Sembrando ciudadanía
Stella Mohme Seminario, directora de la Fundación Gustavo Mohme Llona.
Violencia, corrupción, discriminación, intolerancia, inequidad, falta de solidaridad. Sin duda, los problemas apremiantes de la sociedad peruana están estrechamente relacionados con las falencias en la formación ética de nuestros ciudadanos. Frente a esta situación, el “Proyecto Democracia: construyendo ciudadanía desde la escuela” avanza en la ardua tarea de formar personas con valores cívicos y comprometidas con el desarrollo del país. Conversamos con la directora de la Fundación Mohme, impulsora de esta iniciativa, sobre el camino recorrido y las perspectivas del proyecto.
¿En qué consiste el Proyecto Democracia?
El objetivo es promover y desarrollar capacidades ciudadanas y democráticas en niñas y niños a partir del trabajo en escuelas públicas. Para ello, hemos elaborado y publicado la serie de libros “Nuestro país”, un conjunto de manuales ilustrados para niños de primaria y de guías de aula para profesores. Estas ediciones constituyen una herramienta fundamental para el trabajo en los colegios, y son complementadas con talleres y un seguimiento cercano en cada institución educativa.
¿Por qué enfocarse en un tema educativo?
Porque la educación es fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad y en nuestro país aún nos falta mucho para alcanzar una calidad educativa óptima. Nosotros creemos que todos debemos involucrarnos para apoyar el sistema educativo desde donde estemos y, siendo conscientes de que podemos contribuir a mejorar la formación de ciudadanos, hemos emprendido esta tarea.
¿Y por qué promover, específicamente, valores ciudadanos?
Vivimos en una sociedad muy desigual, fragmentada, con un Estado debilitado y alta conflictividad social. Las relaciones entre los peruanos están marcadas por el machismo, el racismo, la violencia, la discriminación, la intolerancia, la inequidad y la falta de confianza. Ahora, además, estamos muy golpeados en nuestra autoestima por las redes de corrupción que han quedado y siguen quedando al descubierto. Si analizamos nuestros problemas cotidianos, nos damos cuenta de que su raíz está en la falta de educación integral.
Ante ello, creemos que no debemos perder la esperanza sino incidir con más fuerza en la educación temprana de los más jóvenes. Queremos contribuir a formar ciudadanos plenos, informados, respetuosos de la ley, responsables, empáticos y comprometidos con el desarrollo del país. No solo necesitamos niños que obtengan buenas notas en Matemática o Comunicación —que desde luego es muy importante—, requerimos también buenos ciudadanos. Con ello podemos aspirar a vivir en una democracia más fuerte e inclusiva, a lograr una mejor convivencia y a crecer como colectividad. No podemos vivir sanamente como país si no nos hacemos cargo de eso.
¿Cómo se inició el proyecto?
Todo empezó en el 2015. El punto de partida fue la elaboración de una investigación del IEP que nos permitió conocer las percepciones, necesidades y expectativas de los actores educativos sobre los temas vinculados a la ciudadanía. Sus hallazgos nos llevaron a aterrizar el proyecto y a planificar el contenido de los libros, las guías y las capacitaciones docentes. Se trata de materiales que han sido trabajados con mucha dedicación por especialistas de primer nivel, adecuados a la realidad nacional, con contenidos pertinentes para las distintas regiones de nuestro país y siempre dentro del marco del Currículo Nacional oficial. También hemos prestado mucha atención al diseño, a las ilustraciones, al lenguaje y todo aquello que pueda hacer más atractivo su uso.
Fundación
¿Cómo ha sido el proceso?
Nuestro trabajo en el tema educativo ha sido posible gracias a las alianzas que hemos concretado y que queremos seguir estableciendo con quienes quieran sumar esfuerzos. Como acabo de mencionar, en este proceso ha sido fundamental el apoyo del IEP, que además de haber realizado la investigación inicial, es la institución encargada de desarrollar los textos, de organizar los talleres con docentes y de monitorear la intervención en cada escuela. También ha sido crucial, por supuesto, el papel de Fe y Alegría, que se ha unido hace ya un par de años y nos ha abierto las puertas para poder trabajar en sus escuelas.
¿Qué comentarios han recibido en los colegios?
La verdad es que los textos han sido muy bien recibidos por niñas y niños. Creemos que los sienten como materiales cercanos, útiles y entretenidos. Que sean atractivos para ellos es ya un gran logro. Los profesores, a su vez, los emplean con mucho entusiasmo porque les han ayudado a alcanzar aprendizajes significativos en temas claves de Personal Social y, por cierto, a mejorar también la lectoescritura (un componente central de nuestra propuesta educativa). Además, tanto ellos como los directores valoran mucho el esfuerzo de capacitación que es parte del proyecto.
Eso nos da mucha satisfacción, pues sin el compromiso de los docentes cualquier esfuerzo educativo es inútil. Por ejemplo, en el caso de la equidad y la violencia de género, si no logramos que ellos entiendan la dimensión del problema y se comprometan, todo quedaría en letra muerta y pasaría lo mismo que sucede en el sistema policial: se dan órdenes, se establecen protocolos, normas, etc., pero en el momento en que una mujer llega a denunciar a una comisaría es como si nada de eso existiera.
¿Qué metas o resultados ya se han alcanzado?
Estamos trabajando con nueve colegios en distintas regiones del país. Siete corresponden a la red de Fe y Alegría y los otros dos son el Víctor Rosales y el José Olaya de Piura, instituciones con las que ya teníamos contacto desde antes. Este año planeamos alcanzar casi 2,400 estudiantes y más de 80 docentes.
¿Cuál es el futuro inmediato del proyecto?
Queremos lanzar una plataforma web para subir nuestros materiales y preparar algunos recursos digitales específicos para que las maestras y maestros puedan disponer de ellos. Por otro lado, quisiéramos continuar con la edición de nuevos libros para completar todos los grados de primaria y, por qué no, también secundaria.
Asimismo, hemos entrado en coordinaciones con el Ministerio de Educación para poner a disposición del Estado nuestros materiales, los hallazgos de la investigación del IEP que antes mencioné y la sistematización de nuestra experiencia de intervención. En esa línea, queremos también promover un debate sobre el tema de la formación ciudadana en la Educación Básica.
¿Qué hace falta para que esto siga creciendo?
Queremos seguir estableciendo alianzas con instituciones estatales o empresas privadas que quieran sumarse a este esfuerzo. Creemos que este proyecto es una oportunidad muy apreciable para organizaciones que están comprometidas con el desarrollo del país y buscan formas de seguir contribuyendo. Ya hemos dado los primeros pasos y hemos generado un espacio concreto para producir cambios. Ahora podemos convocar más manos para seguir adelante.
Este año, por ejemplo, contamos con el generoso aporte de una corporación papelera que nos ha permitido imprimir los libros con los que trabajaremos todo el 2020. Pero queremos escalar un poco más porque el potencial del proyecto es enorme.
¿Qué es lo más motivador de este trabajo?
Yo siento que vivir en este país no es fácil, y creo que es más difícil si uno no hace nada. Para mí, esta es una forma de hacer algo, algo que me saca de ese aplastamiento que uno siente cuando ve las noticias y se entera de lo que pasa en el Perú. Particularmente, estar involucrada en mejorar la educación en la infancia y afianzar la ciudadanía es muy motivador y enriquecedor; además, siento que me permite prolongar el legado de mi padre, para quien estos temas eran de especial importancia. Continuar con aquello en lo que creyó y a lo que dedicó su vida me da mucha alegría.