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Opinión

No es el gobierno del pueblo

“Un verdadero gobierno del pueblo construiría estrategias que faciliten que los más vulnerables prosperen”.

larepublica.pe
Melina Galdos

La frase ‘el gobierno del pueblo’ ha sido utilizada como un recurso retórico por aquellos que ocupan posiciones de poder para darse un halo de legitimidad que no se sostiene más. Cada testimonio e indicio sobre la desatención del Gobierno a problemas claves y el desmantelamiento de la institucionalidad del Estado son equiparables a los golpes de una bola de demolición pegándole a los cimientos de lo que un día fue el proyecto político de quienes gobernarían por y para los pobres; para los que no vieron los beneficios de un modelo económico neoliberal y terminaron librando las batallas más duras durante la pandemia.

A pesar de esto, la economía en el país se sigue moviendo y los servicios básicos (con todas las falencias en su provisión) siguen llegando de algún modo a los ciudadanos. Entre enero y agosto del 2022, el Producto Bruto Interno creció un 3% a comparación de otras economías del mundo, como la de Reino Unido donde el crecimiento fue de alrededor 0.1% para el mismo periodo. Asimismo, no ha faltado la gestión de nuevas obras, por ejemplo, para mejorar la calidad del agua potable y los servicios de alcantarillado en distritos como Villa María del Triunfo y Villa El Salvador.

En realidad que todo se debe a la actitud emprendedora y la resiliencia de quienes, ante la necesidad de proveer para sus familias, dinamizan la economía con su trabajo y la vocación de funcionarios de carrera que continúan sosteniendo lo que queda de nuestros ministerios, ellos pues nos han resguardado de una situación que sería aún más difícil de revertir.

Un verdadero gobierno del pueblo construiría estrategias que faciliten que los más vulnerables prosperen a través de remuneraciones dignas, empleo decente, infraestructuras inclusivas y el abastecimiento de insumos para sus actividades productivas. No permitiría, como sucede hoy, que ese pueblo sea el que cargue con el peso de la constante confrontación e inestabilidad generadas por cómo hemos venimos haciendo política en estos últimos años.