El pasado 23 de julio, una semana antes de la asunción de Pedro Castillo a la Presidencia, y cuando ya se conocían los resultados de la segunda vuelta, la población de las comunidades campesinas de la provincia cusqueña de Chumbivilcas decidieron retomar viejas demandas para bloquear la carretera que impide el transporte de vehículos provenientes de Las Bambas, en Apurímac, considerada una de las mayores productoras de cobre del país controlada por la china MMG Ltd, y una de las más importantes del Corredor Minero del Sur. Van 144 días, de los cuales 139 corresponden al gobierno de Castillo, incluidos los 60 que pidió el expremier Guido Bellido como tregua, que tampoco se completó.
Este corredor, empotrado en el corazón de los Andes de Apurímac, Cusco y Arequipa, concentra junto a las operaciones de Puno, Moquegua y Tacna una cartera de proyectos valorizada en más de US$ 27.000 millones: cerca del 50% de la inversión minera proyectada a nivel nacional (US$ 56.158 millones). No obstante, también ha sido, históricamente, el polo de mayor conflictividad social asociado a la explotación de minerales, y foco principal de las críticas sobre el manejo y acompañamiento medioambiental por parte del Estado desde hace, al menos, dos décadas.
Tres son los grandes proyectos asentados en el corredor: Antapaccay Tintaya, de Glencore (Cusco); Constancia, de Hudbay (Cusco); y Las Bambas, hoy de MMG (Apurímac) y materia de controversia porque, de acuerdo a sus propias estimaciones, esta semana debería detener sus operaciones. Al frente, cuatro presidentes que no pudieron contener la conflictividad en la ruta: Humala, PPK, Vizcarra y Sagasti. Castillo podría ser el quinto.
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“Este no es un problema que nace con este Gobierno, viene de mucho más atrás. No obstante, lo que sí tiene ahora el Gobierno es la oportunidad de liderar el proceso y llevar la solución por el curso correcto”, sostiene Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Y es que el sur ha sido una zona de fuerte expansión minera en las últimas dos décadas. La mina histórica ha sido la de Espinar, en Cusco, que comenzó a producir a mediados de los años ochenta, cuando todavía era una empresa pública. Esa fue la primera operación minera en lo que ahora se conoce hoy como Corredor Minero del Sur, aunque en aquella época no existía nada de eso.
Como refiere el exviceministro de Gestión Ambiental José de Echave, el hito para la configuración de este corredor fue el inicio de la construcción de Las Bambas. El Estado transfiere el proyecto con opción de compra en el 2004, el cual es obtenido por la suiza Xstrata. En ese momento, la empresa que era dueña de Tintaya, BHP Billiton, y que también había participado con mucha expectativa en el concurso por el yacimiento de Cotabambas, le anuncia a su contraparte que –ante la derrota– le vendería su asentamiento en Cusco, pues preveía una operación integrada con Apurímac. Por eso Xstrata compra Tintaya, y en ese momento tenía lógica el mineroducto. Ahí es donde se empieza a estructurar el Corredor Minero del Sur.
“Después de que Xstrata es absorbida por Glencore, esta última obtiene el dominio de cobre a nivel mundial. Para consolidar su operación, necesitaba la autorización de tres grandes economías: EE. UU., la Unión Europea y China. Las dos primeras le dan el visto bueno, pero los chinos le piden desprenderse de al menos una operación. Por eso Glencore se vio obligada a vender Las Bambas a MMG. Al final, las dos operaciones terminaron divididas y el mineroducto ya no tenía sentido”, recuerda el especialista.
En efecto, en el año 2013, poco después de aprobado el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para la construcción del mineroducto que debía unir sus vetas en Tintaya y Las Bambas, Glencore Xstrata anuncia la venta de esta última a la china MMG por cerca de US$ 5.850 millones, más el dinero gastado por la suiza desde inicios del 2014 en la construcción de la mina (redondeando los US$ 7.000 millones), y se acaba la necesidad de un tubo entre ambos yacimientos.
