Los cuentos chinos del presidente del Congreso, por Diego Pomareda

Bajo esta lógica, ¿el Salhuana de hace 2 años no le exigiría al Salhuana de hoy, ya presidente del Congreso, que se quede para liderar las investigaciones frente a las acusaciones respecto a funcionarios que trabajan en su gestión y por el aval de su partido?

Esta semana, el Ministerio Público ingresó a las instalaciones del Congreso, esta vez no por el escándalo de los mochasueldos, sino por una investigación aún más grave: la presunta red de prostitución en el Parlamento. Este hecho subraya un punto crucial que los congresistas parecen olvidar: en el Perú, no existe un primer poder del Estado ni órganos intocables.

A pesar de ello, un tema que llama la atención es la actitud del presidente del Congreso. En lugar de asumir responsabilidad política o liderar acciones decisivas para esclarecer estos hechos, ha optado por desviar la atención al referirse a un proceso disciplinario contra el asesor Yonhy Lescano e insistir en un inoportuno viaje a China en plena crisis institucional.

¿Qué argumentos utilizó la mayoría parlamentaria para negarle un viaje a Castillo, cuando buscaba asistir a la juramentación de Petro en Colombia? Primero, se alegó que el Perú no podía tener cercanía con un “gobierno comunista”. Segundo, se enfatizó la necesidad de que Castillo enfrentara la crisis política del país de forma presencial. Tercero, se cuestionó la inmoralidad generalizada en su gestión, producto de la incompetencia de sus funcionarios.

En agosto del 2022, el mismo Salhuana afirmó que “resulta vital que el presidente permanezca en el Perú y solucione la crisis, que es el resultado de una gestión ineficiente y de haber designado a funcionarios incompetentes”. Bajo esta lógica, ¿el Salhuana de hace 2 años no le exigiría al Salhuana de hoy, ya presidente del Congreso, que se quede para liderar las investigaciones frente a las acusaciones respecto a funcionarios que trabajan en su gestión y por el aval de su partido?

¿Acaso no constituye una crisis moral que el Ministerio Público investigue una posible red de prostitución en el Parlamento, con presuntos vínculos al asesinato de una trabajadora de esta institución? ¿Ya no es “vital” que el presidente permanezca en su puesto para garantizar que las denuncias se aclaren? ¿La China comunista de Xi Jiping no es tan incómoda como la Colombia socialista de Petro?

Este es un ejemplo más, al igual que la vacancia presidencial, las acusaciones constitucionales y demás mecanismos de control político, de que estamos en un Congreso en el que la fuerza de las razones importa poco, lo realmente determinante es a quién se tiene en frente. La validez de un viaje presidencial, en definitiva, dependerá una vez más si del que asume el poder es amigo o enemigo, mientras tanto seguiremos con los cuentos chinos del presidente del Congreso.