Nunca más. Comisión especial convocada por Consejo Superior del Sodalicio hace terribles revelaciones. En un informe señala que Luis Figari abusaba de jóvenes y que cúpula mantuvo en secreto estos actos. Piden su expulsión e intervención del Vaticano., Fernando Leyton Diez páginas resumen toda la oscuridad de una organización que se escudaba detrás de la fe. El informe de la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación, convocada por el Consejo Superior del Sodalicio de Vida Cristiana, salió ayer a la luz para confirmar todas las acusaciones de abuso físico, psicológico y sexual que pesaban sobre la congregación de índole religioso. Para las víctimas, las conclusiones del documento son una suerte de victoria dolorosa y tardía, pero están llenas de alivio y esperanza. "Quince años de lucha y leer esto es para no creerlo. Todo era verdad, todo por lo que me destruyeron durante todo este tiempo... No sé qué más decir", escribió José Enrique Escardó, una de las primeras personas que denunció públicamente los maltratos. Y es que el documento confirma las denuncias realizadas por los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz: en las casas de formación del Sodalicio “muchos de los formandos fueron víctimas de agresiones físicas, vejaciones y hasta abusos de índole sexual". En el informe se añade que pese a las denuncias formuladas dentro de la organización, “los entonces superiores no adoptaron medidas correctivas, por el contrario, los encubrieron alentando la práctica de nuevos y mayores abusos, bajo un manto de impunidad". Todo ello descrito en un informe de cinco partes que explica al detalle el actuar de la institución, de las autoridades, las prácticas indebidas en el manejo de la organización, los daños causados y las medidas de recomendación efectuadas por el grupo de trabajo. Rosario Fernández Figueroa, miembro del comité investigador, evitó las declaraciones a la prensa, pues considera que el documento publicado "es suficientemente explícito". "Ha descrito sus taras y todos los defectos. Cuando se lee un informe de esa naturaleza pareciera que estuvieran describiendo a una organización ilícita formada para delinquir", sustuvo el autor del libro Mitad Monjes, Mitad Soldados, Pedro Salinas a La República. Privilegios de Figari El informe en mención detalla que en los centros de formación del Sodalicio también primó la diferenciación de tratos y beneficios entre los formandos y superiores. El mismo Luis Fernando Figari estableció en su congregación ciertas “condiciones de privilegio personal”. “Seleccionó un grupo de miembros de SCV para su servicio, quienes debían cuidar de su persona, cocinar sus alimentos "especiales", atender sus pedidos a cualquier hora del día o de la noche, velar su sueño, ocuparse del lavado de su ropa, entre otros pedidos", se lee en el informe. A esto se suma el tratamiento diferenciado a los miembros en función de sus condiciones sociales, económicas y raciales. "Hubo discriminación social y racial, evidenciada en maltratos psicológicos haciendo mofa de la condición personal e incluso familiar, desvalorizando la persona frente a la comunidad", explica el comité. Y sigue: "Los testimonios coinciden en destacar que los miembros de la cúpula tienen evidente preferencia por los jóvenes de la raza blanca y/o de condición social económica pudiente". Otro punto importante que refiere el documento hecho público ayer es que a la fecha algunas de las personas que ejercieron auroridad y que conocieron y aceptaron la conducta de Luis Fernando Figari, "aún pertenecen a la institución e incluso detentan cargos directivos". Por esta razón, el comité recomienda la renovación de todas las autoridades que dirigen este movimiento católico, incluyendo el actual Superior General del Sodalicio de Vida Cristiana, Alessandro Moroni Llabrés, quien reconoció y condenó hace unos días los abusos cometidos por Luis Fernando Figari. Respecto de las indemnizaciones económicas que el Sodalicio de Vida Cristiana debería dar a cada uno de sus integrantes perjudicados, Pedro Salinas refiere que el monto "tiene que ser importante". "Vamos a ver cómo responde el Sodalicio. Ahí vamos a ver si aprendieron o no la lección", sostuvo. Por su parte, Jose Enrique Escardó señala que "no se trata de poner un sol o un millón de soles en una cuenta". "Ese no es el asunto. Lo primero que tiene que hacer el Sodalicio es convocar a las víctimas, una por una, y que todo el Consejo Superior les pida perdón mirándolos a los ojos, y preguntarles qué necesitan específicamente", concluyó. Y es que la verdad, al fin y al cabo, nunca prescribe y sale a la luz. Algunas de las medidas recomendadas Repudio público a la conducta de Luis Figari respecto de quien las autoridades correspondientes deberían aplicar la mayor sanción moral e institucional. Las víctimas de los abusos deben ser resarcidas. Sus testimonios revelan la necesidad urgente de ser atendidas médica, psicológica y espiritualmente, además de la compensación económica a la que tienen justo derecho (...). Ello debe comprender una solicitud de perdón y desagravio, de manera personal y escrita, (...) a cada una de las víctimas. La Santa Sede debería adoptar drásticas medidas para la pronta intervención del Sodalitium Christianae Vitae, disponiendo que su conducción esté a cargo de personas ajenas a su actual organización. Las personas que ejercieron algún cargo en el SCV durante los años en que se permitieron los abusos denunciados, deben ser impedidas de ejercer algún cargo representativo al interior de la organización.