La Cumbre Presidencial Andina se realizó ayer en el Perú con la asistencia de los cuatro países miembros representados por sus mandatarios. Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú forman la CAN, que en su proyecto original se llamó Junta del Acuerdo de Cartagena, y fue parte de una iniciativa no alineada, encabezada por el Perú, razón por la que somos la sede de una de las más antiguas iniciativas de integración en la subregión.
La CAN tiene 53 años de fundada y cuenta en la actualidad con 112 millones de ciudadanos, a los que se les ofrece el pasaporte andino y otros beneficios, mientras avanzan procesos de integración en otros sectores como en materia aduanera, tránsito fronterizo, telecomunicaciones, desarrollo tecnológico y de negocios; en la perspectiva de consolidar la definición teórica de permitir el intercambio de personas, bienes y servicios.
Se ha podido comprobar que uno de los principales logros obtenidos por la integración es que ha servido de plataforma inicial para operaciones de exportación de las empresas, en especial de las pymes. Esta suerte de entrenamiento básico entre países vecinos en las técnicas de la exportación ha ayudado a que, tras la experiencia ganada, las pequeñas y medianas empresas avancen hacia procesos más complejos de intercambio comercial en otros confines.
Hay también procesos de integración en la perspectiva de ir reduciendo las barreras discriminatorias para ir construyendo un espacio económico común, a la usanza de la integración europea. El primer paso de toda integración es la creación de una zona de libre comercio. Aunque aún es una utopía su realización, se avanza en ese sentido con los tropiezos propios de modelos de desarrollo diferentes y mecanismos de protección del comercio de cada país que resultan muy difíciles de superar.
La presencia de los cuatro mandatarios, Luis Arce, de Bolivia; Gustavo Petro, de Colombia; Guillermo Lasso, de Ecuador; y Pedro Castillo, de Perú, en la Cumbre Andina y la transferencia de la presidencia pro tempore de Ecuador para Perú supone que los 53 años de la CAN no han sido en vano y existe el compromiso de mantener y consolidar la integración.
La fortaleza de la CAN es que cuenta con sistemas establecidos y funcionando como el Parlamento Andino o el Tribunal Andino de Integración. Es el momento de agregar la voluntad política a la real necesidad de formar parte de un bloque capaz de enfrentar los retos de una competencia cada vez más agresiva en el campo comercial, que realinea sus estrategias para consolidar sus mercados.