Las Bambas. Se espera llegar a acuerdos este martes. Foto: difusión
De esta forma, Tintaya del Cusco quedaba en manos de la fusión Glencore Xstrata, mientras Las Bambas de Apurímac iba a parar al mazo de MMG, en una operación cerrada en abril del 2014, cuando la segunda mina no se había terminado de construir. Incluso habían previsto entregar dos millones de toneladas de concentrado en sus primeros cinco años de operación, desde 2015. El problema surge porque, al no haber ya un mineroducto, la única forma asequible de trasladar el cobre hasta los puertos de Matarani, en Arequipa (previa escala en tren), sería por volquetes, una solución contaminante no consultada con la totalidad de naturales residentes.
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Rómulo Mucho, presidente de Agromin, organización que busca la comunidad entre la minería y la agricultura, recuerda su paso como viceministro de Minas en el corredor durante el conflicto de Tintaya, años atrás, en el 2005. Su comitiva, que se instaló luego de la toma de la mina, fue un primer espacio catalizador que bajó los ánimos beligerantes y permitió su reapertura. Reflexiona, sin embargo, que los problemas sobre el corredor no se centran únicamente en las diferencias entre empresa y población, sino en la endeble mediación del Estado. Prueba de ello es que el conflicto en Espinar rebrotó.
“Lo que ocurre en el Perú es que no se invierte en la gente. Siempre van a estar reclamando por más plata, pero plata hay. Lo que se necesita, desde el Estado, es aprender a gastar, y la mejor inversión siempre será la educación. Este problema de manejo de conflicto por parte de las autoridades puede hacer que, como país, perdamos una oportunidad irreemplazable de desarrollo”, asevera Mucho.
Similar posición tiene Gobtiz, quien recalca la importancia mediadora de las autoridades en todos sus niveles para ponerle fin a estos conflictos en el corredor que, de acuerdo a los empresarios del sector, podrían representar una pérdida de US$ 9,5 millones diarios. Ello, luego de que su producción se viera mermada por la conflictividad social al pasar de 450.000 a 270.000 toneladas este año.
“Está claro que la solución no pasa por ser rentistas, pues, si vuelves a la población rentista, el día que se acaba la renta la regresa a su situación previa. Volverse contratista, parte de la cadena productiva, es una solución rápida, pero parcial. Hay que reconocer que sí ayuda, pero en el largo plazo no soluciona el problema de fondo. El Gobierno necesita usar su capacidad de liderazgo para enmarcar la visión que tenemos sobre ese territorio en dos o tres décadas más, y en base a eso usar estos recursos para potenciar sus virtudes”, expresa.
Esta semana será clave, pues se agota el tiempo ofrecido por la minera MMG (mediados de diciembre) para paralizar sus operaciones en Las Bambas, debido a que no se abastece de suministros por el bloqueo de Chumbivilcas. Su paralización dejaría sin empleo a más de 9.000 trabajadores. Según el secretario general del sindicato de trabajadores de la mina, Erick Ramos, unos 2.000 perjudicados son de la región Arequipa.
El tercer gigante, Hudbay, está a cien kilometros de Tintaya, tras un abra, en una zona ‘pamposa’ –como recuerda Mucho– y más cerca del mar, al igual que otros proyectos como Cerro Verde, Cuajone, Quellaveco y Toquepala. Sin embargo, no está libre de diatribas. Con Livitaca, Chamaca, también hay conflictos. Ahí están pidiendo un nuevo convenio marco donde sean incluidos como área de influencia directa. Hay una mesa que ha instalado Minem y PCM, pero sin avances significativos.
En tanto, Flavio Huanqque, presidente de Alto Huancané (Espinar), sostiene que las once comunidades en la zona de influencia de Antapacay esperan una reunión para este martes 14 con el Ministerio de Energía y Minas (Minem) y la PCM en el Centro Poblado Tintaya Marquiri para abordar el plan de reparaciones, omisión de la consulta previa, el fondo de emergencia, salud, reactivación económica y canon comunal.
