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Ciencia

Ivermectina: ¿qué se sabe sobre su aplicación en pacientes COVID-19?

Actualmente se desarrollan 40 estudios clínicos que buscan comprobar o descartar la eficacia de la ivermectina en el mejoramiento de pacientes con coronavirus.

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El uso de la ivermectina como tratamiento contra la COVID-19 debe ser administrada solo bajo prescripción médica. Foto: composición LR.

Se ha hablado mucho sobre la posible eficacia de la ivermectina como tratamiento contra la COVID-19. Sin embargo, esto queda solo en una hipótesis, ya que no existe evidencia científica que avale dicha afirmación. Aún así, existen algunos países que están impulsando su uso y un grupo limitado de profesionales de la salud que respaldan su efecto favorable.

A la fecha, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) desaconsejan aplicar ivermectina como tratamiento para el nuevo coronavirus.

“Aunque existen usos aprobados para la ivermectina en personas y animales, no está aprobada para la prevención o el tratamiento de la COVID-19. No debe tomar ningún medicamento para tratar o prevenir la COVID-19 a menos que se lo haya recetado su proveedor de atención médica y lo haya adquirido de una fuente legítima”, indica la FDA en su página.

Hace cinco meses atrás, la posición de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos era la misma. No obstante, en enero de 2021, cambió de parecer. La entidad pasó de no recomendar el medicamento en pacientes con coronavirus a mostrarse neutral al respecto.

“Actualmente no hay datos suficientes para recomendar a favor o en contra del uso de ivermectina para el tratamiento de COVID-19 . Se necesitan resultados de ensayos clínicos con el poder estadístico adecuado, bien diseñados y bien realizados para proporcionar una guía más específica (...)” explicaron los NIH.

¿Qué revelan los estudios sobre ivermectina?

Los NIH registran un total de 40 pruebas clínicas sobre la ivermectina en pacientes con COVID-19 de todo el mundo. Sin embargo, solo algunas han culminado y la información recabada hasta el momento no es suficiente para ofrecer solidez sobre su efectividad.

Dennis López Baca, doctor especializado en enfermedades infecciosas y tropicales en Cochabamba y miembro de la Sociedad Boliviana de Infectología, refiere que, para lograr esta certeza, los ensayos deben pasar por etapas de investigación. Momentáneamente, la mayoría se encuentra en fases iniciales y no han sido probados todavía en humanos infectados.

Los primeros experimentos que se realizaron con el medicamento, por ejemplo, solo detallaban pruebas ‘in vitro’, es decir, en laboratorio. Aunque los resultados fueron alentadores en estos casos —hasta un 99.8% de capacidad para eliminar el virus en 48 horas—, la evidencia no era sólida científicamente.

La efectividad de la Ivermectina contra el coronavirus es menos o más sólida según el tipo de investigación que se realiza con respecto a ella.

Lo mismo ocurre con las afirmaciones de médicos y especialistas que respaldan la eficacia de la ivermectina contra la COVID-19 basados en sus observaciones. En abril de 2020, el médico neumólogo dominicano, Jhonny Tavárez, declaró que, tras la aplicación del fármaco en 247 pacientes, la mayoría de ellos presentó una mejoría en sus síntomas. Nuevamente, este ‘resultado’ carece de solidez, ya que se basa en la experiencia y no emplea una metodología adecuada.

Aunque ninguno de los artículos científicos presentados hasta la fecha representan por sí solos una prueba fehaciente de la efectividad del medicamento, en opinión del Dr. Andrew Hill, investigador en el Departamento de Farmacología de la Universidad de Liverpool, sí es posible desprender esta afirmación si se los visualiza en conjunto.

El experto realizó una revisión de 18 artículos científicos relacionados con este tema y concluyó que la ivermectina está asociada a una reducción de marcadores de inflamación y a la eliminación viral en los pacientes. De todos modos, Hill sugirió no aprobar su uso hasta que haya más información.

“Existe una amplia variación en los patrones entre los ensayos, las diferencias entre las dosis de ivermectina y la duración de los tratamientos fue heterogénea. La ivermectina debe validarse en estudios aleatorizados más grandes antes de que los resultados sean suficientes para que las autoridades reguladoras los revisen”, escribió en su análisis publicado en Research Square, una plataforma de preimpresiones —no validadas por pares—.

Un tratamiento contra parásitos

La ivermectina es un antiparasitario descubierto en los años 70. Su uso en humanos inició en 1987, en África, y se difundió después en países de América, en 1993. Antes de la pandemia, su aplicación era principalmente para animales.

“Se utilizaba mucho en ganado vacuno, en caballos y en porcinos para la parasitosis en la piel: garrapatas, pulgas, entre otros”, aclara López Baca.

En abril de 2020, la científica australiana Kylie Wagstaff, de la Universidad Monash, en Melbourne, lideró la primera prueba in vitro de la ivermectina y obtuvo resultados alentadores. Al cabo de unas semanas, surgieron otros ensayos aplicados experimentalmente en pacientes con COVID-19, cuyas conclusiones indicaban una aparente efectividad del medicamento.

La administración de la ivermectina ganó terreno pronto en varios países, principalmente en Latinoamérica. En Perú, Gustavo Aguirre Chang, médico egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), presentó un estudio en el que detallaba las acciones terapéuticas del prometedor fármaco. Poco después, su promoción se extendió a Bolivia, Argentina y otras naciones.

Marco Almerí, experto en salud pública, resalta que no se conoce el mecanismo fisiopatológico de la ivermectina. No obstante, los resultados empíricos demuestran que hay mejoras en el aspecto clínico del paciente con COVID-19.

“Se presume que evita la tormenta de citoquinas —una respuesta exagerada del sistema inmunológico que provoca una falla orgánica múltiple— . Al evitar esto, se evita también que aparezca la formación de coágulos sanguíneos. Con eso se evita la trombosis diseminada en el pulmón, el hígado, el cerebro y los riñones, y se evita la ventilación mecánica”, afirma Almerí.

Prevención y contraindicaciones

Aún cuando el uso de la ivermectina como tratamiento contra el coronavirus está siendo impulsado por algunos médicos e incluso personajes políticos importantes, los expertos son enfáticos en recomendar su aplicación bajo seguimiento profesional. En Perú la venta de este medicamento se encuentra disponible en farmacias y muchas veces se consume irresponsablemente.

Alrededor del 60% o 70% de pacientes con COVID-19 llegan al hospital automedicados, ya sea con corticoides, ivermectina u otros medicamentos. Un gran bloque de estos ya han progresado bastante la enfermedad”, asegura el médico intensivista del hospital Sabogal, Alan Tufino Villanes.

La automedicación con ivermectina se ha relacionado con efectos secundarios como náuseas, vómitos, dolor de abdomen y rash cutáneo. En ocasiones, su dosificación excesiva y sin prescripción médica ha provocado también toxicidad a nivel neurológico y hepático, así como el riesgo de muerte.