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Domingo

Araceli Poma: “Con mucho orgullo me considero una afroandina”

Talento peruano en Nueva York. Con fuertes raíces en la música andina que escuchó de sus abuelos y en las jaranas criollas que gozó en las peñas de Lima, Araceli Poma es voz y compositora en The Sacred Leaf (La Hoja Sagrada), producción de la banda Afro-Andean Funk, que integra con el productor estadounidense Matt Geraghty.

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Voz y belleza. Araceli Poma ha grabado Arando, Sueños de Nieve y ahora The Sacred Leaf con Afro-Andean Funk, nominada al Grammy Latino. Foto: Alejandro Cerna/La República

Competirá por el Grammy Latino como Mejor Álbum de Música Alternativa con Rosalía, Bomba Estéreo, Ca7riel y Arca. Por estos días, recibe saludos por ese logro, pero ella ya se dirige a nuevos proyectos, como producir otro documental sobre mujeres guerreras de la música. Primero fue Perú y Puerto Rico. Ahora sigue Brasil.

Cantante, productora, conductora, directora de documentales, investigadora de la música peruana. Tienes una carrera muy intensa.

Sí, creo que nací intensa. Me siento afortunada porque de alguna manera eso me ha hecho buscar más caminos para cumplir mis sueños. Para disfrutar la vida haciendo lo que amo. Yo, en realidad, soy un alma vieja también. Desde pequeña me he conectado mucho con las viejas generaciones y es ahí donde me formé, porque en mi época no había música en universidades, no tantas como las que hay ahora.

Has aprendido lo andino de tu tierra y lo criollo en la calle y las peñas, ¿a esa mezcla le llamas afroandino en tu último disco?

Sí. Con mucho orgullo me considero una afroandina, porque tengo de ambas raíces. Además las he vivido, las he respirado. Soy de Cajamarca, me he criado con mis abuelos en Huancayo, viéndolos tocar las marineras, los huainos, los santiagos. Pero por otro lado yo vivía en la costa y me formé en las peñas. Como que tengo la fortuna de tener un poco de ambos lados.

El disco The sacred leaf (La hoja sagrada) es un trabajo con sonidos modernos y lo tradicional. La letra también es especial, hablas de la hoja de coca, de la vida diaria.

Sí, la hoja sagrada, porque para mí es la comunicación con mis ancestras, con mis abuelas, específicamente con ellas hay una conexión directa. Hasta hoy. Mi abuela paterna tiene 90. Y mi abuela materna 80, y chaccha muchísima hoja de coca. Crecí viéndolas y para mí es un ritual hacerlo con ella y chaccho también. Para mí es como mágico. Hace pocas semanas estuve en Lima y tuve la oportunidad de compartir con Mamá Nieves, darle la hojita para mí es totalmente sagrado. Y, como dices, en el álbum hemos querido plasmar temas nuevos, que siento vigentes, de lo que es importante hablar, como las que fueron forzosamente esterilizadas. También temas contemporáneos, con tanto amor. No te imaginas, le pongo mucho corazón a todo lo que hago.

¿Qué significa trabajar con el productor norteamericano Matt Geraghty?

Empezamos en Just Play, plataforma que visibiliza músicos de las Américas. Él estuvo haciendo un documental en Perú en 2017 y 2018. Vinieron a hacer un documental de música peruana y convocaron a Javier Lasso para que les guíe. Él propuso a artistas y ahí estuve yo. Tuve además el honor de compartir con la maestra Rosa Guzmán, Charo Goyeneche, Sofía Buitrón, a quienes admiro. Y así es como lo conozco. Recuerdo mucho que en una de las grabaciones me acerqué al equipo y les dije, por si acaso, el tema que yo canto es un tondero, del norte del Perú, usualmente se toca allí el checo, instrumento afroperuano, les expliqué. Parece que eso les impresionó, me hicieron más preguntas, les ayudé. Me enamoré mucho del proyecto y ellos se enamoraron de mi chamba.

"Matt Geraghty estuvo haciendo un documental en el Perú... Ahí estuve yo”. Foto: difusión.

Le pones mucha pasión a lo que haces.

Si hago algo, lo hago incansablemente y no me quejo. Trabajo muchísimo. Tengo un montón de chamba y si no la tengo, me la invento. Todo el tiempo estoy creando y eso es buenísimo.

El proyecto de filmar Guerreras de la Música en Perú y en Puerto Rico es ambicioso, es acercarse a diversas culturas tradicionales.

Así es. Luego del proyecto de Chincha, Perú, nos fuimos a Puerto Rico y ahí tuvimos la oportunidad de hacer Guerreras Puertorriqueñas, enfocando a artistas mujeres, siguiendo la carrera de ellas y dándoles la importancia que merecen tener. Para mí fue una experiencia, uff, superincreíble porque era la primera vez que estaba detrás de escena. Fue un gran aprendizaje, de los mayores que he tenido en mi carrera.

