Un biólogo camerunés lucha para salvar a los manatíes africanos
Desde sus primeras observaciones en el lago Ossa de Camerún, el doctor en biología marina Aristide Takoukam Kamla lucha para proteger a los manatíes de África, una especie desconocida y amenazada, presente en las aguas dulces de la costa oeste del continente.
Para poder observar a estos discretos mamíferos marinos, hay que ir al amanecer, cuando la superficie del lago está llana como un espejo, seguir la estela de burbujas y esperar a que el animal salga a respirar para poder atisbar sus dos enormes fosas nasales.
Hace más de diez años, cuando todavía era aprendiz de investigador en la Universidad de Dschang, en Camerún, Takoukam Kamla tuvo que estar remando un largo rato antes de poder ver estos habitantes de las profundidades del lago.
"Esperaba verlos como en YouTube: en una agua clara, saltando como delfines... Una idea completamente surrealista" heredada de las publicaciones de los manatíes de Florida, muy distintos a los africanos, explica con una sonrisa este científico de 39 años.
Fue gracias a los pescadores de la zona que aprendió a detectar a estos mamíferos, también conocidos como vacas marinas, en las 4.500 hectáreas de aguas sombrías del lago Ossa, situado en un parque natural en el sudoeste de Camerún.
Ahora, el manatí africano es "su animal preferido" y el tema de su doctorado en la Universidad de Florida, que en 2024 le valió un premio Whitley, la más alta distinción en el campo de la conservación de la biodiversidad.
- "Misterios"-
De regreso de una expedición con Takoukam Kamla, la investigadora estadounidense Sarah Farinelli se emociona hasta las lágrimas por haber visto cinco ejemplares, entre ellos una hembra acompañada de su cría.
"¡Es mucho! Hay algunos lugares en África donde es imposible verlos", explica la científica treintañera que estudia estos animales en Nigeria.
Este carácter escurridizo envuelve a estos animales en el misterio: ¿Cuántos Trichechus senegalensis hay en Camerún? ¿Cuál es su esperanza de vida? ¿Cuándo y hasta dónde migran?
Habitan en la costa oeste de África, entre Mauritania y Angola, pero "es una especie muy poco estudiada, alrededor de la que existen todavía muchos misterios", afirma Aristide Takoukam Kamla.
Considerado como "vulnerable", este gran herbívoro marino figura en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Takoukam Kamla, fundador de una organización de protección de los mamíferos marinos en África (AMMCO), considera que esta clasificación de la UICN subestima "el estatus real de esta especie que es blanco de caza furtiva" y cuyo hábitat está "constantemente en peligro".
En el lago Ossa, el único depredador de manatíes es el hombre. Hace algunos años, el manatí en salsa era un plato habitual en Dizangué, el pueblo que agrupa las aldeas de pescadores a orillas del lago.
Ahora su pesca está prohibida, el plato ha desaparecido de los menús y una estatua de yeso azul celebra la existencia del animal. Pero las amenazas persisten.
Navegando por un río de la zona, Aristide señala con el dedo una refinería de aceite de palma artesanal que vierte residuos directamente al agua y contamina el lago.
Poco después discute indignado con un pescador que ha extendido una red que podría atrapar a una pequeño manatí.
"Somos autóctonos, vivimos de esto y nunca hemos tenido que aguantar prohibiciones en nuestra casa", protesta el anciano pescador sentado en una piragua. "Si quiere imponernos prohibiciones, nos tendrá que pagar cada mes", insiste.
- Unidos contra una planta invasora -
La relación entre los científicos y las comunidades locales con prácticas de pesca ancestrales no es fácil. Pero una catástrofe en 2021 acercó ambos mundos.
Una planta invasora, la salvinia gigante, fue descubierta en medio del lago y lo hizo inhabitable tanto para los peces como para los manatíes.
Los científicos iniciaron una "batalla biológica" usando gorgojos "cyrtogabous salviniae", un insecto microscópico que se alimenta solo de salvinia, y pidieron ayuda de los pescadores.
"Tomaban salvinia infestada de gorgojos para colocarla un poco por todo el lago", recuerda Thierry Aviti, investigador de AMMCO, la organización fundada por Aristide Takoukam Kamla.
Después de tres años, la planta ha desaparecido prácticamente. "Llegó un momento en que ya no podíamos más, pero cumplieron con sus promesas", afirma Thierry Bossambo, un pescador de Dizangué, todavía traumatizado por las largas temporadas sin capturas.
Aristide se agarra a esta "relación de confianza" con los pescadores para evitar una "ciencia paracaidista", desvinculada de las realidades del terreno.
También quiere desarrollar un circuito de ecoturismo para disuadir a los cazadores furtivos. Para Gilbert Oum Ndjocka, guarda del parque nacional de Douala-Edea, esto es una "prioridad" para que "todas las partes implicadas estén aliadas en la conservación".
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