Investigación. La Fiscalía no descarta que las autoridades cuestionadas en el programa radial de Hernán Choquepata hayan contratado sicarios para vengarse del locutor. Aunque tampoco se descarta que el ataque provenga por las relaciones sentimentales que tenía la víctima. Ayer el alcalde de Camaná y uno de sus funcionarios rindieron su testimonio.,Fiorella Montaño Enviada especial a Camaná Cuando el periodista de la provincia arequipeña de Camaná, Hernán Choquepata Hordóñez, llegó con la cabeza ensangrentada al hospital de esta ciudad costera, los médicos suturaron la abertura que tenía a un costado del ojo. Pensaron que era una simple herida provocada por la cacha de un arma de fuego y no el orificio que había abierto la bala disparada por sus asesinos. Tampoco imaginaron que la munición se encontraba alojada en su cerebro. La bala jamás salió del cráneo. PUEDES VER: Puno: pareja de jóvenes se suicida porque su familia se oponía a la relación Develar el tipo de pistola que se utilizó para acabar con la vida del conductor del programa Hablan los Pueblos se ha convertido en la principal tarea del Ministerio Público y Policía Nacional. Una vez identificada el arma homicida, se podrá tener una pista más certera de la identidad del criminal. El conductor de radio La Ribereña fue baleado en la soledad de su cabina. No había testigos. El ataque ocurrió un domingo por la tarde, mientras la mayoría de pobladores se encontraba en una celebración fuera de la ciudad. El caso es complejo. La Primera Fiscalía Penal Corporativa de Camaná determinó 40 días para realizar las diligencias preliminares. En dos días, el Departamento de Investigación de Homicidios entrevistó a 100 personas. Las hipótesis Hernán Choquepata (45), más conocido como Randy por sus amigos y oyentes, llevaba más de 10 años dedicado a la conducción de programas periodísticos. Los últimos cinco asumió el manejo de la filial de La Ribereña en la ciudad. De 13:00 a 17:00 horas se sentaba en la pequeña cabina de 4 metros por 2 para conducir su espacio. Al mismo tiempo que desarrollaba sus tareas periodísticas, era controlador y a la vez productor. Un mil oficios. Su programa sacaba llamadas telefónicas al aire de oyentes que se quejaban de las autoridades locales. Entrevistaba y emitía denuncias contra el manejo de instituciones públicas. Otras veces realizaba campañas para ayudar a quienes pasaban por alguna dificultad e iban a la emisora en busca de apoyo. Eso cuentan su esposa Flor Arapa y Golfer Rivas, su compañero en la emisora; Rivas reporteaba en la calle para Randy. El periodista no se guardaba ácidos comentarios en su programa contra autoridades. Una de las hipótesis que baraja la Fiscalía sobre el crimen es que enviaron sicarios para callarlo. Aunque los cancerberos no serían profesionales ranqueados, dejaron con vida al conductor. Al ser auxiliado por sus familiares, una de las pocas cosas que les dijo antes de morir en una ambulancia camino al hospital Honorio Delgado fue que tenía sueño. Cuando le preguntaron quien lo quiso matar, nunca llegó a decirlo. Las principales sospechas de Golfer Rivas recaen sobre el alcalde de la provincia de Camaná, Yamil Vásquez, y el Gerente de Transportes de la municipalidad, Víctor Zapata. Durante las últimas semanas, los conductores de La Ribereña centraron sus críticas contra estas autoridades por la apertura de El Morro, un prostíbulo. El martes por la noche el alcalde y Zapata acudieron a la dependencia policial para rendir su testimonio y realizarse pruebas de absorción atómica. Estas determinarán si dispararon algún arma de fuego días anteriores. Hoy el compañero de Randy acudirá a la sede del Ministerio Público para declarar sobre una denuncia que hizo contra el alcalde por la apertura del local nocturno. Yamil Vásquez presentó un pedido de garantías en contra de Rivas. La República intentó conversar con el burgomaestre pero no se encontraba en su despacho ni contestó el teléfono, mientras que el gerente Zapata sólo indicó que se pidiera información por transparencia. Fuentes de la Fiscalía indicaron que las sospechas sobre las autoridades no son tan contundentes porque en ningún momento se negaron a realizar las diligencias, por lo que también manejan otra hipótesis. Otros compromisos Randy vivía con Flor Arapa, la madre de sus dos hijos, en el segundo piso de la casa donde también funcionaba la radio. Con dolor y amargura, su esposa desmiente que el asesinato de Randy se tratara de un crimen pasional. La Fiscalía también baraja esta conjetura, ya que el periodista tenía dos compromisos anteriores y otra posible relación, según testimonios recogidos en el pueblo. Desde que asesinaron a su esposo, Flor no ha podido ver a sus hijos, que son cuidados por su abuela. La idea de que la Fiscalía sugiera que Randy murió por un problema sentimental le causa indignación.