¿Es posible inferir la cantidad total de dinero depositado en el extranjero a través de las cifras que publica el BIS? Muy difícil. Pero se pueden hacer “adivinanzas inteligentes”.,El Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza, es también llamado el “banco de los bancos centrales”. Sus miembros son los representantes de los bancos centrales de sus 60 países miembros. Además de “fomentar la cooperación financiera y monetaria internacional y que las políticas monetarias sean más predecibles, publica todo tipo de estadísticas monetarias, y también financieras de los países. Así, por ejemplo, el BIS reporta trimestralmente la cantidad de dinero que las instituciones y personas residentes en un país tienen depositados en el sistema financiero internacional, tal como lo reportan todos los bancos centrales del mundo (www.bis.org). Para comenzar veamos el dinero que tienen depositado en el exterior las personas “no financieras”, es decir, que no son bancos ni tampoco instituciones financieras. Veamos los casos de algunos países de la Región al IV Trimestre del 2017. Dice el BIS que Brasil ocupa el primer lugar con US$ 17,387 millones, seguido de Venezuela y Argentina con US$ 18,245 y US$ 12,662 millones. Después vienen Chile, Perú y Colombia, con US$ 7,640, 5908 y 5,446 millones, respectivamente. En todos los países, la moneda de los depósitos es, principalmente, el dólar con cerca del 85% del total. Le sigue el euro con un 8%. Luego vienen el yen, la libra esterlina y el franco suizo. En ninguno de los casos el BIS reporta depósitos en yuanes chinos. Es importante señalar que en la lista de instituciones que reportan al BIS están, no solo todos los bancos privados de los 60 países miembros del BIS, sino también la mayoría de los paraísos fiscales, como Luxemburgo, Hong Kong, Singapur, Macao, Isla de Man, Bermuda, Panamá e Islas Cayman. Al comparar estos depósitos como % del PBI, Venezuela sale primero con 4.9%, seguido de Chile y Perú con 2.7 y 2.6%. Más atrás vienen Argentina, Colombia y Brasil con 2.0, 1.7 y 0.8%, respectivamente. Lo de Venezuela aparece como “normal”. Chile y Perú están casi empatados en el segundo lugar. Agreguemos un dato: los depósitos de los peruanos solo eran US$ 2,798 millones a fines del 2013, aumentando en 110% para llegar a los US$ 5,908 millones del 2017. ¿Por qué, ah? Ahora bien, estas cantidades representan tan solo una fracción del dinero de las personas naturales que está en el exterior, pues solo se consideran los depósitos en el sistema bancario. No entran en este cálculo los bienes muebles e inmuebles que se posean en el exterior, tales como casas y departamentos, así como yates, aviones, automóviles de lujo y otros bienes. Tampoco están las inversiones en acciones en las Bolsas de Valores, que pueden representar una cantidad significativa. Ni tampoco aquellas que están en diferentes fondos de inversión ó fondos mutuos, distintos de los bancos que reportan al BIS. Ahora bien, el dinero de las personas naturales en el exterior puede tener origen lícito o ilícito. El origen ilícito tiene varias fuentes, entre ellas, la evasión tributaria, el narcotráfico, el contrabando, la exportación ilegal de oro o de madera de árboles prohibidos (caoba). Un lugar destacado lo ocupan los llamados “precios de transferencia”, que mencionaremos más adelante. El dinero de origen lícito es, generalmente, aquel proveniente de actividades industriales o comerciales legales, pero que ha sido depositado en el extranjero por diversos motivos: desconfianza en sus gobiernos, temor a devaluaciones de la moneda nacional, la mayor seguridad que dan instituciones internacionales “de prestigio”, así como el carácter “secreto” de los paraísos fiscales, como bien lo detallan los “Panama Papers”. ¿Es posible inferir la cantidad total de dinero depositado en el extranjero a través de las cifras que publica el BIS? Muy difícil. Pero se pueden hacer “adivinanzas inteligentes”. Por ejemplo, la amnistía tributaria de Chile a la repatriación de capitales en el 2015 (que tiene depósitos bancarios similares a los nuestros) reportó capitales por US$ 20,000 millones, que pagaron al SII US$ 1,502 millones. En el caso peruano del 2017, solo se reportaron US$ 4,000 millones, con ingresos de unos US$ 350 millones para SUNAT. ¿Por qué? Averígüelo Vargas. Todo este “secretismo” va a terminar dentro de poco pues en octubre pasado –al fin- el Perú se adhirió a la Convención sobre Asistencia Administrativa Mutua en Materia Tributaria de la OCDE. Esta Convención permitirá el intercambio de información financiera y tributaria con “las SUNATs” de más de 100 países. Es hora de redoblar esfuerzos, tanto a nivel de las personas, como de las empresas pues, como nos dice José Antonio Ocampo: “Las multinacionales fijan los precios de las transacciones entre sus subsidiarias garantizando que las ganancias sean gravadas en los países donde los impuestos son más bajos y no necesariamente donde realmente tiene lugar la actividad económica y la creación de valor. Estas maniobras, muchas veces dentro de la legalidad, costaron a la región unos US$765.000 millones entre el 2004 y el 2013” (El Comercio, 14/6/2018). Actuemos, ya.