“Tienen que venir a responder las cartas que hemos enviado sobre los diálogos que hemos sostenido. Ahora, sobre el tema de la consulta previa, ya nos han enviado una adenda borrador que nosotros tenemos que observar o aprobar. Seguramente esa adenda tenemos que firmar el 14, y el 17 de enero estaríamos empezando de acuerdo a un cronograma de reunión multicomunal con los señores del Minem. También estarán el Ministerio de Economía y Finanzas, Ambiente, Salud, Agricultura. Todo está programado”, indica.
La consulta a la que se refiere Huanqque es por el proyecto Antapacay-Expansión Tintaya Integración-Coroccohuayco.
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“Las once comunidades hemos suspendido el levantamiento, pero en cualquier momento también, si no nos atienden, vamos a reiniciarlo, esta vez de manera escalonada. Si a nosotros no nos atienden toda la agenda, vamos a tener que cerrar el paso de Las Bambas, Hudbay y Antapaccay, en el corredor. La pelota está en la cancha del Estado peruano. La agenda provincial de Espinar y cinco distritos se está manejando en otro espacio”, asegura.
Por su parte, Edgar Huaranga, expresidente del Frente de Defensa de Espinar, explica que, en este momento, hay tres mesas de diálogo abiertas sobre tema social, desarrollo provincial y económico, pero esas mesas no han tenido un buen fin. Solo algunos han llegado a buen puerto y se han cumplido, como el tema de salud. Se pidió un hospital y en este momento está en construcción por parte del tesoro público.
“Con la empresa hay diálogo sobre evaluación del medio ambiente y salud de las personas por contaminación, pero esas mesas están paralizadas. La relación entre la población y Xstrata no ha sido buena antes, tampoco ahora. No vivimos pacíficamente. En cualquier momento puede venir una huelga indefinida. Con el cambio de gobierno, el año electoral del próximo año ha hecho que la población esté retraída. Estoy muy seguro que nuevamente va a volver a la carga porque hay temas no resueltos”, contextualiza el representante.
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Un grupo de empresarios del distrito de Challhuahuacho, Apurímac, llegaron la semana pasada a Lima para dialogar con el presidente Castillo acerca de la problemática local generada por el bloqueo del corredor.
“Somos un grupo de empresarios que representamos a distintas organizaciones y asociaciones. Esta paralización nos está afectando el derecho al trabajo. En caso que no se resuelva de manera inmediata este tema, el sector público va a pedir un resarcimiento, lo mismo el sector privado porque las pérdidas van de acuerdo a la inversión”, dijo la representante Sandra Guzmán para Radio Nacional.
Esto ha sido advertido por De Echave como uno de los riesgos latentes del poco acompañamiento del Estado durante la mediación empresa-población: la ruptura entre peruanos. Y lo estamos viviendo.
MMG Las Bambas amplió su oferta para Chumbivilcas (Cusco) a fin de levantar el bloqueo del corredor minero.
Se pudo conocer que la minera propuso para las comunidades de Chumbivilcas una flota de 14 camiones, 12 camionetas e inversiones en proyectos de S/ 1 millón anuales.
Por su parte, Chumbivilcas presentará una contrapropuesta y citó a la minera para este martes con el fin de analizar su iniciativa. Esperan llegar a un consenso.
El presidente del Frente de Defensa de los Intereses de la Provincia de Chumbivilcas, Wilbert Fuentes, detalló a La República Sur que propondrán que se considera una suma de S/ 1 millón 200.000, que se invertirá en proyectos y en la compra de maquinarias que necesitan para la actividad de la agricultura.
27.000 millones de dólares es el valor de la cartera de proyectos del corredor.
9.000 trabajadores se afectarían por paralización de Las Bambas.
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