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Sociedad

Donato Amado Gonzáles: “El mensaje criollo fue incas sí, indios no”

En 1834, cuando el presidente Luis José Orbegoso visita Cusco, su capellán señala a Túpac Amaru II como el primer héroe de la emancipación americana y habla de la “revolución de Túpac Amaru” .

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EPICENTRO REBELDE. Historiador Donato Amado revela entretelones de la presencia del virrey La Serna en Cusco.

La proclamación de la independencia el 28 de julio de 1821 no significó el fin de la presencia española en el Perú. Todo lo contrario. El virrey José de la Serna trasladó la capital del Virreinato a Cusco, donde permaneció hasta 1823, cuando vuelve a ocupar Lima.

Lo paradójico es que desde los primeros años de la Conquista, Cusco fue epicentro de grandes rebeliones que sacudieron toda la América hispana: los incas de Vilcabamba, Manco Inca, Gonzalo Pizarro, Túpac Amaru, Mateo Pumacahua.

Al mismo tiempo, desde 1595 hasta 1820 fue sede del Cabildo de los 24 electores del Alférez Real Inca, que congregaba a decenas de familias descendientes de las panacas reales incas. Nadie mejor que el historiador cusqueño Donato Amado Gonzáles para responder las interrogantes de una periodo poco conocido de nuestro proceso emancipador.

¿Por qué el virrey La Serna elige Cusco como nueva capital del Virreinato en 1821?

Escoge Cusco porque aquí estaba el epicentro del poder político de los incas y del temor a la rebelión. Los descendientes incas distribuidos en las ocho parroquias de la ciudad de Cusco sobrepasan las quinientas familias con personajes muy influyentes...

¿Quinientas familias de descendientes incas? Se trataba de gente educada y con solvencia económica...

Claro, y lo que ellos reflejan en esos momentos es lealtad a la corona española y, por consiguiente, a las aspiraciones de los realistas, en este caso representados por el virrey La Serna. Cuando La Serna toma la decisión de salir de Lima no piensa en Jauja, Ayacucho o Arequipa; piensa en Cusco porque sigue fresca la ejecución de Túpac Amaru II y esta sentencia afectó gravemente a los descendientes incas...

Perdón, ¿la ejecución de Túpac Amaru II o la de Mateo Pumacahua?

Túpac Amaru fue ejecutado en 1781 y debemos ubicarnos en ese contexto. Por un lado tenemos a José Gabriel Túpac Amaru Inca encabezando un proyecto revolucionario de los indígenas en general. Por otro lado, tenemos a los descendientes incas llamados nobles incas, distribuidos en las ocho parroquias de la ciudad de Cusco y que están a favor de la corona española. En tercer lugar tienes a la población ayarmaca (etnia descendiente de los wari y asentada en el Valle Sagrado y en San Sebastián), es decir, a los hatumqosqo que no son incas pero tienen una representación de privilegio, de ser principales, como Mateo Pumacahua que es curaca o cacique de Chinchero, cuya población mayoritaria es ayarmaca. Tenemos tres tipos de población en 1781...

¿Esta distribución se mantuvo en 1821?

Por supuesto. Aquí hay un hecho histórico importante: Hipólito Unanue se pregunta: ¿es posible que estos indios que dicen ser nobles son descendientes incas? Es una pregunta que se hacen los criollos y ellos mismos se responden: No. Entonces, los criollos quieren borrar a los descendientes y nobles incas que amenazan con la mascapaycha (corona) inca, que simboliza el poder político. Los criollos preparan un discurso: sí queremos a los incas que gobernaron antes de 1532 pero NO a los incas de estos tiempos. Es decir, incas sí, indios no.

El mensaje está redactado en quechua, aimara y puquina, firmado por el libertador Bernardo O'Higgins.

Así nació toda esta segregación, pero ¿cuál fue el papel de Mateo Pumacahua y su rebelión de 1814?

Los criollos, a partir del año 1800, buscan un descendiente inca que pueda ponerse la mascapaycha y pueda convocar a la población indígena. En ese entonces, el Cabildo de los 24 Electores y los descendientes o nobles incas ya están dudando y ya no quieren formar parte del ejército realista porque se sintieron engañados.

Mateo Pumacahua pretende colocarse la mascapaycha pero no le corresponde porque es un ayarmaca y no tiene autoridad sobre la población indígena. Pumacahua fue manipulado. No les salió a cuenta a los criollos. Una prueba de que no pegó su revolución es que en los años posteriores, 1815, 16, 17, 18, 19 y 20 se eligió normalmente al alférez real, un título que te está diciendo “viva el rey”.

En los festejos del apóstol Santiago (los días 24 y 25 de julio) se está diciendo “viva el rey”. La fiesta del apóstol Santiago es una celebración de la Conquista. Por eso, La Serna elige Cusco. Es más, viaja con con su propia imprenta para elaborar los bandos en todo el camino desde Lima hacia Cusco. Viene además con toda la maquinaria para la acuñación de la moneda en el Cusco.

Paradójicamente, entre el año 1822 y 1823, La Serna recibe una recaudación descomunal en especies para favorecer al ejército realista: cargas de papa, trigo, maíz, borregos... todo tipo de especies para al alimentación del ejército realista. Por ejemplo, los descendientes incas Hilario Llanquirimachi y Juan Hualpa cumplieron una función importantísima.

En 1824, tres años después de la proclamación de la independencia en Lima, Luis Ramos Tito Atauchi, procurador de naturales, presenta una petición al gobierno de Simón Bolívar para restablecer la elección del alférez real inca y que permita la realización de la fiesta del apóstol Santiago “de acuerdo con la costumbre inmemorial”. La reacción de Bolívar es absolutamente despiadada. Su rechazo es total a los indígenas. Emite un decreto supremo privatizando la tierras comunales, extinguiendo el sistema de cacicazgo y todos los privilegios de los descendientes incas en julio de 1825.

