Hoy se inaugura la muestra “El cielo del desierto” en el C.C. Garcilaso. Se exhiben objetos personales de la científica y fotografías de Yann Arthus-Bertrand Homenaje,El desierto de Nasca se convirtió en su hábitat. El crudo sol, la arena y el viento no le hicieron rehuir. Había decidido quedarse de por vida para estudiar el misterio de los dibujos gigantes que los antiguos nascas habían trazado con asombrosa perfección y simetría sobre las pampas. María Reiche tenía 46 años cuando optó por convertirse en la guardiana de ese desierto. Allí se hizo una leyenda. Con la muestra “El cielo del desierto: María Reiche y las Líneas de Nasca”, el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores rinde homenaje a esta matemática alemana. La exposición exhibe fotografías sobre su persona y su labor con los diseños y geoglifos de la pampa. Asimismo, reúne una serie de objetos personales, documentos e instrumentos con los que investigaba cotidianamente. Esta muestra se complementa con las excelentes imágenes del notable fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand, quien no solo ha registrado las famosas figuras como el mono, el colibrí, la araña, la ballena, sino también el paisaje nasqueño con sus colinas y dunas. María Reiche Grosse nació en Dresden, Alemania, en 1903 (murió en 1998). Estudió física, matemática, pedagogía y geografía en las universidades de Dresden y Hamburgo. El azar –y su desacuerdo con el nazismo también– quiso que llegara al Perú en 1932, como educadora de los hijos de un cónsul alemán. En 1936, retornó a su país, y luego volvió en 1937, pero esta vez para residir definitivamente. Es en Lima donde conoce al arqueólogo norteamericano Paul Kosok, lo que fue capital en la vida y vocación de María Reiche. Dirigió la mirada hacia los inmensos dibujos nascas y marchó hacia ellos. El arqueólogo Toribio Mejía Xesspe, asistente de Tello, ya los había descrito. A lo largo de 500 km, la científica alemana se dedicó a estudiar las líneas de Nasca. Ella postulaba que los geoglifos eran un posible observatorio astronómico que habría servido a los antiguos pobladores para calcular los ciclos agrícolas. Este tema es un asunto polémico entre los científicos. Pero Reiche no solo cumplió la tarea de investigadora, sino también realizó el ejemplar trabajo de preservación de las figuras. Esa tarea alcanzó su punto máximo cuando las Líneas de Nasca fueron inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1994. En 1992, María Reiche obtuvo la nacionalidad peruana, cuando ya era una leyenda. Dato La muestra de María Reiche. La exposición se inaugura hoy a las 12 m. Estará abierta hasta el domingo 29 de junio. De martes a viernes de 10 a.m a 8 p.m., sábados, domingos y feriados de 10 a.m. a 6 p.m.