Un creciente grupo de ciudadanos de bajos recursos económicos en Afganistán han recurrido a vender sus órganos vitales como un recurso para enfrentar el hambre y la pobreza que se extiende en el país asiático, reportaron durante los últimos días diversos medios locales e internacionales.
La pobreza siempre ha sido uno de los principales problemas en territorio afgano, pero se ha agravado desde que los talibanes retomaron el poder en agosto del 2021, tras la partida de las fuerzas aliadas de la OTAN y el cese de ayuda internacional.
Esta situación ha afectado a muchas familias que se encuentran al borde de la desesperación y, en muchos casos, son empujadas a vender sus riñones.
“La mayoría de las personas que venden sus riñones por problemas económicos se enfrentarán a largo plazo a problemas de salud por carecer de un riñón. La cultura de la donación de riñones no es normal en Afganistán. La mayoría de los donantes de riñón son voluntarios con problemas económicos que los venden a otras personas”, explica el doctor Ahmad Shekaib, especialista en medicina interna, a EuroNews.
La pobreza afecta a todos los sectores del país, no solo a las zonas rurales. Un caso de la desesperación es el de Ghulan Hazrat, de 40 años. Hace poco vendió uno de sus riñones. Su médico le recomendó un año de reposo para recuperarse.
“No podía salir a pedir dinero, no era capaz de mendigar. Entonces decidí ir al hospital y vender mi riñón, para poder al menos alimentar a mis hijos durante algún tiempo”, relata.
Sin embargo, Ghulan no sabe qué hará cuando se le acaben los 2.000 dólares que recibió a cambio de su órgano.
La ONU pidió un monto récord de 5.000 millones de dólares para financiar la ayuda necesaria este año para asegurar el futuro de Afganistán, que se encuentra al borde de una catástrofe humanitaria.
Estados Unidos —cuya acelerada retirada de ayuda militar precipitó la llegada de los talibanes al poder— anunció una primera donación de 308 millones de dólares.
Se trata de una solución de emergencia, pero “el hecho es que sin (esa ayuda) no habrá un futuro” para Afganistán, alertó Martin Griffiths, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios, el lunes a periodistas en Ginebra.
El plan de la ONU requiere de 4.400 millones de dólares de los países cooperantes para financiar las necesidades humanitarias de este año, el monto más alto pedido para un solo país, destacó la entidad en un comunicado.
Ese monto permitirá entregar alimentos y apoyar la agricultura, financiar servicios de salud, tratar la desnutrición, dar acceso al agua y saneamiento y brindar educación.
Unas 22 millones de personas, más de la mitad de la población afgana, tiene necesidad urgente de ayuda.
A ello se agregarán 623 millones de dólares para auxiliar a los 5,7 millones de afganos refugiados en cinco países vecinos, principalmente Irán y Pakistán.
Filippo Grandi, alto comisionado de la ONU para refugiados, advirtió que “si el país se derrumba (…) se verá un éxodo mucho más importante de gente. Y ese desplazamiento de pobladores será difícil de enfrentar dentro y fuera de la región, porque no se va a quedar dentro de la región”.
Estados Unidos anunció una primera donación de 308 millones de dólares, destinados principalmente a la alimentación, la sanidad y la protección contra el duro invierno, informó la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en un comunicado.