El virus COVID-19 no tiene tratamiento eficaz a la fecha, y en el escenario más favorable, veremos una vacuna en un lapso de entre un año y medio o dos.
Entonces, queda clara la necesidad de ajustar el llamado “ecosistema de innovación” peruano al nuevo escenario. Aquí algunas sugerencias para los “decisores”, al respecto:
1. Dejemos de hablar de “capacidades para innovar”, y construyamos “estructuras” para innovar en la “nueva normalidad”. Facilitemos ayudas para la reconversión, digitalización de procesos, equipamiento y superación de la “brecha digital productiva”.
2. Superemos los “emprendimientos dinámicos”, o sea, vayamos al desarrollo de modelos de negocio –no solo mejoras– que incluyan nuevos estándares de producción (medidas biosanitarias, comportamentales, digitalización) con foco en sostenibilidad ambiental.
3. Ayudemos a innovar al sector público. Dado que el Estado peruano está liderando la guerra contra el COVID-19, probablemente necesitará ser más fino en las acciones de postguerra. Y eso se debe lograr con innovación más osada.
El año pasado decía, en el II Foro “Integración al Bicentenario” de RPP, que el “ futuro y a estaba aquí, solo que mal distribuido”. Hace casi un año. ¡Me he quedado corta, con la ventana de tiempo, en el pronóstico! El COVID-19 ha superado cualquier escenario imaginado. Porque “el futuro fue ayer” y hoy demanda mucha audacia para actuar en escenarios límite.