E l apoyo de Acción Popular a la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski restablece la primacía transitoriamente perdida por la cúpula del partido. El congresista Mesías Guevara una vez más es el hombre fuerte en AP. Alfredo Barnechea naturalmente no firma el comunicado de adhesión, puesto que su recomendación ha sido no optar por ninguno de los dos candidatos. El respaldo es natural, no solo por la coincidencia ideológica, sino porque PPK por decenios ha sido una persona cercana a AP y a Fernando Belaunde, en las buenas y en las malas. La notoria demora del apoyo quizás se deba a que este ha costado pugnas internas, puesto que Barnechea mantiene simpatizantes y esperanzados en el partido. Mirar las cosas desde el balcón es una estrategia comprensible en un ex candidato, que tiene años por delante hasta su siguiente oportunidad, y que en este caso quiere conservar sus ganancias. Pero para un partido que tiene que pasar los próximos cinco años en el día a día político, dedicados a manejar una bancada y preparar elecciones regional-municipales, la cosa es diferente. AP se ha salvado de la desaparición en el JNE y está listo para tentar antiguas glorias. Eso sin duda se lo debe a la buena campaña de Barnechea, pero las tareas del futuro próximo son de la estructura partidaria. Lo cual incluye por cierto diseñar un perfil partidario claro. Aun si PPK no ganara en junio, apoyarlo es parte de esa tarea ideológica. Sería iluso pensar que la decisión de AP significa un 7% más para PPK. Muchos de esos votos ya habían migrado hacia PPK desde el inicio de la campaña de segunda vuelta. Pero quizás algunos votos se refugiaron en formas de la abstinencia, y el comunicado AP puede decidirlos. Luego está el efecto psicológico sobre votantes de otras tiendas. Después de Alianza para el Progreso, AP es el segundo partido de cierto peso que se suma a la candidatura de PPK. Algo que Fuerza Popular no ha logrado. La parte pro-Keiko Fujimori del Apra, que por cierto incluye a Alan García, no ha logrado imponerle sus simpatías a la totalidad del partido, lo cual la limita a expresar cercanía por lo bajo.