MENSAJE EMANCIPADOR DESDE CHILE. Este es el valioso documento del que habla el historiador Donato Amado para demostrar que fuera de nuestras fronteras ya se sabía de la gran diversidad cultural del pueblo peruano.

La actitud de Bolívar marca la decadencia de una élite provinciana que supo mantener su identidad inca, con educación superior y solvencia económica. Otro hubiera sido el Perú...

La decisión de Bolívar fue el inicio de la decadencia. Hay que entender también que los criollos limeños estaban muy lejos de entender la diversidad del Perú. Una cosa muy distinta son la nación quechua, la nación aimara... Fíjate Roberto, en otras partes entendían más la diversidad peruana. Hay una carta escrita en 1819 desde Chile por don Bernardo O’Higgins dirigida a las naciones quechua, aimara y puquina. Esa carta reivindica la gran revolución de Túpac Amaru II, de Pumacahua...

Durante el Virreinato los “serranos” eran asociados con el poder económico, la buena educación, a estar siempre bien informados. Esto desaparece durante la república...

Así es. Y es porque Cusco es la única ciudad que tiene reconocida como institución al Cabildo de los Incas que estaba interiorizado dentro de la estructura política colonial. No la tiene Lima, ni Arequipa ni Trujillo. El Cabildo de los Incas es representante de todos los indígenas de los reinos del Perú, incluso del Virreinato de Nueva Granada.

¿La de Túpac Amaru II fue una revolución?

Son los propios constitucionalistas que redactan la Constitución de Cádiz los que declaran legítima la revolución de Túpac Amaru II. En los periódicos de la época también se reconoce como una “revolución”. En 1834, cuando el presidente Luis José Orbegoso visita Cusco, su capellán señala a Túpac Amaru II como el primer héroe de la emancipación americana y habla de la “revolución de Túpac Amaru”.

Nos enseñan que todo acabó con la brutal ejecución de Túpac Amaru II en Cusco, pero lo cierto es que la rebelión continuó y se expandió hasta el Alto Perú liderado por Túpac Katari...

Me parece brillante tu observación. La revolución no terminó con la muerte de Túpac Amaru II y de sus familiares. Se prohibió la elección del alférez real inca. Nadie podrá ponerse el vestido del inca ni la mascapaycha. No más celebraciones del apóstol Santiago. Empieza una gran represión, pero duró pocos años, hasta 1789 cuando se restablece el Cabildo de los 24 Electores y las fiestas del apóstol Santiago.

Pero el fantasma de la rebelión siguió rondando...

Desde entonces se mantuvo la amenaza de una gran rebelión, pero encabezada por uno de los 24 electores, por un descendiente inca. En ese contexto, personajes como don Diego Cusihuamán o don Sebastián Tupa Huamanrimachi se arrepienten del apoyo a los realistas “¡por qué hemos apoyado a estos pucakunkas (cuellos colorados)!”, se lamentan.

Un gran comerciante de apellido Chillitopa anuncia por todo su trayecto una rebelión para restablecer el gobierno de los incas. Otros descendientes incas se pelean con Mateo Pumacahua. Cusihuamán es deportado a Lima, sospechoso de levantamiento. En los años siguientes permanece el fantasma de la rebelión.

La jura de la independencia es una consecuencia de la gran revolución de Túpac Amaru II porque es resultado de ese miedo. Por eso, el propio don José de San Martín en una proclama en quechua dice que “vamos a gobernar mejor que los incas”...

La elección de Cusco como capital por el virrey La Serna fue un aporte descentralizador y hoy en día se vuelven a escuchar propuestas para descentralizar Lima. Hay quienes proponen nuevamente a Cusco como capital...

Sí, creo que los sucesivos gobiernos de criollos a partir de 1821 hacen que la ciudad de Lima se transforme en una gigantesca metrópoli, mientras que el Cusco, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se va a convertir en una especie de aldea. Tanto así que años después, en pleno boom del guano de las islas, un descendiente de don Diego Felipe Betancourt Túpac Amaru...

¿Diego Betancourt? el que disputó con José Gabriel Condorcanqui el marquesado de Oropesa?

El mismo. Betancourt, en Lima, empieza a reclamar la propiedad de una isla pequeña ubicada en el litoral, aduciendo que perteneció a Túpac Inca Yupanqui, su antepasado. Y presenta un expediente en el Congreso de la República reclamando la propiedad de esa isla.

Es que Cusco no recibió nada de todo ese dinero generado por el boom de la exportación del guano de las islas... Volviendo al tema de tu pregunta sobre la descentralización, los cusqueños a través de este Cabildo de los 24 Electores del Alférez Real, desde 1595 hasta 1824, se sienten como cabeza de los reinos del Perú. Y es tras la independencia cuando empieza la decadencia.

Es por eso que en el primer centenario de la independencia, en 1921, reivindican la imagen del inca gobernante, instituyen un partido regionalista y la restauración del imperio de los incas. Instituyen propuestas federalistas, además el teatro Inti Raymi, el Patronato Arqueológico del Cusco, el Instituto Americano del Arte, la Casa de la Cultura del Cusco, etc. Y años después, en 1944, se establece la escenificación del Inti Raymi o Fiesta del Sol en Sacsayhuamán. Recuerda, además, que Cusco es la única ciudad que no festeja su fundación española.

Recordemos también que en el año 2000, el entonces congresista Daniel Estrada (exalcalde de Cusco) presenta un proyecto de ley para que los descendientes de los incas del distrito de San Sebastián sean reivindicados y reconocidos...