La doctora Viviana Palermo del Centro de Salud Banda en Santiago del Estero, ubicado en Argentina, quedó totalmente asombrada con el caso que le tocó descubrir, mientras se encontraba de guardia. La especialista declaró a los medios de comunicación que una niña ingresó de emergencia al hospital por fuertes dolores estomacales y en compañía de su madre. Sin embargo, los signos que presentaba su cuerpo la hicieron sospechar de una dura verdad.
La doctora no tardó en preguntarle a la pequeña de 9 años por su extraño comportamiento. “Parecía una niña de 16 años por la manera en que relataba toda la situación. Su mamá la trajo a consulta porque le dolía el estómago y tenía cefalea. La noté que hablaba mal, como que estaba drogada”, expresó la profesional a un medio local.
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Cuando la profesional le preguntó a la menor si había consumido sustancias prohibidas antes de ir al hospital, su respuesta la dejó ‘boquiabierta’. “Nos explicó que un compañero de la escuela disolvía Clonazepam en un vaso de agua, además de fumar marihuana”, “me comentó que había tomado las pastillas y como le dolía el estómago ingirió ranitidina y 15 gotitas de Reliverán”.
La Dra. Palermo investigó que la niña tiene 10 hermanos; sin embargo, lo que provocó su indignación fue ver cómo la madre no se mostró sorprendida ante el escalofriante relato de su hija. “Fue internada para ser examinada en el área de salud mental, y para que se le realicen exámenes toxicológicos. Trabaja también una asistente social”, comentó.
Para empeorar las cosas, la doctora descubrió que un compañero de 11 años, le invitaba a la pequeña las pastillas de Clonazepam y el cigarrillo de marihuana en la escuela.
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Un hombre oriundo de Carolina del Sur, Estados Unidos, se llevó una gran sorpresa al pedir un vaso con té en el reconocido local de comida rápida McDonald’s. Según contó Parrish Brown, de 24 años, ordenó la infusión helada con azúcar y limón extra, sin imaginar, que en el fondo del envase encontraría varias bolsitas con marihuana.
Cuando el estadounidense tomó la pócima se percató que tenía un sabor extraño y no el habitual. Pero al estar sediento, no dudó en beberlo pensando que el saborcillo mejoraría, sin embargo, terminó drogado.
El joven decidió abrir la tapa del vaso y vio que dentro del mismo había tres bolsas con la droga. Según informó el diario The Island Packet, los hechos tuvieron lugar a finales de octubre en la localidad de Hilton Head Island. Brown afirmó que nunca antes había probado sustancias ilícitas, y por eso no reconoció su sabor desde el principio, a pesar de sentirse raro justo después de tomar la bebida.
Al parecer, Parrish Brown en su intento de introducir un sorbete al envase, terminó perforando las bolsitas filtrantes, liberando las hojas de la ilegal hierba en el líquido.
La Guardia Costera de Estados Unidos publicó el último jueves un video en el que miembros de la institución persiguen a un submarino que transportaba alrededor de 18 toneladas de cocaína y 423 kilos de marihuana.
Las imágenes muestran a un grupo de agentes que divisan el submarino y comienzan a dar indicaciones en español para que el sumergible se detenga. Luego, uno de los oficiales salta hacia la parte superior del submarino y comienza a golpear uno de los accesos. Al no tener escapatoria, uno de los tripulantes abre la escotilla.
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Un perro entrenado en detección de narcóticos descubrió que dentro de un peluche se encontraban escondidas 1769 pastillas de fentanilo, una droga 50 veces más potente que la heroína.
Los estupefacientes fueron hallados en una empresa de mensajería en México y tenían como destino un domicilio en la ciudad de Piedras Negras, Coahuila. Todo lo incautado fue puesto a disposición del Ministerio Público.
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Las cámaras de seguridad de la cárcel Euclid, en Ohio (Estados Unidos), detectaron el preciso instante en que uno de los detenidos recibe un paquete desde el cielo ante la vista del resto.
En la cinta se puede apreciar a un grupo de reos pasando el rato en el espacio abierto. Aunque, uno llama la atención por estar alarmado a lo que acontece arriba del patio. Después de medir por unos segundos los movimientos del dispositivo aéreo, el presidiario utilizó su camisa para amortiguar la caída del paquete.
En Alabama, Estados Unidos, una mujer mató a su bebé, después de inyectarle drogas y meterlo dentro de un congelador. La madre asesina fue identificada como Amanda Oakes, de 36 años.
Según el reporte de investigación, Oakes sometió a su hijo a una sobredosis de metanfetaminas y procedió a esconder su cuerpo en un hotel. El hecho ocurrió en mayo. En ese momento, el personal del hotel halló el cuerpo del niño y procedió a llamar a la policía.