La tasa de uso de tarjetas débito se multiplicó más de dos veces en Perú, pasó de 9% en 2019 a 20% en 2022. Mientras, el uso de efectivo como valor de transacción bajó a 37% el último año, cuando en 2019 esta tasa ascendía a 60%, de acuerdo con cifras del Banco Mundial.
Durante el periodo 2019-2022, según un estudio de Global Payments Report (GPR), el mercado peruano evolucionó favorablemente hacia la digitalización y como resultado de este contexto, la formalización de las finanzas y la incorporación en el sistema financiero por parte de los usuarios también ha ido creciendo notoriamente.
En ese contexto surge una oportunidad para que los startups en proceso de lanzamiento y desarrollo, aprovechen esta ola de digitalización ofreciendo una mayor variedad de tarjetas, tales como crédito, débito y prepagas para todo tipo de usuario; no solo para facilitar la operatividad de los clientes, sino también para contribuir en la formalización de la economía peruana.
Según Carlos Marín, Country Manager de Pomelo en la región andina, que desarrolla soluciones tecnológicas para que negocios en proceso de transformación digital lancen y escalen servicios financieros en América Latina, lo primero a tener en cuenta a la hora de lanzar una tarjeta por parte de los startups es definirla según el tipo de cliente y sus respectivas necesidades.
El experto comparte algunas buenas prácticas a tener en cuenta:
Una vez definidas las especificaciones del producto y el contexto regulatorio, se podrá trabajar en el proceso de integración. Para este momento, ya se tendrá en claro si el producto necesita considerar una regulación o no, dependiendo de si es una emisión de tarjeta de crédito, débito o prepaga. Por lo tanto, se procederá a revisar la capacidad tecnológica de integración e implementación del negocio.
“Cuando mencionamos las capacidades técnicas, nos referimos a que hay compañías que hacen más sencillo este paso ya que tienen una base tecnológica superior. Aquellas que no la tienen, deberán verificar sus ambientes de desarrollo para facilitar el proceso en el menor tiempo posible”, detalla Marín.
En una etapa final del proceso de emisión, será importante alinear el diseño al branding de la marca. Además, habrá que poner foco en el proceso de integración con diferentes proveedores, como embozadores y couriers, y gestionar el uso de la licencia financiera.
“A fin de garantizar el cumplimiento de todas las reglas que se exigen por parte de las franquicias, se requerirá de un proceso de Project Management. Una vez obtenida la aprobación del cumplimiento de todas las reglas, podremos hablar de un tiempo promedio de tres meses para la emisión de la tarjeta física, para las virtuales estamos hablando de un par de semanas”, concluye el experto.
En conclusión, la emisión de tarjetas de crédito, débito o prepago requiere de diversas etapas y sobre todo de asesoría certificada en todos los aspectos del proyecto, para que el proceso concluya sin pérdidas de tiempo ni dinero.