una vacancia presidencial?

Dadas las circunstancias, pareciera que todo va encaminado hacia ahí. En América Latina hay casos: Dilma, Lugo, Zelaya y otros. Lo que antes eran golpes de Estado con militares, ahora son golpes de Estado parlamentarios.

Es posible que el TC vaya a tener que pronunciarse sobre la confianza. ¿Su presidente, Ernesto Blume, ha adelantado opinión?

Creo que sí. Se pone en una situación en la cual, de ser el caso, lo razonable sería inhibirse. Eso para generar confianza en la independencia e imparcialidad de la institución. Hay que tener cuidado de exponer al TC como un organismo parte de la oposición o del Gobierno. Los tribunales hablan a través de sentencias.