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Está probado que...

Hace 12 años se dictó sentencia contra Alberto Fujimori por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.

El 7 de abril del 2009, la noticia del día fue una sentencia que marcó la historia del Perú como un parteaguas entre la impunidad y la igualdad ante la ley. Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de prisión por homicidio calificado con alevosía y secuestro. La sentencia contra el exmandatario se dictó por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.

También se le condenó por los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer tras el autogolpe de 1992.

Recordemos. En Barrios Altos, una fiesta en un antiguo solar del tradicional barrio limeño, el 3 de noviembre de 1991, fue interrumpida por un tiroteo. Quince personas, erróneamente vinculadas a Sendero Luminoso, fueron asesinadas a mansalva, entre ellas un niño de 8 años. Otras cuatro personas resultaron heridas.

El 18 de julio de 1992, un profesor universitario y nueve estudiantes de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle –La Cantuta–, ubicada en Chosica, fueron secuestrados dentro de la propia universidad y asesinados. Los asesinos quisieron borrar las huellas del crimen incinerando los cadáveres en una zona descampada de Cieneguilla. Una compleja y arriesgada investigación periodística pudo determinar que, en ambos casos, los asesinos eran miembros del Grupo Colina, un destacamento paramilitar que operaba con total impunidad en el seno de las FF. AA., y que Fujimori estaba al tanto de las operaciones clandestinas.

Después de años de denuncias, incluso en tribunales internacionales, el 21 de febrero de 1994, el Consejo Supremo de Justicia Militar sentenció a 10 integrantes del grupo paramilitar a cumplir prisión, con condenas de entre 1 y 20 años. Una ley de amnistía aprobada por un Congreso de mayoría fujimorista, en 1995, permitió que los miembros del Grupo Colina se acogieran a la ley y obtuvieran la libertad. Es importante señalar que aún no se ha logrado la reparación plena para las víctimas de ambos crímenes.

Es útil la historia para reconocer la verdad en medio de la abierta voluntad de reescribir los hechos. Sobre todo en esta época electoral en la que escuchamos hablar de los “errores de mi padre” y en la cual la candidata fujimorista anuncia con total normalidad que otorgará el indulto. Felizmente, la memoria del pueblo no es selectiva ni maquilla la realidad.