Selenco Vega Jácome. Poeta y escritor, ganador del concurso de cuento José Watanabe Varas con el libro El japonés Fukuhara, recibe hoy el premio en la Asociación Peruano Japonesa. Su relato es una inmersión en el alma nipona.,“Los conflictos interiores están en el centro de todo lo que escribo”,Conocí a Selenco Vega Jácome en los pasillos de la Facultad de Letras de San Marcos en los años 80. Su discreción siempre me pareció de andino, pero ahora me entero de que también tenía mucho de japonés. Así lo demuestra con el libro de relatos El japonés Fukuhara, con el que ganó el IX Concurso Nacional de Cuento “Premio José Watanabe Varas” 2016 de la Asociación Peruano Japonesa, por el cual hoy será premiado en una ceremonia especial. TAMBIÉN PUEDES VER: Selenco Vega: "Cuando la Historia cierra los ojos, la Literatura los abre" Los cuentos son inmersiones al alma japonesa que el autor conoció ya que su padre, que era un ferretero, tenía clientes de la colonia japonesa. Relatos que narran las relaciones familiares, los encuentros y desencuentros entre padres e hijos, hermanos, esposos, abuelos y nietos. Conflictos interiores. -En poesía, como en cuento, abordas más temas íntimos qué épicos. ¿Es tu cantera? -Son temas que me persiguen sin remedio. Sucede que los temas me eligen a mí, nunca al revés. Los dramas íntimos, los conflictos familiares irresueltos, están en el centro de todo lo que escribo. -Incluso, en tu relato “El mestizo de Las Alpujarras”, sobre el Inca Garcilaso y la guerra contra los moros, está el tema del conflicto interior. -El Garcilaso de ese cuento es un hijo de dos mundos, un desarraigado por naturaleza. Él quiere saber quién es, si andino u occidental, si conquistado o conquistador: allí está su conflicto. Su pregunta es la pregunta de muchos. Yo también soy hijo de dos realidades distintas y enfrentadas: soy limeño pero siempre me sentí un provinciano, un limeño muy ligado a la tierra de mis padres. -¿Y ahora qué universo revelas en tu libro El japonés Fukuhara? -El libro consta de cinco relatos. “El japonés Fukuhara”, que da título al conjunto, es un relato largo y catártico, pues trata del fallecimiento de mi padre. Allí anudo dos historias: la muerte del padre junto con la historia de un descendiente de nipones cuyo drama surge con la Segunda Guerra Mundial. En esos años, los inmigrantes japoneses fueron perseguidos en el Perú, sus bienes confiscados y a varios los deportaron a Estados Unidos, donde terminaron en campos de concentración. Mi padre fue un comerciante ferretero y varios de sus clientes fueron miembros de la colonia japonesa, con quienes mantuvo una relación intensa y cordial. Él me contó la historia del japonés Fukuhara. Mi relato es un tributo a mi padre y a su gran amor por lo japonés. -No hay duda. En Siu Kan Wen y Augusto Higa, para citar dos narradores de ascendencia oriental –china y japonesa, respectivamente–, la actitud narrativa es de sumergirse en los personajes. -Son dos escritores excepcionales y, tienes razón, su literatura explora la realidad interior de personajes complejos: inmigrantes orientales llegados a un país remoto como el Perú, donde siempre serán los distintos, los marginados. -¿Si bien tu padre te contó historias, que es información, cómo así es que te adentras en el alma del ser japonés? -No fue difícil. En mi familia, lo japonés siempre estuvo muy presente. Varios tíos y primos míos trabajaron en la Casa Matusita. En nuestro imaginario, los apellidos, juguetes y hasta las costumbres japonesas fueron y son moneda corriente. -Has dicho que estos relatos eran la manera de responder a tu padre cuando te hablaba de sus amigos e historias de japoneses. -Exacto, mi padre llevó el culto por lo japonés hasta sus últimas consecuencias. Su trato con la colonia japonesa lo hizo conocer como pocos su forma de ser y de pensar. Decía que parte de su éxito en la vida fue complementar su formación andina con el modo de conducta de los japoneses. -¿Tentación del fracaso? En el caso de “El japonés Fukuhara”, hallamos a un japonés que casó a su hija con su empleado para que no sea deportado, pero el marido resultó un mal hombre y lo perdió todo. -No fue el único caso. Durante la Segunda Guerra Mundial les sucedieron otros hechos terribles a varios miembros de la colonia japonesa. A veces, la realidad supera a la ficción. -Podemos decir que estas historias vienen desde el arribo de “Sakura Maru”, el barco que trajo a los primeros inmigrantes japoneses... -Toda inmigración supone un choque cultural inevitable. Muchos peruanos, desde el comienzo, vieron a los japoneses y sus virtudes de orden y amor al trabajo como un peligro para su propia estabilidad laboral. La Segunda Guerra Mundial solo sacó lo peor de un grupo de peruanos xenófobos, cuyo odio ya venía desde antes. -A propósito de los 90, ¿no te interesa escribir sobre ese periodo que tú llamas hecatombe de la guerra política? -Te diría que es inevitable. Yo me formé en esos años de caos, de hecatombe económica y política. Hay historias de esa época que han comenzado a tomar forma. Solo es cuestión de tiempo para escribirlas. -O sea, ¿la memoria sobre la guerra o hecatombe, como tú la llamas, no debe “prescribir” para los escritores? -Discrepo de quienes piensan así. En literatura, lo importante es la forma como se aborda el tema, no el tema en sí ni el número de novelas o cuentos que desarrollan ese tema. El escritor es alguien que tiene una mirada particular del mundo. Shakespeare es un ejemplo extremo de ello: él tomaba las mismas historias repetidas de su tiempo y con ellas creó obras originales y perdurables. ❧ "fUJIMORI TRAICIONÓ EL HONOR, LA VERDAD Y LA HONESTIDAD" -Siempre se ha reconocido a los orientales, y es comprobado, que tienen arraigado el sentido del honor, la verdad, la honestidad, la solidaridad... -Yo aprendí esos valores gracias a mi padre. La gran mayoría de miembros de la colonia japonesa peruana se mueven bajo esos principios de virtud que has mencionado. ¿Alberto Fujimori traicionó a esos principios? -Fujimori traicionó todos los principios habidos y por haber. La incapacidad para la traición y la honradez a toda prueba, por ejemplo, son valores irrenunciables dentro de la filosofía de vida japonesa. Fujimori pisoteó esos valores con sus actos. Fue elegido democráticamente, y cerró el Congreso. Prometió una política económica distinta a la propuesta por Vargas Llosa, y aplicó el shock económico. Ayudado por Montesinos, hizo de la corrupción un modelo de gobierno nunca antes visto en el Perú. DATOS Ceremonia. Centro Cultural Peruano Japonés. Av. Gregorio Escobedo 803, Residencial San Felipe, Jesús María, Lima. 7 p.m. Ingreso libre. Presentadores: Marco Martos y Miguel Ildefonso.
