La rebelión del peatón
En una ciudad dominada por los automóviles, la Municipalidad Metropolitana de Lima se propuso devolverles las calles a los peatones. En noviembre entregará 41 cuadras del casco histórico peatonalizadas, lo que atraerá visitantes y dinamizará los comercios y la vida cultural.
Calles clausuradas, zanjas abiertas en las vías, torres de adoquines acumulados por doquier. Por estos días, el casco histórico del Centro de Lima parece un gran rompecabezas a medio armar. Las obras de construcción han reducido el espacio de tránsito de los peatones en algunas calles, sin embargo, las molestias serán resarcidas con grandes beneficios en el futuro próximo.
Desde abril de 2021, la Municipalidad Metropolitana de Lima, a través de Emape, viene trabajando en el plan de peatonalización del Damero de Pizarro. Esta gestión, liderada por el alcalde Miguel Romero Sotelo, entregará 41 cuadras remodeladas –que incluye pavimentación de piedra, iluminación ornamental, señalización turística, accesibilidad para personas con discapacidad– y serán de uso peatonal exclusivo desde noviembre de este año.
Es decir, las calles del centro histórico, donde antes los transeúntes caminaban raudamente por veredas estrechas escapando del tráfico vehicular y el smog, serán remodeladas para que los visitantes caminen a sus anchas y puedan contemplar su ciudad. Ya no será Lima un lugar de paso, sino de paseo.
“La peatonalización es una recuperación no solo del espacio público en beneficio de los peatones sino también es el reencuentro de las personas con su ciudad”, dice Luis Martín Bogdanovic, gerente del Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima – Prolima.
Las obras de la tercera etapa de peatonalización terminarán en noviembre de este año. Foto: Prolima
Esta ocupación del espacio público por los peatones ya se ve, por ejemplo, en el cruce de los jirones Azángaro y Áncash, muy cerca de la iglesia San Francisco (que aún está en fase de obras) donde un grupo de turistas se detiene a contemplar los emblemáticos balcones limeños de estilo cajón, que datan de la Colonia y son el atractivo de la que alguna vez fue llamada la Ciudad de los Reyes. Antes, escenas como esta hubieran sido interrumpidas por las bocinas de los automóviles. Hoy hay tranquilidad para observar los monumentos históricos.
Ponerle coto al ingreso de vehículos al casco histórico es lo que se pretende con la peatonalización, que fue aprobada en el Plan Maestro del Centro Histórico 2019-2029 (con visión al 2035), elaborado por Prolima y validado por el Ministerio de Cultura, de Vivienda y la Unesco Internacional, que declaró a Lima Patrimonio Mundial desde 1991.
En el documento, la Municipalidad Metropolitana se compromete a peatonalizar 172 cuadras, las 131 pendientes las verán las siguientes gestiones municipales: “Este plan está institucionalizado, trasciende voluntades y debe ser continuado”, agrega Bogdanovic, quien aclara que peatonalizar no significa restringir totalmente el ingreso de vehículos motorizados, el plan contempla rutas alternas para el transporte turístico, taxis autorizados y otros vehículos.
“Caminar hace bien y en el mundo entero los centros privilegian pasear y sentarse en terrazas a disfrutar la ciudad”, dice el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, quien plantea que una alternativa para movilizarse con energía limpia en el centro podrían ser los tranvías o trolebuses (ómnibus eléctrico).
En América Latina, ciudades como Cartagena (Colombia) y Viejo San Juan (Puerto Rico) han apostado por la peatonalización de sus cascos históricos. Según nuestro plan maestro, la peatonalización les devolverá a los limeños 53 mil metros cuadrados para caminar, lo que mejoraría su salud y aumentaría en 12 meses su esperanza de vida.
Además, al reducir hasta en un 60% el tránsito de vehículos disminuirá la contaminación y mejorará la calidad del aire. Hay que recordar que, según el Grupo de Liderazgo Climático C40, Lima tuvo el aire más contaminado de América Latina en 2014. Y no menos importante es que se reducirán los niveles de ruido, los limeños soportamos hasta 78 decibeles cuando lo aceptado por la OMS es de 60.
“Sin duda se mejorará la calidad de vida y además generará más conciencia de ciudadanía. Una persona que no está acostumbrada a usar el espacio público no sabe cómo cuidarlo, queremos revertir eso”, dice Bogdanovic.
Una calle intervenida, con fachadas restauradas y bien iluminada indudablemente atraerá más visitantes. Se calcula que el flujo peatonal en el centro se incrementará a 45 mil peatones, lo que a la vez incentivará la aparición de pequeños comercios como cafés y restaurantes. Esto ya se puede ver en jirón Ica, que fue peatonalizado en 2013, y donde se han abierto varias terrazas gastronómicas. Y debido a la pandemia fueron apareciendo más para prevenir los contagios. Hoy, Bogdanovic calcula que hay 60 terrazas en el casco histórico.
(Antes) Fachadas pintadas, plantas ornamentales y pavimentación con piedra, así luce hoy esta calle peatonalizada. Foto: Prolima
(Después) Fachadas pintadas, plantas ornamentales y pavimentación con piedra, así luce hoy esta calle peatonalizada. Foto: Prolima
El también historiador del arte asegura que la peatonalización dinamizará los negocios locales, subirá el valor de los predios, dará más valor comercial al centro, llamará al turismo local y foráneo y dinamizará la vida cultural: “En el centro histórico se concentra la mayoría de los teatros, museos y galerías de arte. Aún no se ha dado este boom de revitalización e inversión en espacios culturales, hay que considerar que en todos los centros recuperados ha intervenido primero la inversión pública y luego la privada”.
PUEDES VER: Tren que unirá Cercado de Lima con Huarochirí: ¿cuándo se inaugurará y cuántas estaciones tendrá?
La arquitecta urbanista Silvia de los Ríos opina que la inversión que está haciendo la Municipalidad de Lima en las obras de peatonalización –un estimado de 50 millones de soles– es pertinente ya que “Lima lo merece y sus habitantes deben sentir que es una contribución para mejorar su bienestar en la ciudad”.
Sin embargo, agrega que se deben tomar en cuenta la opinión de los residentes del centro histórico en este proceso para evitar problemas como el que se originó cuando se retiró la reja perimétrica de la iglesia de San Francisco. “La peatonalización es necesaria, pero se debe informar a quien vive en la ciudad que será para su bien, y para eso es importante el diálogo”.
El rostro del centro histórico está cambiando, las autoridades están apostando por hacer la estadía del visitante más amable. Por ahora, solo le queda al peatón tener paciencia con las obras y las rejas.