"Este 9 de diciembre, como sabemos, el voto en el referéndum es Sí-Sí-Sí-No para terminar de completar esta pequeña pero significativa victoria".,Habría que preguntarse cuál será el derrotero del fujimorismo y el aprismo post-referéndum con sus principales líderes presos preventivamente o con condenas en proceso. El referéndum es una victoria política. Desde el momento en que el Congreso obstruccionista se vio obligado a aprobarlo, el juego político de Martín Vizcarra cambió el escenario a favor de la gobernabilidad. Ha sido el punto de quiebre de Vizcarra y para el Perú actual. Pero esa victoria de Vizcarra es también de la ciudadanía. Vizcarra asentó su decisión de enfrentar –y no someterse– a las fuerzas prontuariadas del fujiaprismo en el apoyo ciudadano que se medía en calles y encuestas. Sin ese apoyo Vizcarra no tenía nada, no tenía partido, no tenía casi bancada. Es importante que le reconozcamos al poder ciudadano la dimensión y peso que tiene y ha tenido en estos acontecimientos, incluso desde la derrota del fujimorismo en las urnas. En tiempos en que los políticos desprecian a los ciudadanos y desatienden la función de representación de quienes le dieron ese poder; en tiempos en que justo por eso la ciudadanía no se siente representada; y en tiempos en que esos mismos políticos se entregan a causas delictivas y a agendas partidarias y particulares como si la búsqueda del bien común fuera una reverenda cojudez, es importante recordar y resaltar que hay una ciudadanía que no ha dejado de estar alerta, vigilante y exigente, en calles y redes. En esta pequeña pero significativa victoria política del referéndum ha sido el poder de la ciudadanía el que sustentó a Vizcarra para hacer lo que tenía que hacer sobreponiéndose a sus devaneos iniciales. La otra masa crítica ha sido la de un puñado de buenas y buenos fiscales y jueces, periodistas y congresistas. Masa crítica de peruanos que está haciendo posible esta oportunidad de salir de la crisis y avanzar la agenda nacional. Este 9 de diciembre, como sabemos, el voto en el referéndum es Sí-Sí-Sí-No para terminar de completar esta pequeña pero significativa victoria. Es una pena que tengamos que desechar por ahora tener dos cámaras solo porque el fujiaprismo introdujo trampas en esa pregunta y es una lástima que tengamos que sacrificar a algunos buenos congresistas por deshacernos de los nefastos y prontuariados. Tras el 9 de diciembre, los resultados del referéndum muy probablemente terminen de cerrar el círculo de esta victoria política y ciudadana. Por eso es necesario preguntarnos, ¿cuál será la agenda de los congresistas fujiapristas post-referéndum y hacia el 2021? Derrotados política y judicialmente, desprestigiados ante la ciudadanía, con un pie en la calle ellos y sus principales líderes en la cárcel o inminente prisión. Cuál será su derrotero en los siguientes tres años en el Congreso, estando contra las cuerdas y debilitados, sí, pero también con desbordante sangre en los ojos y no mucho más que perder. En mi opinión no creo que se amansen, menos se allanen. Al contrario, liberar a sus procesados líderes será su agenda principal junto con ‘limpiar’ su imagen partidaria inventando conspiraciones, persecuciones y golpes, haciendo alianzas nefastas, recuperar impunidad a costa de generar caos, debilitar instituciones, atacar a quienes buscan la verdad. En suma, seguirán obstruyendo la buena marcha del país. Por eso soy de la opinión que post-referéndum la opción de buscar una salida constitucional para cerrar el Congreso no debe ser descartada. Son tres años aun que sufrir a estas organizaciones criminales y sus artimañas nocivas para el Perú. Finalmente, el referéndum no es más que una pieza de ajedrez en el juego más grande de reformas necesarias para el país y que debería empezar con una reforma constitucional total generada por una notable asamblea constituyente, algo que debe estar en el horizonte para cuando hayamos alcanzado una cierta estabilidad política. Una carta que cuyo origen no nos avergüence y nos guíe, junto con esta nueva oportunidad de cambios y de representaciones en el Perú, hacia el bicentenario del país que tanto anhelamos.