Por: Carlos Paucar
El último libro de Sandra Plevisani se llama Blanca Flor presenta dulces momentos y complementa el primero llamado El dulce libro de recetas.
¿Dulces momentos remite a familia, hogar, a queque, a arroz con leche?
Sí, este libro es como lo básico, lo que todos quieren, un alfajor, un pay de limón, un brownie o un queque simple, hay un capítulo para la primeriza, otro para que los niños entren con los papás a la cocina, para iniciar una colección.
Y también es para el emprendimiento.
Es un dulce momento porque reúne a la familia y también una oportunidad de negocio, porque empodera mucho a las personas que quieren sentirse útiles. Desde mi primer libro he buscado eso. Quiero eso, dejar un legado, no guardar las recetas dentro de un cajón, de nada sirve eso.
Tienes más de 58 libros. ¿En ellos buscas dejar tu legado?
Me di cuenta cuando estuve en Estados Unidos con mi hija Camila. Me fui a buscar tratamiento para su cáncer, por un año. Como ella pasaba largos ratos en el hospital, le hacía su salsa de tomate, sus comidas, y los niños venían, de tener tres niños pasé a tener mesa de 25 personas. Era mi terapia. Me decían: cuando tú te vayas qué vamos a hacer; entonces dije, enseñar es lo mejor. Mi hija falleció y decidí hacer un libro y dar el dinero para niños que se sentían mal por la quimioterapia. El libro fue un éxito.
Tu primer libro fue hace 17 años. Después vino El gran libro del postre peruano que ganó varios premios internacionales.
Sí, con Sergio Zapata Acha fuimos a investigar en las bibliotecas, hicimos un trabajo de un año y el libro ganó el premio Gourmand, después vino el libro de Moquegua.
…Donde indicas que los postres avanzan gracias a los conventos.
Había una cuna muy grande de postres en los monasterios, donde los padres siempre dejaban a las hijas mayores para “ganar el cielo”. Hay toda una dulcería monacal y de ahí salen dulces como el mazapán, guargüeros, gaznates...
Entonces has hecho libros para académicos y para las familias.
Sí, he hecho libros de investigación como Los dulces de convento, de Navidad, de todo, el último proyecto es sobre la anemia... Por allí trato ese mito que el huevo trae el colesterol, es mentira
¿También es un mito que el dulce hace mal a la salud?
Creo que todo lo que se come en exceso es malo. Yo como azúcar todos los días, soy repostera y pruebo todo lo que hago. Y tengo cero colesterol. Es un mito lo del azúcar y eso que la yema da colesterol, o los problemas con el gluten de la harina…
Y con esos mitos ¿cómo está el nivel de la repostería peruana?
Creo que desde que Teresa Ocampo se fue de la TV había un eslabón perdido, se dejó mucho la repostería, todo era cebiche, lomo saltado…
Y apareciste tú, Sandra.
Cuando me propusieron hacer el programa de TV, mi hija había fallecido. Al comienzo lo tomé como terapia. Pasaron 15 años y se ha construido algo que se había dejado de lado: empoderar a la gente. El postre además de terapia puede ser una oportunidad de salir adelante...
En toda tu labor está presente tu hijita.
Fue un antes y después en nuestras vidas. Cuando ella falleció el 2002, mis hijas Ariana y María vinieron aterradas y me dijeron: “Mami, ¿ahora qué va a pasar?”. Les dije: “Vamos a salir adelante, a Camila no le gustaría que me hunda...”. La repostería me hizo reinventarme y ser feliz de hacer lo que me gusta y dejar un legado a la gente.