Aniversario. El primer conjunto musical del Perú celebra su ocho décadas de creación artística, una larga trayectoria en la que faltó mucho y tuvo no pocas dificultades para mantenerse en pie. Pasados los años, ahora llega fortalecida y con grandes tareas.,Por: María Morales Isla Su música viene desde lejos. Desde hace ochenta años, cuando fue creada durante la dictadura de Óscar R. Benavides. Tuvo como primer director el maestro vienés Theo Buchwald. Y en ese marco, el 11 de diciembre de 1938, la novísima Orquesta Sinfónica Nacional, con sesenta y siete músicos, ofreció su primer concierto. La OSN y sus músicos viven otros tiempos. No como antes, ahora tienen trabajo todo el año y ha quedado como mal recuerdo las penurias de ser músico en nuestro país, porque hay leyes que los protegen. No como antes, ahora se ha abierto a registros musicales de artista populares, asume, parafraseando el libro de Arguedas, “todas las músicas”. PUEDES VER: Último concierto de la Orquesta Sinfónica por Navidad en Arequipa En medio del sonido de flautas, violines, violonchelos, se alza la figura de Fernando Valcárcel, actual director de la OSN, quien junto a sus músicos ensayan en un ambiente del Gran Teatro Nacional, en San Borja. El maestro se ha propuesto devolver el esplendor que tuvo antaño la OSN. Más aún si en estos tiempos las ventajas, musicalmente hablando son mejores. “Existe una tradición y se han creado las condiciones para una dar un repertorio nacional e internacional al público, pero no siempre fue así”, afirma Valcárcel. El sonido de la música En 1938, en una convulsionada agenda política, pero inactiva presencia musical, se fundó la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú. Europa se aproximaba a su Segunda Guerra Mundial y España vivía la guerra civil; mientras que nuestro país atravesaba su gobierno de facto con Óscar R. Benavides y se llevaba a cabo la VIII Conferencia de Panamericana. En ese contexto, el 11 de diciembre, la OSN se dejó escuchar en su primer concierto. Con sesenta y siete músicos y bajo la conducción del maestro vienés Theo Buchwald, la orquesta, que también incluía músicos europeos y latinoamericanos, se estrenó con la interpretación del Himno Nacional en el Teatro Municipal de Lima. La gala continuó con la obertura de Los maestros cantores de Richard Wagner; la Sinfonía N° 5, en do, de Beethoven; el nocturno de Fiestas de Debussy; la danza de La vida breve de Manuel de Falla y, para finalizar, el bolero de Maurice Ravel. Theo Buchwald llegó al Perú huyendo del conflicto mundial que enclaustraba a Europa. Había nacido en Viena, en un hogar judío, en 1902. Estudió música y filosofía con profesores como Guido Adler y Anton Weber. Desde muy joven estuvo inmerso en el mundo musical al lado de los intérpretes más importantes de ese período. Formó parte de la Orquesta Estatal de Berlín, tocó junto a Erich Kleiber, y dirigió en distintos teatros alemanes. Sin embargo, con la presencia del nazismo y tras su expulsión de la orquesta de Halberstadt, su labor se interrumpió y tuvo que volver a su país de origen. Solo había una posibilidad para el maestro Buchwald: el exilio. En su regreso a Viena, entabló amistad con la pianista chilena Rosita Renard. Con la sugerencia de ella, Buchwald inicia sus labores en Chile en 1935. No obstante, fue la presencia del pianista chileno Armando Palacios, quien estaba vinculado con el ambiente limeño, que se enteró del interés de un grupo de peruanos que deseaban formar un conjunto nacional en el Perú. Con este motivo, en 1936, Buchwald llega a Lima, invitado por la Municipalidad, y asume la tutela de la orquesta dos años más tarde. Aunque en el país existía una tradición , cumusicalya gestación se estableció en el virreinato e “invadían el escenario limeño agrupaciones filarmónicas espontáneas como la Sociedad Filarmónica y la Academia de Música Alcedo, dice el ahora titular de la orquesta, “no había organizaciones estables”. Por lo tanto, con la fundación de la OSN, a cargo de Buchwald, se trajo consigo un bagaje cultural de la herencia alemana. Según Fernando Valcárcel, el músico vienés no solo se encargó de dirigir el repertorio de su cultura, sino que entendió que la orquesta nacional necesitaba creaciones propias, así como también llegar al público peruano. Enseñar y mostrar una tradición cultural. Tras el ingreso del maestro vienés, la Orquesta Sinfónica Nacional vive un período de esplendor que se prolonga aproximadamente hasta 1960, década en la que fallece el músico. El conjunto musical armonizaba la ciudad limeña con sus interpretaciones de la naciente escuela moderna: Manuel de Falla, Igor Stravinsky, Arthur Honegger, Maurice Ravel, entre