Ante la adversidad de una economía golpeada, voltear la mirada hacia la tierra que lo vio a uno nacer puede convertirse en el primer paso para despegar.
Los esposos Liseth Miranda y Lorenzo Zanchin, residentes del Cusco, supieron concentrar su experiencia en un restaurante del Valle Sagrado, el empuje de sus propios clientes y las bondades de la agricultura local para concebir Intira, un gin andino seco que halla su nombre en un homenaje a la “fiesta del Sol”.
“Mi esposo es ingeniero químico, y pasó muchos años destilando grapa. Cuando llegó al Perú, encontró tantos aromas increíbles que pensó ‘deberíamos hacer un gin’, y así nació Intira”, recuerda Miranda.
En síntesis, Intira acoge un total de 24 insumos botánicos, de los cuales 23 son andinos cosechados en la franja que separa los Andes y la selva, y el otro es importado: enebro de Italia, tierra natal de Zanchin. Todos ganan a lo largo de la cadena de producción porque, además compran el enebro a jubilados que lo preparan artesanalmente en Toscana, trabajan con agricultores que labran a lo largo de toda la franja que corona Cusco, como limón rugoso de Anta, vainilla de Oxapampa y cardamomo de Villa Rica. En este punto, destaca las propiedades del cardamomo pasqueño, superior al importado tradicionalmente de India por sus aromas y sabores de durazno.
Miranda y Zanchin
“Teníamos inseguridad de reabrir por la pandemia, pero el tiempo libre permitió darle forma al proyecto. Trabajamos el resto de 2020 para hacer nuestra bebida lo más representativa posible, fórmula que guardábamos hace 6 años”, refiere.
Los insumos de Intira provienen totalmente de otros emprendimientos locales, familias de la pequeña agricultura afectadas por la crisis internacional de fertilizantes y que hoy buscan nuevas opciones para diversificar su negocio desde el sector público y privado. Intira es un claro caso de éxito.
Con todo, la bebida busca ser “kilómetro 0″; es decir, trabajar con agricultores cercanos a su planta, operada únicamente por los esposos para apoyar la economía circular del Valle Sagrado. Su objetivo es crecer y funcionar como parte de un circuito de destilerías andinas.
“Normalmente, el gin internacional contiene 3 o 4 botánicos, más enebro. El nuestro es bastante más potente, pues lleva 24. No buscamos emular ningún otro trago del mundo, nuestro sueño tiene personalidad propia, y por eso es el único gin puramente andino del Perú”, se confiesa Miranda.
‘Superfood’ es el término con que se retrata un alimento que goza de alto contenido de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, vitaminas, aminoácidos esenciales y compuestos antioxidantes, como la kiwicha, calihua, amaranto, y la ampliamente reconocida por sus virtudes, quinua. Existe un día especial para su promoción en nuestro país, el 30 de junio, impulsado por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
“Recuerdo cuando la quinua no era tan conocida, y necesitó un empuje del Gobierno a través de campañas (¿recuerdan la alimentación de los astronautas?). Se debería hacer lo mismo con el tarwi, el cual es mejor que la quinua en varios aspectos”, recuerda Romina Rivas Castillo, fundadora de 29 Superfoods, prometedor negocio que aprovecha las cualidades del grano para trazar sus objetivos.
El audaz emprendimiento, operado por tres personas y que, desde su concepción en 2020, ha virado hacia modelos más ecoamigables -el 90% de entregas se realiza en bicicleta, y el empaque es plenamente reciclable-, trabaja de manera directa con una cooperativa de Áncash, ‘La perla de los Andes’, donde se encuentran parte de las 30.000 familias que en el Perú cultivan la leguminosa.
“Empezamos con el tarwi y luego de unos 6 meses presentamos el ‘Chocotarwi’, combinación ideal con el cacao. Finalmente, lanzamos la versión de solo cacao, pues lo buscaban para repostería”, sostiene.
Romina Rivas y Cristóbal Luna
Pero 29 Superfoods, según comenta, está orientada a mejorar la calidad de vida de los productores y de los peruanos en general. Para ello, están logrando progresos importantes en la introducción y diversificación de la cadena de distribución del tarwi para consumo directo.
“Pienso que, al inicio, el miedo puede acompañarte, pero no vencerte. Debes rodearte de experiencias y personas que te impulsen, porque no sabes en qué momento llegará la oportunidad perfecta. Nosotros vimos un nicho en el mercado y lo aprovechamos”, afianza.
Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), las regiones de mayor producción de tarwi en Perú son La Libertad (34%), Cusco (19%) y Puno (9%).
En 2020 se cosecharon en el país más de 11.000 hectáreas, de las cuales se obtuvieron 15.000 toneladas de tarwi.
El año pasado, el tarwi alcanzó la cifra de US$ 1,2 millones en exportaciones, donde el principal destino fue Ecuador.
El 3 de setiembre fue declarado el Día Nacional del Tarwi.
60% crecieron los precios de los fertilizantes en 2021. La pequeña agricultura es la más afectada.
2,2 M unidades agropecuarias existen en el Perú.