La iglesia se reconecta con esta gran universidad.,La semana pasada llegó a su fin el esfuerzo intenso de varios años del cardenal Juan Luis Cipriani para aislar a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) de la Iglesia Católica. Esto constituye un hito crucial en dicho proceso –aún inconcluso– de la vida de esta universidad que en abril de 2017 cumplirá su primer siglo. Dicho hito fue una decisión del papa Francisco, comunicada al presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Salvador Piñeiro, por el propio secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, mediante la cual los obispos volverán a participar en la Asamblea Universitaria de la PUCP, que es su máximo órgano de gobierno. Así, el viernes de la semana pasada, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana eligió a los monseñores Salvador Piñeiro, Miguel Cabrejos, Pedro Barreto, Norberto Strotmann y Gaetano Galbusera para participar nuevamente en las citas de la Asamblea Universitaria. Como expresión de la importancoia de este hecho, los cinco obispos fueron ese mismo día a visitar al rector de la PUCP, Marcial Rubio Correa, generando la oportunidad para una foto que vale más que mil palabras. Esto es una expresión inequívoca del gran esfuerzo realizado por el papa Francisco para reconectar a la jerarquía de la Iglesia Católica con la universidad, algo que el cardenal Cipriani impidió por varios años. El papa Francisco estuvo buscando, desde hace tiempo, “una solución consensual y definitiva” –según se anunció en los propios documentos vaticanos– a un conflicto lamentable que le hizo daño, en primer lugar, a la Iglesia Católica peruana pues la envolvió en un lío absurdo alejado de los valores religiosos; a la PUCP, porque es obvio que todo el ruido promovido por el cardenal Cipriani alteró la marcha regular del centro de estudios; y, como consecuencia de todo lo anterior, al país. En este sentido, el regreso de los obispos a la PUCP constituye una señal clara del inicio del proceso de reconexión de la Iglesia Católica con la universidad que no pasa por el cardenal Cipriani, quien inició esa distancia y quien sigue teniendo la manifiesta voluntad –como los expresan sus voceros informales– de que la misma se mantenga. Hoy es evidente que esta lamentable pretensión ha llegado a su final, y que, en el marco de un proceso de plazo aún indeterminado pero que ojalá sea breve, terminará con una desconexión ocasionada exclusivamente por el cardenal Juan Luis Cipriani, algo que nunca debió suceder.