Después de Las Guerreras Afroperuanas grabaste el documental El Encuentro.

Sí. Y tenía pensado esto en la pandemia porque, además, en esa etapa hice el podcast de música peruana “Sin distancias”, con muchísima acogida.

Allí contaba mi vida personal desde que desinfectaba las verduras hasta que estaba componiendo. Hablaba de música peruana, de manera didáctica.

En el último capítulo, —me acuerdo hasta ahora y quiero llorar—, me había ido a vivir con mi papá en la pandemia y hablé de esa conexión tan linda que tenemos y afianzada por el hecho de vivir juntos de nuevo. Él vio todo el proceso. Me vio trabajar tan duro porque en ese momento entré a trabajar a la TV también, en Miski Takiy. Papá me vio y dijo, joder, oye, los artistas trabajan duro. Papito, claro, le digo, no es lo que ves en un show. No sabes todo lo que hay detrás... Fue lindo.

Para ti la pandemia fue una gran oportunidad porque has tenido diversas chambas.

Hasta doy clases de español con nuestra música. Me he convertido en un pulpo. Pero me siento muy enfocada en mi trabajo. No me siento confiada, tengo confianza en mí, que es diferente.

Y todavía mantienes ese lazo fuerte con los tuyos porque, por ejemplo, viajaste a Hualgayoc y allí hasta te encontraste con el partero de tu nacimiento.

Ese encuentro fue lo más dulce y emotivo del planeta. Dime, ¿es posible encontrar a quien te trajo al mundo para decirle gracias? No creo que todo el mundo conozca a su partero. Fue muy emotivo y de verdad tan honesto. Imagínate, a él, literalmente, lo tuvieron que sacar de una jarana para que atendiera el parto de mi mamá...

De allí quizás te nace la vocación artística.

Lo artístico, por dos lados. Mi abuelo, que ya murió, Noé Zúñiga, fue un importante personaje en Cajamarca. Músico, pintor, compositor, poeta, escritor, profesor, un talento. Y por parte de mi papá, todos sus hermanos cantan hermoso y tocan y yo crecí en las fiestas, con la música huanca que para mí es la más increíble del planeta.

Estás nominada al Grammy Latino y compites con alguien tan popular como Rosalía, ¿qué esperas de esto?

¿Sabes qué? Una cosa bonita que me está pasando, a mis casi 40 años, es que no espero nada. Porque voy fluyendo y porque a veces es mejor no esperar. Lo que sí hago es trabajar y trabajar. Y si en el camino van a pasar cosas, ¡bien! Solo digo, ¡eyyy, sorpréndeme vida! Enfoco mi energía en sentirme bien, sana y trabajar.

Es lamentable que esa música tan hermosa que mostraste en el documental con artistas peruanos de la vieja guardia no tenga tanta difusión en el Perú.

Sí pues, pero, ¿quién debería difundir más? ¿A quién le corresponde esa tarea? También le corresponde al Estado, también les compete a algunas instituciones apoyar a los artistas. Y te hablo desde mi lado de productora. Muchos artistas sobre todo de las generaciones anteriores, no saben gestionar. Tocan increíble pero no necesariamente cumple un rol de gestor. Falta capacitar a los que lo necesiten y seguir apoyando sus trabajos.

Hay una tarea grande todavía.

Es difícil promover y producir porque, ¿sabes? Producir no es barato. Producir es caro, desde alguien que te haga las fotos, el video o edite tu material. Por eso debería haber siempre un apoyo.

Antes hubo artistas andinos como Zenobio Dagha, Jilguero del Huascarán, Picaflor de los Andes, y en lo criollo, Chabuca, Polo, Lucha Reyes, recordándolos, ¿cómo definir entonces esta época?

Definitivamente, nuestra música ha tenido momentos de oro. Sí, pienso que las cosas han cambiado, definitivamente no es una época ya de oro por ejemplo en la música criolla, pero sí me parece una época muy buena para la música en general. La sola nominación de Susana Baca, Eva Ayllón y Nicole Zignago a mí me parece grandiosa porque el mundo voltea a ver la música y ver un poco al país. Estar en los ojos del mundo me parece bastante importante. Eso ayuda a darle visibilidad a nuestro país en el tema musical y más allá.

Hoy lo digital ayuda a la difusión. Hay más posibilidades de difundir la música peruana.

Felizmente. Sabes qué, creo que la pospandemia también ha influido, que no solo hay muchos más medios visuales, sino también mucha más gente en el proceso, generando competencia, y eso hace que el nivel suba. Hay cosas buenísimas ahora. Y como público uno tiene que ser más abierto, hay que explorar y apoyar mucho al artista peruano. No tener comentarios, entre nosotros, de odio y racismo, como he visto hace poco.