otros. El público se familiarizó con las composiciones de occidente. Se vivió en la vanguardia artística y musical. PUEDES VER: Mil niños de Arequipa son parte de Sinfonía por el Perú Durante su época de oro, en los primeros 20 años, la OSN ofreció más de 1.500 conciertos. Los recitales se volvieron una tradición. El auditorio del Campo de Marte albergaba a los músicos y al público. A todos los unía un solo lenguaje: la música. Con frecuencia se realizaron giras nacionales e internacionales. Tras la frontera En 1946, por vez primera, la OSN tuvo una proyección internacional. El conjunto viajó a Chile. Fue un hito importante porque puso en escena extranjera las composiciones de nuestro país. Pero por diversos factores económicos, según comenta José Luis Roncagliolo, jefe del archivo de la orquesta, no pudo volver a retomarse hasta el 2004, cuando fueron invitados a Colombia. Con la fallecimiento de Buchwald, un 7 de diciembre de 1960, el conjunto silenciaría sus armonías, pero sabían que el espectáculo debía continuar. Según Luis Antonio Mesa, en su artículo sobre la OSN, el rumano Jean Constantinescu, de la Orquesta Sinfónica de Tucumán (Argentina), asumió el cargo de director. No obstante, dejó la gestión a los meses de emprenderla. A pesar de ello, enseñó música y dirección. Ausente el puesto de director, el alemán Hans Günter Mommer, el peruano Armando Sánchez Málaga y el mexicano Luis Herrera La Fuente fueron algunos de los que se alzaron con el tutelaje del ensamble musical, pero por cortos períodos de tiempo. Con el músico mexicano Herrera La Fuente, quien fue el último extranjero en dirigir la OSN, se logró una renovación. La orquesta vivía nuevamente un pequeño período de esplendor artístico. Trajo consigo la música actual de esa época, como la de Penderecki; “Se interpretaban las composiciones de músicos vivos, contemporáneos”, añade Valcárcel. Incluso en períodos donde parecía no tener importancia el ensamble, por los procesos caóticos que vivía el país, Herrera continúo con su labor musical. Los que también asumieron los cargos de titulares fueron, entre otros, José Belaunde, Leopoldo La Rosa, José Malsio, Luis Antonio Meza, Carmen Moral, Armando Sánchez Málaga, José Carlos Santos junto a Manuel Cuadros Barr y Edgar Valcárcel. En estos años de esplendor y carencia contó con artistas invitados como Erich Kleiber, Andrés Segovia, Astor Piazzolla, Gaspar Cassadón, Antal Dorati, Nicanor Zavaleta e Igor Stravinsky. Las constantes crisis políticas y económicas, la inflación, la dictadura militar y el terrorismo casi llevaron a la orquesta a su desaparición. Pero la ardua lucha de sus músicos y directores permitió que la cultura musical perdure hasta nuestros días, ahora con leyes y derechos para nuestros músicos. La institución ha sobrevivido a las amenazas. Rumbo al Bicentenario Con la creación del Ministerio de Cultura, hay un mayor impulso a la cultura musical. Ahora la Orquesta Sinfónica cuenta con un espacio con las condiciones requeridas para sus ensayos: el Gran Teatro Nacional. Para su actual director, Fernando Valcárcel, compositor y pianista, “el Estado debe entender que la cultura y ese ámbito de la experiencia humana, la música, son importantes para consolidar cualquier proyecto social y económico en el Perú”. Nacido en un ambiente musical, de madre melómana y padre músico, el actual titular del ensamble musical se fue consolidando en el piano, violín, hasta optar por estudiar en el Conservatorio Nacional de Música. Para el próximo año tiene planeado retomar la composición. Con la Orquesta Sinfónica Nacional, Valcárcel se propone continuar con los viajes que han emprendido internacionalmente, tanto en el 2004 y 2005 con su presencia musical en Colombia y México. También tuvo participaciones en el Festival Cervantino de Guanajuato en 2016 y la Feria Internacional del Libro en Bogotá, en el 2014. El conjunto viene con más conciertos y temporadas nacionales e internacionales, con el propósito de recuperar sus años de auge y de mostrar la tradición y cultura de nuestro país. Con motivo de su celebración, se está realizando un libro histórico sobre el primer conjunto nacional del Perú. Si bien existen artículos, como los de Luis Antonio Meza y otros, no cuentan con un estudio que reúna toda la historia de la institución. El primer libro sobre la OSN. Durante estos últimos años, el primer conjunto nacional se ha abierto a la música popular y ha incluido en sus repertorio a artistas como Manuelcha Prado, Dina Páucar, Eva Ayllón, Bareto, entre otros. Hay una fuerte consciencia por vincular la música clásica con la identidad cultural de nuestro país, así como también con sus principales expositores.