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Ciencia

El cerebro se ‘devora a sí mismo’ cuando perdemos horas de sueño, según estudio

Una investigación en roedores sugiere que los largos periodos de vigilia podrían causar que el cerebro humano elimine neuronas indiscriminadamente.

Los periodos largos de vigilia podrían causar que el cerebro humano elimine por su propia cuenta una cantidad significativa de neuronas. Foto: referencial / Govind Bhagavatheeshwaran / Daniel Reich / National Institute of Neurological Disorders and Stroke / National Institutes of Health (NIH)
Los periodos largos de vigilia podrían causar que el cerebro humano elimine por su propia cuenta una cantidad significativa de neuronas. Foto: referencial / Govind Bhagavatheeshwaran / Daniel Reich / National Institute of Neurological Disorders and Stroke / National Institutes of Health (NIH)

Según un estudio llevado a cabo en roedores —mamíferos de una genética similar a los humanos—, los periodos largos de vigilia causan que el cerebro destruya una cantidad significativa de neuronas y conexiones sinápticas (la vía de comunicación entre ellas).

Pero eso no es lo más grave, ya que, incluso si se recuperan las horas pérdidas de sueño, el daño no podría ser revertido, indica el artículo publicado en 2017 en la revista The Journal of Neuroscience.

Si bien la investigación fue realizada en roedores, los autores creen que sus resultados podrían extrapolarse a los seres humanos.

Menos neuronas a más tiempo de vigilia

Para el experimento, el equipo de neurocientíficos, comandado por el italiano Michele Bellesi, sometieron a un grupo de ratones macho de cuatro semanas de edad a distintos hábitos de sueño y luego los indujeron a la muerte para analizar sus últimos rezagos de actividad neuronal.

En específico, buscaban saber qué ocurre con dos tipos de células de apoyo para las neuronas: las microgliales y los astrocitos. Mientras que las primeras eliminan a las neuronas dañadas, las segundas se encargan de darles mantenimiento y asegurar la sinapsis.

Entonces, dividieron a los roedores en cuatro grupos de control: aquellos que fueron sacrificados después de un largo periodo de sueño (más de 45 minutos), otro grupo con privación de 1 hora de vigilia (interrumpido por siestas menores de 5 minutos), otros con privación aguda del sueño (aproximadamente 8 horas) y los últimos con una restricción crónica del sueño (4 a 5 días).

Así, descubrieron que, en el grupo de ratones privados de sueño por días, los astrocitos se activaban de manera perjudicial y aumentaban su actividad para ‘comer’ partes claves de la sinapsis.

“Demostramos por primera vez que los componentes clave de las sinapsis son devorados por los astrocitos debido a la falta de sueño”, sostuvo Bellesi.

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